Después de un incendio devastador, los funcionarios de la ciudad de Nueva York se propusieron determinar qué edificios presentaban mayor potencial de sufrir un incendio. Luego de que un análisis determinara que encontrarse en proceso de ejecución hipotecaria y haber sido construido con anterioridad a 1938 estaban entre los factores más fuertemente asociados con el riesgo de incendio, la ciudad utilizó estos datos para priorizar las inspecciones. Como resultado, dichas inspecciones arrojaron un incremento 13 veces mayor en la emisión de órdenes de desalojo.
Los datos analíticos predictivos sólo representan una de las formas en que la tecnología puede mejorar la eficiencia del gobierno y la calidad de los servicios públicos. Pero para alcanzar estos objetivos, los gobiernos deben atraer y retener talentos de primer nivel en tecnología y, como se documenta en un informe de 2013 elaborado por una consultora para las Fundaciones Ford y John D. y Catherine T. MacArthur, esto no está sucediendo. Para cada éxito alcanzado, como fue el caso de las inspecciones edilicias en la ciudad de Nueva York, existen historias tales como el fracaso inicial de HealthCare.gov y los problemas más profundos y duraderos que se registraron en varios estados con los intercambios de seguros médicos online en el marco de la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio (Affordable Care Act).
Entre las causas que la Consultora Freedman identifica con la escasez de talentos tecnológicos en el sector público se encuentran la falta de competitividad de las compensaciones, la falta de acceso al trabajo innovador y una cultura de gobierno que en general no acepta la innovación potencialmente transformadora. El gobierno es altamente burocrático y reacio a asumir riesgos, en parte debido a que los funcionarios electos podrían tener que enfrentar castigos en las urnas ante cualquier fracaso.
Por otro lado, para aquellos que cuentan con habilidades tecnológicas, empresarios tales como el creador de Facebook, Mark Zuckerberg, y de Google, Sergey Brin, representan héroes, y los trabajadores se ven cada vez más atraídos hacia ambientes innovadores, abiertos y creativos que puedan facilitar el desarrollo del próximo eBay o Tumblr. En 2008, tan sólo un 1 por ciento de los graduados de programas de doctorado en matemáticas o computación se encontraban trabajando en el gobierno estatal o local.
Los gobiernos deben abordar los problemas culturales que les impiden contratar y retener talentos en tecnología; no obstante, existen otros problemas que también producen un impacto. Por ejemplo, puesto que las pensiones tradicionales del sector público no se transfieren al cambiar de empleo, se profundiza la brecha salarial para aquellos que podrían querer dedicarse un tiempo al servicio público. La creación de sistemas de retiro portátiles o transferibles representaría un gran avance hacia la creación de una clase de profesionales en tecnología que pueda rotar entre los sectores público y privado, como sucede en tantas otras áreas.
Las conexiones entre el sector académico y el sector público también deberían ser fortalecidas. Los profesionales en tecnología del gobierno no necesitan ser expertos en políticas públicas, pero la existencia de nuevos programas académicos que incluyan conocimientos básicos sobre políticas públicas haría posible que los graduados en tecnología trabajasen para el gobierno. Asimismo, un mayor número de pasantías y becas de investigación en el sector público antes de graduarse les permitiría a los jóvenes tener mayor conocimiento acerca de las opciones de carreras en el gobierno.
Pero fortalecer la reserva de talentos tecnológicos requerirá más que sólo concientizar a los jóvenes sobre las opciones del sector público. Para atraer los talentos que necesita, el gobierno debe aprovechar las asociaciones con instituciones académicas para lograr un mayor nivel de sofisticación y realizar los cambios que generarían un ambiente más atractivo para los amantes de la tecnología.
En la actualidad, existen demasiados funcionarios gubernamentales que ni siquiera conocen cuáles son sus necesidades tecnológicas. Mientras permanezca este desconocimiento, resultará imposible crear carreras profesionales plausibles en el sector público para atraer a profesionales en tecnología.
Los gobiernos tienen varias limitaciones en cuanto a lo que pueden hacer para reducir la brecha existente entre los salarios que el gobierno puede pagar y lo que pueden ganar en el sector privado aquellos que poseen las tan requeridas habilidades tecnológicas. Sin embargo, hay mucho que los gobiernos pueden hacer para crear una cultura que sea más amigable a la tecnología. Y la cultura, a su vez, puede hacer mucho para lograr que los mejores talentos dediquen al menos parte de sus carreras a trabajar en el gobierno.
Este artículo apareció originalmente en el blog Better Faster Cheaper de Stephen Goldsmith en Governing.com
Rosario Diaz Garavito dice
Excelente publicación.