Por Verónica Adler y Ana Castillo
La intendencia de Montevideo le apostó a la renovación del emblemático Mercado Agrícola del barrio Goes y a la fecha ha generado 550 puestos de trabajo y una facturación de 8,8 millones de dólares en el primer trimestre de 2014.

La nostalgia del ayer
Carmen y Carlos son un matrimonio de Montevideo, vecinos del barrio Goes desde hace más de cuatro décadas. Allí se conocieron en el club del barrio, se casaron y criaron a sus dos hijos Juan y Silvia, quienes hoy son profesionales universitarios como muchos hijos de familias de clase media.
Goes es un barrio de la ciudad de Montevideo. Fue fundado en 1866 y es una de las zonas más emblemáticas de la ciudad, con acceso a todos los servicios y equipamiento urbano. Cuenta con un rico acervo cultural donde confluyeron históricamente grupos de inmigrantes de diversas procedencias.
Este histórico barrio reunía en un solo espacio viviendas residenciales y algunas industrias básicas y comercios que empleaban a más de 2600 personas. Esto le daba una característica única a Goes. En el año 1886, se instala un gran mercado de frutas y verduras, conocido como el Mercado Agrícola de Montevideo, una emblemática estructura, donación del gobierno de Bélgica que otorgó durante décadas una inyección económica al barrio y a la ciudad.
Las crisis de los años ochenta y noventa, combinada con la tendencia general en América Latina de expansión de la frontera periférica de las ciudades, llevaron paulatinamente a un vaciamiento de la zona.
La pérdida paulatina de población y puestos de trabajo convirtió al barrio en una zona con poco dinamismo económico ligado a la pérdida de oferta del sector comercial y servicios.
Esta tendencia de deterioro sostenido de la actividad cotidiana, convirtió a Goes en un área tugurizada, insegura, de espacios degradados, con la consecuente pérdida de su patrimonio cultural y social.
El Mercado Agrícola perdió su esplendor, una parte importante de los comerciantes se retiró y los pocos que quedaban comenzaron a sentir la inseguridad de trabajar en la zona y una importante reducción de sus ventas. El edificio se encontraba en ruinas con problemas graves en sus techos y estructura.
De esta forma, un barrio del corazón de Montevideo pasó a comportarse como un área periférica, perdiendo su rol de espacio de integración social y cultural.
Así, Carmen y Carlos pasaron de vivir en una zona de Montevideo con diversidad de clases sociales, conectividad y vida de barrio a una zona terriblemente insegura, con un stock de vivienda degradada, y una disminución paulatina de comercios, y donde la población vinculada con el tráfico de drogas y crimen organizado fue ganando espacios. Sus hijos abandonaron el barrio para formar sus familias en otras áreas de la ciudad.
La apuesta al cambio rinde frutos
En 2007, la intendencia de Montevideo, con la colaboración del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Fondo Multilateral de inversiones (FOMIN, parte del Grupo BID), se propuso revivir este barrio y convertirlo en un espacio seguro y tranquilo donde se pudiera vivir y trabajar como en los viejos tiempos.
Se inició entonces un proyecto de recuperación del Mercado Agrícola como proyecto ancla para recuperar a su alrededor espacios públicos y ampliar el equipamiento urbano (guardería infantil, lugar de aparcamiento, plazas y centro de atención al ciudadano).
También se creó un fondo de mejoramiento urbano, se generaron nuevas soluciones de vivienda y programas de iniciativa comunitaria.
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El proyecto de restauración del Mercado Agrícola, incluyó no solo el trabajo en la recuperación patrimonial, sino también planteó un nuevo modelo de negocios, adaptado a los patrones de compra actuales. Asimismo se dio asistencia técnica a los comerciantes del sector para que pudieran adaptarse al nuevo negocio.
Goes brilla nuevamente
Hoy no solo Carmen y Carlos, sino también todo Montevideo, disfrutan de un espacio de encuentro en el que pueden hacer compras de productos frescos y gozar de una gran variedad de actividades gastronómicas y culturales. Juan, el hijo de Carmen y Carlos, les acaba de anunciar que él y su pareja buscan una vivienda para alquilar y de esta manera volver al barrio.
Los resultados están a la vista: las inversiones privadas aparecieron luego de la intervención del sector público. Desarrolladores privados y cooperativas han recuperado algunos edificios y se cuenta con nueva oferta de vivienda que está siendo ocupada por una mayoría de población joven.
El barrio también se ha dinamizado: solo el mercado ha recibido desde su inauguración más de 260 mil visitas mensuales y ha generado 550 puestos de trabajo directo y una facturación 8,8 millones de dólares en el primer trimestre de 2014.
Los habitantes de Montevideo están felices, los comerciantes del Mercado muy satisfechos y quienes estuvieron involucrados en la recuperación de este barrio están con los brazos en alto porque demostraron que apostarle a la recuperación de espacios urbanos vale la pena.
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Esta entrada hace parte de una serie de artículos en este blog sobre efectividad en el desarrollo que resaltan los aprendizajes y experiencias de proyectos y evaluaciones del BID. Para mayor información sobre el diseño, monitoreo y evaluación de los proyectos del BID visite: deo.iadb.org.
Verónica Adler es Especialista Senior del Banco Interamericano de Desarrollo. Verónica cuenta con una licenciatura en economia y una maestría en políticas públicas de la Universidad Torcuato Di Tella, Buenos Aires Argentina.
Ana Castillo es Especialista Senior del Fondo Multilateral de Inversiones, FOMIN, en Uruguay desde el año 2006. Sus tareas principales se centran en la identificación, diseño y supervisión de operaciones, y en actividades vinculadas a la gestión del conocimiento.
Muy buen artículo. Demuestra que con esfuerzo y esperanza, todo se alcanza, o por lo menos casi todo. Feliz Navidad a todos.