Hoy abundan las noticias sobre el lado oscuro de la asociación entre el gobierno y las redes sociales: la generación y consolidación de las burbujas ideológicas; la pérdida de privacidad; la rápida propagación de noticias falsas, reforzada por algoritmos que reducen la diversidad de los mensajes que recibe cada usuario.
En un esfuerzo por revisar las luces de aquella relación, esta nota describe una de las formas en que la democratización de la voz pública que ha sido habilitada por las redes sociales puede ser aprovechada para construir gobiernos más abiertos y políticas más participativas.
América Latina: líder en redes sociales
Ya hace años que América Latina es la región más activa del mundo en redes sociales. En 2016, Facebook fue el segundo sitio web más visitado de la región, medido por visitantes únicos. Un año antes, Comscore ya reportaba que los latinoamericanos dedicamos a las redes sociales más tiempo que a cualquier otra actividad de internet.
Mientras tanto, los ciudadanos de la región continúan insatisfechos con sus instituciones representativas. Datos preliminares del Latinobarómetro muestran que la satisfacción con la democracia cayó al 34% en 2016, desde un promedio de 38% en 2015; mientras que la confianza en el gobierno cayó desde un promedio regional del 33% al 28%. Como si esto fuera poco, el 73% de los encuestados en 2016 tienen la percepción de que unos pocos grupos poderosos gobiernan para su propio beneficio.
En consecuencia, el desafío de transformación que enfrentan los gobiernos es inmenso, aunque probablemente no tanto como las nuevas oportunidades que hay en sus manos. La transición de las actividades socioeconómicas al mundo digital trae consigo niveles sin precedentes de generación de información sobre los ciudadanos. El análisis de su comportamiento en redes sociales hace posible conocer sus inquietudes en mayor detalle que en el pasado, a menores costos y en tiempo real.
Así lo refleja un piloto del BID en la temática de género. Con él, quisimos conocer los sub-temas sobre los que más se expresan los ciudadanos en cada país y los actores más influyentes en cada “conversación”. Los datos gratuitos de Twitter y Facebook fueron descargados a través de sus interfaces de programación de aplicaciones (API, por sus siglas en inglés) con la herramienta v-tracker, diseñada por una compañía brasileña. Usando softwares de análisis y visualización de redes como Uberlink y Gephi, se hizo claro que no es lo mismo construir una agenda para políticas de género en un país como Argentina, donde la discusión preponderante en las redes es sobre violencia, que en México, donde el tema más discutido es el acceso igualitario a posiciones de poder. De la misma forma, profundizar el análisis sobre las discusiones de equidad de género en Colombia permite identificar que, a diferencia de México, estas se centran menos en el acceso a cargos políticos y más en la brecha salarial.
Las organizaciones incluso pueden identificar qué actores de la sociedad civil (individuales o colectivos) son interlocutores indispensables para el proceso de diseño e implementación de las políticas, por su influencia sobre el debate digital, su credibilidad pública en un área específica o su condición de referentes para miles y miles de ciudadanos.
Así, la división de Capacidad Institucional del Estado del BID y el centro de investigación británico Demos han comenzado a analizar los tweets sobre transparencia y anticorrupción para identificar activistas de alto nivel en los 24 países miembros del BID, así como los temas que dominan el diálogo orgánico en comunidades más amplias. Los tweets asociados a transparencia y anticorrupción son identificados y visualizados con un algoritmo llamado Method52, desarrollado por el Centro para el Análisis de Medios Sociales. Con técnicas de procesamiento de lenguaje natural y aprendizaje automático (machine learning), el algoritmo facilita el análisis de datos basados en texto que, por sus dimensiones, sería imposible analizar manualmente. Una vez concluido, el estudio permitirá conocer las preocupaciones principales de los ciudadanos en temas de transparencia, los actores más influyentes en twitter y sus reacciones ante eventos relevantes.
Gobiernos que escuchan (un poco) más
Con estas herramientas, las instituciones representativas pueden mejorar sus capacidades de escucha activa a los ciudadanos y nutrir sus procesos de diseño de políticas públicas con más información sobre las inquietudes y necesidades de aquellos a quienes buscan servir. Este tipo de análisis, aplicado de manera transversal, puede operar como barómetro en tiempo real de las demandas -diversas y dinámicas- de los ciudadanos, sus actores más influyentes en cada tema y sus reacciones a las políticas públicas.
¿Esto implica dejar todo en manos de las redes sociales y “entregar” el poder público a los referentes de cada tema en Twitter? Por supuesto que no, fundamentalmente porque los desafíos metodológicos y de representatividad todavía son altos. Pero, al día de hoy, los ciudadanos somos muchos y las agendas de política son construidas por pocos. Y esos pocos podrían usar información cada vez más extensa y detallada sobre lo que opinan otros muchos.
Las redes sociales han comenzado, progresivamente, a distribuir la voz pública. Quizás es momento de que las instituciones representativas construyan capacidades para escucharla en sus nuevas vertientes. Generar conocimiento accionable a partir de ese océano de información es central a la construcción de gobiernos más inteligentes y más abiertos, especialmente cuando esos datos se tratan sobre la gente para la que trabajan.
Foto crédito: Grandhean, Martin (2014) “La connaissance est un réseau”. Les Cahiers du Numérique 10 (3): 37-54″
Jose Benito dice
Me interesa la propuesta para aplcarlo en mi pais el Peru, pero como podemos empezar, ya que la corrupcion genera probreza, en todos los sentidos.