Imaginemos un día de nuestra vida cotidiana. Nos despertamos temprano para alistarnos y teletrabajar, para ello necesitamos de una conexión de internet accesible y fiable. Detrás de ese servicio existe un marco regulatorio que establece las reglas para ofrecer servicios de internet, que delimita la forma en que se interconectan las empresas de telecomunicaciones, y la manera en que se utiliza el espectro radioeléctrico.
Continuamos nuestro día y nos danos una pausa para comer, y en nuestro almuerzo vemos un etiquetado que nos indica que nuestro alimento es alto en azúcares y grasas saturadas. Encendemos el televisor y cambiamos un canal tras otro, porque no hay nada que nos interese en los canales ofrecidos por el único proveedor de televisión de pago en nuestra ciudad. Nuevamente, la regulación se hace presente, ya sea a través de reglas que las empresas deben de cumplir para nuestro beneficio (como las etiquetas de los alimentos) o, indirectamente, al tener pocas opciones de cable, porque la regulación en el sector genera barreras a la entrada a más competidores.
Como es posible ver en estos ejemplos, los marcos regulatorios de nuestros países tienen una influencia considerable en nuestras vidas cotidianas, pues establecen un conjunto de reglas que norman las actividades económicas y sociales de las empresas, las personas y las organizaciones de la sociedad civil. Mediante estas reglas se garantiza el funcionamiento eficiente de los mercados y los derechos de propiedad, se genera certeza jurídica, y se evitan o reducen daños a la salud, al medio ambiente y a la economía.
Como se explicó a detalle en el blog ¿Por qué necesitamos mejores regulaciones para lograr mejores resultados?, la mejora regulatoria es una de las principales herramientas que los gobiernos pueden usar para incentivar la productividad, los servicios públicos y el desarrollo del sector privado.
En América Latina y el Caribe aún muchas personas asocian esta política exclusivamente a la desburocratización o simplificación de trámites. Esta visión es entendible, pues la larga espera en oficinas de gobierno o los innumerables requisitos para acceder a servicios o cumplir con obligaciones importantes, hacen que este rubro sea el más visible. Sin embargo, desde el BID creemos que, para lograr resultados persistentes de crecimiento, se debe hacer mucho más.
¿Cuál es el estado actual de la mejora regulatoria?
En el primer capítulo de nuestra publicación: “¿Preparados para regular? Lecciones y desafíos de la regulación en América Latina y el Caribe”, hacemos una revisión de los avances visibles y desafíos pendientes en la región, destacando los siguientes hallazgos:
- Institucionalización de la mejora regulatoria: con excepción de México y El Salvador, ningún país cuenta con una institución dedicada únicamente a supervisar y coordinar la mejora regulatoria en todo el gobierno.
- Uso de evidencia en el diseño y evaluación de las regulaciones: el uso del Análisis de Impacto Regulatorio (AIR) ex ante, el principal instrumento para analizar los posibles beneficios y costos derivados de una regulación antes que esta sea emitida, todavía no es sistemático y con la adecuada calidad; y la evaluación ex post (es decir, el análisis de los beneficios y costos después que la regulación ha sido implementada) sigue siendo muy escasa.
- Participación de la sociedad civil y transparencia en los procesos regulatorios: varios países ya cuentan con mecanismos para dar voz a las personas y entidades afectadas por las propuestas regulatorias, pero los niveles de participación aún son bajos.
- Simplificación administrativa: la simplificación de trámites es el área con mayor progreso en la región. Usualmente es el primer paso que toman los países para implementar la mejora regulatoria. Aun así, hay un rezago para implementar esta política en niveles subnacionales.
A pesar de los avances en la materia, sigue existiendo un gran reto relacionado con la consolidación de instituciones y prácticas que apoyen la gestión integral y sistemática de todo el ciclo regulatorio. En ese contexto, un tema de particular importancia es la baja capacidad institucional de los gobiernos subnacionales para regular mejor.
Costa Rica y México han trabajado en la medición de esas capacidades subnacionales, y los resultados, además de ser bastante heterogéneos, indican oportunidades de mejora significativas.
¿Cuál es el futuro de las reformas regulatorias en América Latina y el Caribe?
Concientizar acerca de la importancia de la calidad regulatoria no es una tarea nueva en la región. Sin embargo, los retos actuales de las políticas públicas y de los nuevos modelos de negocio ponen más énfasis en esta agenda, para promover el bienestar de la ciudadanía, el desarrollo de las empresas y el cuidado del medio ambiente.
