La movilidad urbana es más que simplemente trasladar personas: se trata de conectar a las comunidades con oportunidades, reducir la desigualdad y generar resiliencia frente a la rápida urbanización. El Grupo BID respalda desde hace tiempo el desarrollo de infraestructura de transporte que mejora la conectividad y el acceso a oportunidades en las ciudades. Entre 2010 y 2024, el BID aprobó 28 operaciones de préstamos de inversión en movilidad urbana por un total de US$3.318 millones en 24 países, inversiones que han posibilitado que aproximadamente 4,6 millones de personas tengan mayor acceso a la movilidad urbana sostenible.
Soluciones a medida para ciudades complejas
Los proyectos de movilidad urbana en América Latina y el Caribe recurren cada vez más a sistemas de tránsito rápido, como metros, teleféricos y trenes de cercanías, para hacer frente a la congestión, reducir las emisiones y mejorar el acceso a empleos y servicios. Estos proyectos suelen incluir obra civil (por ejemplo, túneles, estaciones, patios de maniobra), sistemas (señalización, comunicaciones, herramientas digitales) y material rodante. Asimismo, incorporan la accesibilidad universal y procuran reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y partículas. Muchos han sido pioneros en el uso de financiamiento de múltiples donantes, la coordinación de adquisiciones bajo el liderazgo del BID y el uso de contratos estándar internacionales como los de la Federación Internacional de Ingenieros Consultores.
Quito (Ecuador) se enfrentaba a una congestión creciente y un acceso limitado a transporte público eficiente. El BID respaldó la construcción de la primera línea de metro con US$200 millones en financiamiento, incluida asistencia técnica para el diseño y la ejecución. El metro representó una solución de transporte masivo moderna y eficiente, alineada con los objetivos de sostenibilidad de la ciudad. Las encuestas realizadas durante las primeras operaciones mostraron niveles de satisfacción con la calidad del servicio y la protección frente al acoso superiores al 90%. El proyecto superó las metas de reducción de emisiones y evitó la emisión de unas 56.978 toneladas métricas de CO₂ en 2024. El acceso a empleos y servicios en menos de 60 minutos aumentó del 45% al 51%, lo que supuso más de 2.700 nuevas oportunidades para los usuarios.
En Buenos Aires (Argentina), el BID contribuyó a la electrificación del ramal Plaza Constitución-La Plata del Ferrocarril General Roca para ofrecer una opción más limpia y fiable a quienes se desplazan al trabajo a diario. El ferrocarril era la mejor opción dada la gran demanda del corredor y su potencial para el cambio modal. Se prevé que el proyecto beneficiará a 671.000 personas de manera directa y a más de 2,1 millones indirectamente. Una evaluación de impacto de 2017 constató avances en la inclusión laboral, y los pasajeros percibieron mejoras en la puntualidad y la gestión de horarios. El valor de las propiedades de las zonas circundantes aumentó en un 15%, y la seguridad del transporte mejoró, con 10 accidentes menos al mes. La satisfacción de los usuarios creció en un 23% gracias a las mejoras en comodidad, tiempo de trayecto y seguridad percibida.
En La Paz y El Alto (Bolivia), la topografía escarpada y el desarrollo urbano fragmentado dificultaban en suma medida la movilidad. El BID apoyó la construcción de una red de teleféricos que resultó eficaz para conectar las comunidades de las laderas. El sistema ahora da servicio a 250.000 pasajeros diarios y beneficia de forma indirecta a 2,7 millones de personas. El BID financió la línea plateada y está ayudando a ampliar la línea café. En estos proyectos se utilizan paneles fotovoltaicos que reducen los costos operativos y las emisiones. Desde su puesta en marcha, la red ha reducido en más de 2.074 toneladas las emisiones de CO₂ y ha aumentado el valor de las propiedades de los alrededores en casi un 110%. La satisfacción de los usuarios se mantiene por encima del 87%. Según una evaluación de impacto elaborada conjuntamente por el BID y BID Invest, los usuarios del teleférico dedican menos tiempo a los desplazamientos y más a actividades educativas y recreativas, así como a trabajos por cuenta propia, lo que podría ser indicativo de un mejor acceso a los mercados laborales locales.
Mirando hacia el futuro: La movilidad como base de la resiliencia urbana
Estas experiencias en Quito, Buenos Aires y La Paz ilustran cómo las soluciones de movilidad urbana a medida pueden hacer más que movilizar personas: pueden transformar las ciudades. Al mejorar el acceso al empleo, los servicios y las oportunidades, estos proyectos han ayudado a reducir la desigualdad, mejorar la sostenibilidad ambiental y fortalecer la cohesión social. El enfoque del Grupo BID, basado en un diseño específico para cada contexto, una planificación inclusiva y alianzas a largo plazo, demuestra que la movilidad urbana resiliente no es una solución universal, sino una inversión estratégica en el futuro de las ciudades.
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