Sabemos que la revolución de los datos ha puesto a disposición de los gobiernos un volumen de información sin precedentes, con alto potencial de generar valor público. Los datos abiertos son el principal motor de esta revolución, dado que pueden ser utilizados por gobiernos, investigadores, emprendedores, sociedad civil, desarrolladores, periodistas y ciudadanos para mejorar la entrega de servicios públicos, diseñar políticas basadas en evidencia, facilitar la participación ciudadana y la rendición de cuentas.
En blog anteriores, conocimos cómo el procesamiento y análisis de datos masivos (Big Data) es una herramienta cada vez más relevante para el diseño, la implementación y el monitoreo de políticas públicas. Pero la apertura y uso de datos no depende del tamaño, sino de la capacidad que tienen para generar impacto y mejorar la calidad de vida de nuestras comunidades. En este blog vamos a conocer cómo el uso de datos en formatos abiertos pero en menor volumen que el Big Data (los cuales denominaremos Small Data) tiene el potencial de habilitar instancias de interacción y co-creación entre gobiernos y ciudadanos, fortalecer la toma de decisiones basadas en evidencia, habilitar nuevos negocios, empoderar a la sociedad civil para el monitoreo de políticas públicas, entre otros.
El término small data se ha popularizado por un libro de Martin Lindstrom, sobre como pequeñas pistas pueden destapar grandes tendencias. Incluye ejemplos de cómo pequeñas observaciones sociales de Lego y Pepsi lograron grandes éxitos y cambios corporativos. En el mundo del desarrollo, para comenzar a hablar sobre Small Data, vamos a conocer el caso de la organización SocialTic, que ha acompañado y documentado procesos de apertura de datos de otras organizaciones de la sociedad civil. El objetivo central es que usen datos de forma estratégica y en formatos abiertos- es decir, que puedan ser utilizados, reutilizados y redistribuidos libremente por cualquier persona- para mejorar la calidad de vida de sus poblaciones objetivo. Son datos que, a pesar de su tamaño, pueden generar un gran impacto; son datos que cuentan historias, que ayudan a visibilizar realidades, que fomentan el activismo social y que además permiten una mayor colaboración entre ciudadanos y gobiernos.
El proceso de apertura de este tipo de datos implica trabajar en dos instancias. La primera es la identificación de la información con la que cuenta la organización, que en la mayoría de los casos se encuentra en formularios administrativos en papel, sistemas informáticos, bases de datos no estandarizadas o simplemente en escritorios. Esta información, que usualmente es de consulta, se limpia, estandariza y normaliza en una base de datos. Luego se trabaja en el uso, actualización y captura de estos datos, de manera tal de contar con información estandarizada para aprovecharla de manera estratégica. Pero también se piensa en la necesidad de generar nuevos datos que permitan mejorar la toma de decisiones. A través de esta metodología, SocialTic ha trabajado con la organización Caracol, que se focaliza en la inclusión de población en situación de calle y con Casa Amiga una organización que brinda asistencia a mujeres víctimas de violencia.
Estos casos muestran el impacto del Small Data en el empoderamiento de la sociedad civil para monitorear y reclamar políticas públicas que impacten en sus comunidades objetivo.
A través de los testimonios de los usuarios, se destacan los siguientes resultados:
Mayor focalización de las intervenciones: el uso de datos abiertos les ha permitido contar con evidencia para comprender mejor el perfil y las necesidades de los beneficiarios, entendiendo mejor la problemática y ajustando los proyectos en marcha. Por ejemplo, el trabajo de SocialTIC con la organización Casa Amiga les ha permitido conocer en mayor detalle el perfil de las beneficiarias; mujeres jóvenes (74,13% de las mujeres atendidas tienen entre 18 y 39 años), con bajo nivel de escolaridad y que no reciben remuneración económica (33% de las beneficiarias se dedican al hogar y además tienen limitadas oportunidades laborales).
Mejora en los procesos internos: contar con datos de calidad ha permitido la reingeniería de algunos procesos, además de la mejora en la toma de decisiones estratégicas de las organizaciones. En el caso del trabajo con la organización Caracol, se logró contar con un nuevo modelo de recolección y sistematización de datos en formatos abiertos y de calidad para apoyar la toma de decisiones basadas en evidencia.
Fomenta la rendición de cuentas y las demandas al gobierno: contar con datos de calidad también ha contribuido a mejorar el diálogo político y las exigencias, denunciar y/o reclamar políticas públicas para sus poblaciones objetivo y ejercer un mayor control social. Por ejemplo, la organización Caracol actualmente comparte indicadores sobre infancia y maternidad de personas en situación de calle con grupos de trabajo que diseñan políticas públicas en esta temática.
Hasta ahora analizamos el potencial del Small Data para mejorar los canales de comunicación y colaboración entre gobierno y ciudadanía. El uso de datos en pequeña escala no debe limitarse únicamente a organizaciones de la sociedad civil; el hecho de que estos datos sean abiertos habilita a los gobiernos locales a hacer uso de la información para mejorar el diseño de sus programas, favorecer la coordinación para implementar intervenciones conjuntas al interior de la administración y fomentar la escucha activa. También debemos pensar cuáles instituciones públicas locales tienen información que pueda convertirse en Small Data.
¿Conoces o trabajas en una organización o institución pública que pueda beneficiarse del Small Data? ¿Qué datos te parecen importantes para mejorar el impacto de las políticas de tu comunidad?
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