El desafío institucional de los gobiernos no es sencillo. Requiere mejorar tanto la calidad de las regulaciones, como de los procesos para su planeación, diseño, implementación y evaluación. Aunque el pasado y la experiencia de muchos países brinde lecciones sobre la dirección a seguir, hay caminos aun desconocidos por recorrer, los cuales requerirán instituciones más capaces y también una ciudadanía y un sector empresarial activo e informado, pues la mejora regulatoria es una tarea de todas las personas y organizaciones.
¿Qué hace el BID para promover la mejora regulatoria en la región?
El BID ha trabajado crecientemente para construir y fortalecer instituciones, políticas y herramientas que promuevan mejores regulaciones para lograr mejores resultados con base en la implementación de instrumentos, metodologías y soluciones digitales aplicables en los distintos sectores. Mediante financiamiento y asistencia técnica se apoya el desarrollo de capacidades regulatorias a nivel central y sectorial con el objetivo de:
1. Diseñar, implementar y fortalecer la política de mejora regulatoria, alineada a las buenas prácticas internacionales y su contexto local.
En este rubro destacamos el trabajo del BID con El Salvador, donde apoyamos al Organismo de Mejora Regulatoria (OMR) en el diseño de la reglamentación secundaria de la Ley de Mejora Regulatoria y la Ley de Procedimientos Administrativos. Destacamos también nuestro trabajo en Perú con actividades encaminadas a incorporar el uso de evidencia en los Análisis de Impacto regulatorio y la simplificación y estandarización de trámites y cargas administrativas a nivel subnacional. Y nuestro apoyo a Brasil, donde hemos contribuido mediante estrategias de desburocratización, gobierno digital y mejora de servicios.
2. Desarrollar soluciones digitales para brindar transparencia, promover la participación ciudadana, la predictibilidad, efectividad y el uso de evidencia para el diseño, implementación, mejora y revisión regulatoria.
Al respecto destacamos el apoyo del BID a México, en donde contribuimos en el diseño y desarrollo de soluciones digitales como el Catálogo Nacional de Regulaciones, Trámites y Servicios (CNARTyS) y el Expediente Electrónico Empresarial (EEE). Asimismo, estamos apoyando a Chile con el diseño e implementación de un portal único de consulta pública para permitir la participación ciudadana en la creación, mejora y revisión de las regulaciones nacionales; y a El Salvador en el desarrollo del Sistema de Mejora Regulatoria (SÍ MEJORA) que gestiona y coordina distintas herramientas regulatorias como: el Registro Nacional de Trámites, la agenda regulatoria, el Catálogo de Regulaciones, los planes de simplificación administrativa y los AIRs.
3. Crear y compartir conocimiento de vanguardia que sirva como bien público regional y apoye a lograr reformas regulatorias mejor informadas en la región.
En este rubro, el BID tiene iniciativas insignia como el curso sobre Regulación e Innovación Tecnológica, desarrollado para que líderes en mejora regulatoria en América Latina y el Caribe conozcan los retos y oportunidades que surgen de la interacción entre regulación y nuevas tecnologías; o el curso Análisis del Impacto Regulatorio que, mediante elementos teóricos y prácticos, presenta las características principales y la utilidad de la metodología de AIR en el proceso de toma de decisiones.
Finalmente, tenemos publicaciones como “¿Preparados para regular? Lecciones y desafíos de la regulación en América Latina y el Caribe”, en donde, por un lado, señalamos que la región enfrenta el desafío permanente de desarrollar las capacidades esenciales requeridas para adoptar las buenas prácticas regulatorias tradicionales, y por otro, que las instituciones regulatorias deben estar listas para atender temas emergentes y de vanguardia con miras a transitar hacia una política regulatoria moderna.
Para el BID, el desarrollo de capacidades institucionales en Mejora Regulatoria es un aspecto crucial de la colaboración ofrecida a los gobiernos de la región y deseamos continuar siendo un socio clave en el fortalecimiento de dicha agenda.
Si quieres conocer más, te invitamos a descargar aquí nuestra más reciente publicación.
Yacil Guevara dice
Muy interesante tema para los gobiernos locales
Dennis Cabezas Badilla dice
Quisiera consultarles si, dentro de estos mecanismos regulatorios, están concebidos los relativos a las regulaciones salariales de las personas trabajadoras en clara relación con los costos de vida de cada estrato poblacional;¿ tenido en deciles; regiones o país.