A la hora de imaginar cómo trabaja un policía en la mayoría de los países de América Latina y el Caribe, es probable que la primera imagen que surja no sea la de un oficial sentado frente a una computadora analizando los datos de robos y homicidios. Lo más habitual es imaginarlo patrullando las calles y vigilando algunas esquinas estratégicas o, a lo sumo, sentado detrás de en un escritorio registrando en forma manual las denuncias que realiza la gente.
El modelo de Gestión por Resultados del Programa Pacto por la Vida de Pernambuco, Brasil, uno de los programas premiados dentro de la categoría de Gobierno Seguro en el marco del concurso Gobernarte: el Arte del Buen Gobierno organizado por el BID, es un buen ejemplo de una policía diferente, que trabaje con herramientas tecnológicas, y en base a metas y resultados preestablecidos.
Este modelo se basa en dos pilares fundamentales: por un lado, la idea de gestión por resultados y, por el otro, la idea de pacto entre diversas organizaciones con el objetivo de salvar vidas. La génesis de este programa, iniciado en 2008, parte de la elevada tasa de muertes violentas del Estado, que superaba con creces el promedio nacional (26 muertes violentas por cada 100.000 habitantes) y, aún más ampliamente, la tasa considerada epidémica por la Organización Mundial de la Salud (10 muertes violentas por cada 100.000 habitantes).
A través de herramientas de gestión integrales y transversales, el programa priorizó la coordinación, el seguimiento y la evaluación permanente de las acciones emprendidas en el ámbito de la seguridad.
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Para que este sistema de metas pudiese funcionar, los policías civiles y militares comenzaron a ser evaluados en su desempeño de forma regular y pautada. Para ello, se delimitaron diferentes áreas de trabajo coordinadas por un comité gestor, compuesto por el comisario y por el comandante de la Policía Militar, quienes comenzaron a ser responsables de la cantidad de delitos ocurridos en su territorio.
En 2010, dos años después del inicio del programa, con el objetivo de aumentar el compromiso de los policías se estableció un sistema de premiación pecuniaria semestral, que tenía como meta reducir en un 12% los crímenes violentos, letales e intencionales (conocidos como CVLI). Así, todos los policías civiles y militares comenzaron a ser galardonados con el Premio de Defensa Social (PDS), siempre y cuando a nivel estatal cumplieran con las metas estipuladas, entre las cuales se encontraban la disminución del número de CVLI y el incremento de la cantidad de investigaciones realizadas.
En apenas tres años Pernambuco redujo las tasas de homicidios en un 12% anual (en los diez años anteriores al modelo la tasa había aumentado un 6,8% anual). Esto fue posible gracias a la mayor gobernanza que se ha introducido en las organizaciones policiales, logrando que estas se comprometieran más con los resultados en sus respectivas áreas, principalmente en lo que se refiere a la cantidad de crímenes cometidos. A través de este modelo de Gestión por Resultados, basado en premios e incentivos para quienes cumplan con las metas fijadas, la fuerza policial ha sido capaz de trabajar de manera más analítica y responsable, y reducir además los índices de criminalidad.
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