Foto (caricatura): Eduardo Ballina, México (2015)
Una reciente encuesta realizada por Transparencia Internacional ha revelado que en Latinoamérica aproximadamente 90 millones de personas admiten haber pagado una coima en los últimos 12 meses. La región esta habitada aproximadamente por 626 millones de personas. Si hacemos una cuenta muy simple, esto significa que casi 20% de la población (obviamente descontando a los 195 millones que son niños, niñas y adolescentes) admite haber pagado una coima en algún trámite relacionado con los servicios públicos.
Estas estadísticas son preocupantes por si mismas. Si a esto le sumamos los numerosos y significativos eventos de gran corrupción que han salido a luz pública en la región en los últimos años, que involucran a autoridades del mundo público y privado, y trascienden fronteras, el escenario no sólo es preocupante, sino también complejo. Según el informe Trust Barometer Edelman de 2017, la corrupción es percibida como el principal problema en la región, más aun que la pobreza y la violencia.
En algunos artículos recientes, Roberto de Michele y Francesco de Simone han analizado aspectos específicos que explican cómo este fenómeno, que afecta el desarrollo de nuestros países, ha evolucionado en escala, alcance y modalidad. Ahora bien, el abordaje del Banco Interamericano de Desarrollo, también ha evolucionado de manera acorde. La prevención y el control de la corrupción, así como la promoción de la transparencia, se ha consolidado a lo largo de los últimos años como un pilar fundamental del trabajo del Banco con nuestros países miembros prestatarios. Esto, aprovechando las oportunidades que los mismos eventos anotados y el impulso que han tenido los estándares internacionales, como lo explicamos en este artículo publicado en Foreign Affairs Latinoamerica.
¿En que ha consistido esta consolidación del trabajo del BID en esta área? Responder a esta pregunta es justamente la tarea que llevamos adelante en nuestra reciente publicación: Rindiendo cuentas. La Agenda del Banco Interamericano de Desarrollo en transparencia y anticorrupción (2009 – 2015).
En este blogpost vamos a tocar brevemente dos temas que abordamos en la publicación antes mencionada, con el objetivo de incentivar al lector a dar una mirada más detallada: (i) el análisis cuantitativo del apoyo del Banco a los países en esta agenda; y (ii) el análisis cualitativo, donde se analizan brevemente las temáticas e instrumentos de apoyo.
Los números.
Para entender lo que realmente se ha venido haciendo y construyendo, siempre es recomendable empezar por analizar su presupuesto. Tomando en cuenta esto, vamos a comenzar por los números. Entre 2009 y 2015, el BID a través de la División de Innovación para Servir al Ciudadano, ha aprobado 73 operaciones de apoyo a la prevención y control de la corrupción, y a la promoción de la transparencia, por un valor total de US$393 millones. Mas del 90% de estos recursos son préstamos. Es decir, los países de la región se han endeudado para adelantar políticas que permitan abrir el gobierno a la ciudadanía y asegurar la integridad y la ética en la gestión pública, fortalecer sus sistemas de control, y promover la transparencia en sectores críticos para la economía, como por ejemplo las industrias extractivas.
Si uno tiene en cuenta el rol de los organismos multilaterales con respecto a esta agenda, la apertura que se ha logrado para trabajar con los países en un tema de tanta sensibilidad es digno de ser subrayado. Si bien el Banco logra su primer documento específicamente estructurando los pilares del Banco en materia de prevención y lucha contra la corrupción en 2001, no fue sino hasta el año 2007 cuando se crea el primer instrumento exclusivo para financiar estas actividades a través de cooperación técnica no reeembolsable: el Fondo para Actividades contra la Corrupción (hoy, el Fondo de Transparencia), orginalmente con el apoyo del Gobierno de Noruega, al que luego se luego se le suma Canada y MasterCard.
Son precisamente las cooperaciones técnicas uno de los principales instrumentos que abonaron a esa apertura y al posicionamiento del Banco como un socio estratégico en un área que tiene un alto impacto transversal en el desarrollo económico y social de los países. En el periodo que va desde 2009 hasta 2015 el BID proveyó aproximadamente 30 millones de dólares como recursos no reembolsables para avanzar la agenda de la lucha contra la corrupción en la región. Los gráficos que siguen rinden cuenta, del posicionamiento del Banco, con una cartera en crecimiento.
Gráfico 1: Evolución de las cooperaciones técnicas del BID en apoyo a la agenda de prevención y control de la corrupción
Las temáticas e instrumentos.
El trabajo del Banco en esta agenda se organizó en tres áreas de trabajo concretas: (i) gobierno abierto para mejores servicios; (ii) sistemas de control interno y externo; (iii) transparencia focalizada, que a su vez se desdobla en apoyo a la transparencia en las industrias extractivas e integridad financiera.
La revisión exhaustiva de los préstamos, cooperaciones técnicas, productos de conocimiento y de dialogo que fueron parte de cada una de estas áreas en el período analizado, nos permiten destacar en este blogpost dos puntos que consideramos esenciales para la evolución de la agenda en cuestión:
- Los estándares internacionales como plataforma de diálogo común. El primero es que estos pilares de trabajo fueron efectivos en la comunicación con los países en tanto que, en todos los casos, se contaba con un estándar internacional que respaldaba cuales eran las mejores prácticas y, de algún modo, ponía en blanco y negro la ruta que los países deben seguir para cumplir con estos. Tal es el caso de los principios de la Alianza para el Gobierno Abierto, los estándares de auditoría de INTOSAI, las prácticas de transparencia de la información de la Iniciativa para la Transparencia de Industrias Extractivas (EITI), y las recomendaciones del GAFI para contrarrestar los riesgos de lavado de activos.
- Para cada tema, el Banco cuenta con un instrumento apropiado y la flexibilidad para la combinación pertinente. El Segundo punto a destacar es que no en todos los casos los instrumentos fueron utilizados con el mismo alcance. En el área de sistemas de control interno y externo, por ejemplo, se destacan los prestamos como un instrumento que ha dado forma a la agenda. En el caso de la transparencia focalizada, si bien se utilizaron prestamos, se destaca el conocimiento como el instrumento de mayor relevancia. En el caso de Gobierno Abierto, el instrumento más efectivo han resultado ser las plataformas de dialogo con (y fundamentalmente entre) los países. En todos los casos, la cooperación técnica ha complementado el desarrollo del trabajo; ya sea disparándolo, habilitándolo o documentándolo.
Desde la mirada cuantitativa como la cualitativa, el documento rinde cuentas de que se ha hecho camino al andar, junto a los países, y maximizando las oportunidades que factores exógenos brindaban en cada momento.
El documento también analiza algunos casos concretos, emblemáticos, que permiten entender en más detalle el alcance de la agenda del Banco en este periodo. ¿Cómo Perú ha ampliado la cobertura y eficiencia de la labor de auditoría? ¿Qué papel han jugado las nuevas tecnologías en la rendición de cuentas del gasto público en Brasil? ¿Pudimos entender las debilidades del sistema guatemalteco de información financiera para informar las acciones a tomar para cumplir con recomendaciones de la GAFI?. La respuesta a preguntas como estas, la dejaremos pendiente para un segundo blogpost sobre el tema.
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