Gracias a la abundancia de luz solar, su costa y otros recursos naturales, Chile se ha convertido en una referencia en energías renovables. En solo un decenio, pasó de importar combustibles fósiles con los que generaba el 63% de su energía en 2013 a producir el 68% a partir de fuentes renovables en 2024.
Esta transformación se ha visto impulsada por marcos normativos sólidos que alientan la inversión privada, la caída de los costos tecnológicos y metas nacionales ambiciosas. Chile se fijó una meta del 70% de generación de energía renovable para 2050 y aceleró las reformas de cara a la transición.
El Grupo BID ha desempeñado un papel fundamental en esta revolución en curso en el sector energético mediante su apoyo a las reformas de políticas y el aumento de la inversión del sector privado.
Reformas de políticas que favorecen el cambio
En 2021 y 2022, el BID concedió una serie de préstamos programáticos en apoyo de reformas de política por valor de US$350 millones (CH-L1159, CH-L1165) para modernizar las normativas, acelerar la integración de energías renovables y promover la innovación. Estas medidas redujeron los costos de inversión, aumentaron la fiabilidad del servicio, estabilizaron los precios de la energía y mejoraron los estándares normativos para la evaluación de las distribuidoras.
Además, el programa ha apoyado la retirada gradual de centrales eléctricas de carbón, con lo que el peso de este en la capacidad instalada se redujo del 18% en 2018 al 12% en 2023. Para acelerar el proceso, BID Invest está poniendo a prueba un innovador instrumento de financiamiento con Engie Energía Chile que incentiva el desmantelamiento anticipado de dos centrales eléctricas de carbón y la incorporación de nuevas fuentes de energía limpia (véase este estudio de caso).
Construir el mercado de las energías renovables
En 2013, solo el 1% de la energía de Chile procedía de fuentes de energía renovables no convencionales, como la solar y la eólica, y había un limitado capital comercial disponible para financiar proyectos de energías renovables a largo plazo.
Con el propósito de hacer los proyectos viables para los promotores, BID Invest combinó su propio capital con recursos de financiamiento combinado concesional del Fondo de Tecnologías Limpias y del Fondo Climático Canadiense para el Sector Privado de las Américas a fin de absorber una mayor parte del riesgo inicial. Así es como en 2013 financió Pozo Almonte y Calama Solar, las primeras centrales solares fotovoltaicas a gran escala de América Latina y el Caribe. Posteriormente, en 2015, se financiaron otras dos centrales solares que contribuyeron a acelerar la viabilidad comercial de este mercado.
En 2017, BID Invest movilizó recursos del Fondo de Tecnologías Limpias para compensar el costo y el riesgo elevados de la perforación geotérmica exploratoria. La perforación fue un éxito, y Cerro Pabellón se convirtió en la primera central geotérmica privada a gran escala de Sudamérica, la cual aporta 81 MW al sistema eléctrico nacional de Chile.
BID Invest también fue el primero en estimular el incipiente mercado eólico. En 2017, proporcionó financiamiento a largo plazo para el parque eólico de Aela, de 332 MW, y atrajo a otras entidades que cofinanciaron la operación. Una vez en pleno funcionamiento, el proyecto generó un promedio de 763 MWh de electricidad al año entre 2020 y 2022.
En 2024, la capacidad instalada de fuentes de energía renovables no convencionales representaba el 35% de la matriz energética de Chile y superaba ya la meta del 20% para 2025 (Ministerio de Energía, 2025).
Desafíos en transmisión y almacenamiento
Los progresos han venido acompañados de desafíos en cuanto a la capacidad de la red nacional para dar cabida a las contribuciones cada vez mayores de las fuentes de energía limpia. En ocasiones, las líneas de transmisión que llevan la energía solar y eólica al centro económico del país se congestionan, de modo que los proveedores privados no pueden vender su energía a la red (Blackman et al., 2025). El gobierno está procurando reducir la congestión agilizando los procesos de licitación de líneas de transmisión y promoviendo proyectos de almacenamiento de energía.
La próxima frontera
Chile es uno de los países con mayor potencial para aprovechar las ventajas del hidrógeno verde, que se produce mediante electrólisis alimentada por fuentes de energía renovables. El desarrollo de este mercado plantea desafíos similares a los de la energía solar y eólica. Mediante el apoyo en materia de políticas a una estrategia nacional de hidrógeno verde, proyectos de cooperación técnica, un préstamo de US$400 millones para impulsar esta industria incipiente (CH-L1168) y otras iniciativas, el Grupo BID continuará colaborando con el Gobierno de Chile y el sector privado para convertir el enorme potencial del hidrógeno verde en crecimiento real y seguir impulsando la transformación del país en favor de las energías renovables.
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