por Roger Hamilton*
En la capital de Ecuador, Quito, un estudio financiado por el BID ha encontrado que el retroceso dramático de los glaciares andinos no es el peor peligro para la llegada de agua en los centros urbanos de la región. Según los investigadores del BID y el Grupo DHI, esta ciudad de 1,6 millones de personas depende para el agua no del derretimiento de glaciares, pero de los humedales locales de alta elevación llamados páramos.
Los resultados del estudio ayudarán a guiar a la Empresa pública de agua y saneamiento de Quito (EMAAP-Q) hacia en materia de inversiones necesarias para satisfacer el aumento previsto del 50 por ciento de la demanda de agua de la ciudad durante las próximas dos décadas.
¿Por qué el páramo y no los glaciares?
Creciendo en las laderas de los volcanes cercanos Antisana y Cotopaxi, el ecosistema del páramo esponjoso es especialmente adecuado para la captura de precipitaciones, protegiéndolo de la evaporación y liberándola poco a poco. Pero la capacidad del páramo para continuar a proporcionar estos servicios está en peligro debido al cambio climático.
Con temperaturas cálidas, los árboles se moverán más alto en las laderas y sustituirán el ecosistema del páramo. Las altas temperaturas también extenderán las áreas propicias para los cultivos, dando a los agricultores un incentivo para convertir el páramo adicional en agricultura.
Estas pérdidas de páramo tendrán un impacto significativo sobre la cantidad de agua disponible para los usuarios río abajo. De acuerdo a los estudios de campo realizados por la Universidad de Cuenca de Ecuador, un aumento de temperatura de 1° Celsius podría afectar el 10 por ciento de las cuencas de menor elevación . En un escenario de 2° Celsius de aumento, el páramo se reduciría en todas las alturas de 30-40 por ciento.
Contrariamente a lo que se creía hasta ahora, Según el estudio, el retroceso de los glaciares plantea una amenaza menor para el abastecimiento de agua de Quito. Los glaciares cubren apenas alrededor de 14-19 kilómetros cuadrados en el Antisana y 10-12 kilometros cuadrados en Cotopaxi. Si hoy los glaciares desaparecieran por completo, las descargas de agua se reducirían en un 3,1 por ciento.
Hay que cuidar el páramo de las vacas…
El estudio destacó que los cambios en el uso del suelo tendrán un impacto mucho mayor en los recursos hídricos que los efectos del cambio climático. Por lo tanto, la forma más eficaz para salvaguardar el suministro de agua en Quito en los próximos años es la de proteger los páramos de intenso pastoreo, la principal amenaza en la actualidad, y de adoptar medidas para impedir la intrusión de los bosques y la agricultura en este valioso ecosistema.
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* Roger Hamilton es periodista ambiental. Previamente en el BID, Hamilton fundó la revista “BIDAmérica” y se desempeñó como su director. En esa capacidad, visitó el Volcán Antisana en compañía de un ambientalista local en una misión para convencer a un ranchero de reducir el número de ganado que tenía en el páramo, y así mitigar el impacto de ellos en este hermoso y crucial ecosistema.
Joselyn Moreno dice
Hola, me gustó mucho el blog. Intenté ir al estudio financiado por el BID para mayor información, sin embargo no tuve acceso.