Por Pablo Pereira dos Santos
Plataformas que siguen modelos de negocio similares a los de Uber, Lyft o Airbnb, podrían ser la respuesta para cerrar la brecha de infraestructura global conectando proyectos de infraestructura con potenciales inversionistas.

¿Qué tienen en común Uber, Lyft y Airbnb? Los tres utilizan plataformas que a través de un software conecta la oferta y la demanda de bienes o servicios, que no son de propiedad del proveedor de la plataforma. Estos modelos de negocios son cada vez más populares y por buena razón: posibilitan el uso de las capacidades ociosas en la economía y suministran servicios rápidos, seguros y baratos a sus usuarios.
¿Pero qué tienen que ver estos servicios con la infraestructura? En infraestructura tenemos una desconexión similar a la que esas plataformas resolvieron.
Por un lado, existe una necesidad evidente de mayores inversiones en infraestructura. Se estima que para cerrar el déficit en infraestructura los países de América Latina y Caribe deberían invertir el 5% del PIB anual durante varios años. Sin embargo, datos del 2008 al 2013 muestran que los países solo invirtieron el 3,6% del PIB, como muestra un estudio reciente del Banco Interamericano del Desarrollo (BID).
Por otro lado, a pesar de la reciente alza de las tasas de interés de largo plazo, tras las elecciones en los EE.UU., éstas han permanecido cerca de sus mínimos históricos. La media de las tasas de intereses de 10 años de bonos del tesoro en Japón y Europa están cerca de cero, lo que supone unos desafíos importantes para sus regímenes de pensiones. Una alternativa para mejorar la solvencia de los fondos de pensiones sería invertir más en infraestructura, justamente donde se encuentran activos a largo plazo y de rentabilidad más alta. Sin embargo, la encuesta anual de fondos de pensiones de la OCDE muestra que, de los muchos billones de dólares administrados por inversionistas institucionales en todo el mundo, apenas el 1,1% se invierte en infraestructura. Si solo se consideran los activos administrados por las instituciones que declararon tener alguna inversión en infraestructura, la infraestructura representa el 3,5% de sus inversiones.
Entonces, si hay una necesidad obvia de una mayor inversión en infraestructura y un gran grupo de inversionistas potenciales, ¿por qué no se materializa esta gran oportunidad de negocio? Falta una conexión: No existe una plataforma que permita a los inversores conectarse a proyectos de infraestructura. Esta falla de mercado está comúnmente relacionada con el hecho de que los proyectos no están preparados adecuadamente para los inversionistas privados.
Preparar los proyectos significaría planear el sector a largo plazo, proveer estabilidad política y jurídica, distribuir los riesgos adecuadamente y promover procesos competitivos y transparentes de licitación. A esa lista se le debe sumar que todos los implicados estén involucrados en todas las fases de los proyectos. Después de todo, la infraestructura se construye con personas, para las personas, conectándolas y proporcionando acceso a bienes y servicios. Una mayor participación de las partes interesadas no es solo una necesidad, también aumentaría significativamente los chances de que los proyectos sean exitosos, haciéndolos más sostenibles y, por lo tanto, más atractivos.
Una plataforma de infraestructura exitosa debe basarse en un modelo de negocios que se enfoque en los clientes (los ciudadanos, los usuarios y los inversionistas), conectándolos con los proyectos y que también los involucre en su concepción, desarrollo y crecimiento. Los activos de infraestructura son particularmente complejos porque tiene costos importantes de corto plazo que se recuperan solamente en el largo plazo. Un elemento para superar este obstáculo consiste en canalizar la información a través de plataformas que al mismo tiempo proporcionen transparencia, intercambio y estandarización de información y, al mismo tiempo, permitan preparar mejor y más rápidamente los proyectos.
En ese sentido, el BID, igual que los demás bancos multilaterales de desarrollo (BMD), ha invertido en el desarrollo de plataformas de infraestructura. Dos de ellas, la GVIP y Source (anteriormente Sistema Internacional de Apoyo a la Infraestructura –IISS por sus siglas en inglés), cuentan con el apoyo del BID para su uso por parte de gobiernos de América Latina y Caribe a través de operaciones de cooperación técnica.
La primera, la GVIP, ya implementada en Brasil, es un espacio virtual en el que se puede publicar información de los proyectos de infraestructura, ver y opinar sobre proyectos alrededor del mundo y, al mismo tiempo, interactuar con una red de casi 2.500 de los mejores especialistas internacionales en infraestructura.
La segunda, Source, es una herramienta interactiva en línea de preparación de proyectos. Es una plataforma de acceso restringido que permite la participación de especialistas en el modelaje económico-financiero de los proyectos. Además de dar total transparencia a los elementos técnicos de los estudios de viabilidad, permite la estandarización de parámetros, sin los cuales es difícil y costoso para los inversionistas entender adecuadamente cuáles son los riesgos y la rentabilidad de los proyectos.
El uso de Source para mejorar la preparación de proyectos y el papel de los BMD en el desarrollo del portafolio de proyectos será el tema principal de una sesión conjunta dirigida por el Banco Asiático de Desarrollo en el próximo Foro global de infraestructura de 2017.
Sin embargo, no importa cuánto apoyen los BMD estas herramientas, el éxito depende de si los gobiernos las adoptan y apoyan efectivamente el desarrollo de plataformas de infraestructura en un sentido amplio; es decir, la articulación de políticas públicas que incentivan la planificación a largo plazo, la preparación adecuada de proyectos, las buenas prácticas de licitación y de regulación como la participación activa de ciudadanos e inversionistas. Aunque ha habido avances, desafortunadamente ningún país de América Latina y Caribe lo ha hecho plenamente. El contexto internacional plantea una oportunidad única para reducir el déficit crónico de infraestructura de la región. ¡No dejemos pasar esta oportunidad!
Acerca del autor:
Pablo F. Pereira dos Santos es Asesor Especial de Infraestructura en la Oficina de Planificación Estratégica y Efectividad en el Desarrollo del BID.
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