por Steven Collins
Uruguay está demostrando que la energía renovable va más allá de la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

La energía renovable es muy importante en Uruguay; más de dos tercios de la energía del país provienen de la energía hidroeléctrica. Sin embargo, las sequías de los últimos años han dejado un nivel peligrosamente bajo en los embalses uruguayos, y como resultado, las centrales hidroeléctricas han tenido dificultades para satisfacer la creciente demanda energética del país. Para buscar ayuda, Uruguay se ha dirigido al sector privado para poner en marcha el desarrollo de otras tecnologías de energía renovable, principalmente eólica y solar. En la actualidad hay decenas de proyectos, tanto públicos como privados, que transforman al sector energético de Uruguay en una industria más verde, y el país se centra ahora intensamente no sólo en lograr los ambiciosos objetivos de energía verde en todo el país, sino también en comprender mejor e incorporar las preocupaciones ambientales y sociales mientras trabaja para cumplir esas metas.
La intervención del BID en la energía eólica en Uruguay no sólo está apoyando los esfuerzos del país para lograr el objetivo de aumentar la capacidad de generación de energía limpia en un 15% para 2015, sino que también está ayudando al Gobierno a establecer nuevos estándares ambientales nacionales para el desarrollo de la energía eólica.
En diciembre de 2012, un especialista en salvaguardias del BID fue asignado para el primer parque eólico financiado por el BID en el país: el proyecto eólico Palmatir de 50MW. Cuando el parque eólico entró en operación en mayo de 2014, se unió a otros 15 que ya funcionaban en todo el país, aportando en conjunto 339MW de energía limpia a la red eléctrica de Uruguay.
Los especialistas en salvaguardias del BID analizan una serie de inquietudes ambientales, sociales, de salud y seguridad en todas las etapas de un proyecto. Al hacerlo, trabajan de la mano con los clientes del BID y los organismos gubernamentales pertinentes para garantizar que, cuando se trata del medio ambiente y la sociedad, los proyectos financiados por el BID creen resultados óptimos y minimicen los riesgos e impactos negativos.
Ajustes y mejoras
Comenzando con el diseño, el equipo volvió a considerar los estudios ambientales y sociales para el proyecto a fin de garantizar que estuvieran en línea con las normas del Banco y las prácticas óptimas internacionales. Estas normas y prácticas ayudaron a identificar las áreas que necesitaban pequeños ajustes y que han demostrado desde entonces ser ingredientes fundamentales en el éxito global del parque. Cabe destacar que estos ajustes involucraban revisar la contaminación acústica y el “parpadeo” — un efecto visual inevitable que se genera cuando las aspas giratorias de las turbinas interrumpen la luz solar y proyectan sombras intermitentes en las áreas circundantes. Los estudios habían determinado esos problemas, pero se hizo el intento de aplicar las enseñanzas de estos estudios en el mundo real, rápidamente salió a luz que se iba a necesitar un nuevo enfoque. El BID trabajo con Abengoa, una empresa internacional líder en el sector de energías renovables, para aportar un nuevo plan, reubicando una de las turbinas como parte de su diseño general del proyecto. Esto tuvo el efecto inmediato de reducir el impacto global del proyecto en sus vecinos, y también eliminó la necesidad de plantar una pantalla biológica que se usa comúnmente como barrera natural del ruido y la luz, pero que a menudo supone el uso de plantas invasoras y no autóctonas.
El BID también apoyó a los directores del proyecto a encontrar nuevas formas de consultar con los residentes del área, un paso que no es obligatorio en Uruguay para los proyectos de este tamaño y naturaleza, pero que el BID requiere para garantizar que las inquietudes locales se tengan en cuenta. En Palmatir, este proceso de consulta no reveló mayores preocupaciones, pero ayudó a generar apoyo comunitario al aumentar la comprensión de los beneficios del parque eólico. El BID también ayudó a desarrollar una plataforma comunitaria para permitir que la gente expresara sus quejas, comentarios o inquietudes sobre el proyecto a fin de facilitar una rápida resolución de cualquier problema que pudiera surgir.
Además, algunos de los estudios ambientales originales pudieron mejorarse. La empresa examinó por segunda vez los temas relacionados con los patrones de vuelo migratorio de los pájaros y los murciélagos (las colisiones de aves y murciélagos son una de las principales causas de parada de las turbinas eólicas que pueden causar importantes pérdidas financieras). Estudios detallados, realizados a lo largo de un año completo, confirmaron que había muchas más especies en el área del proyecto, sin embargo, también confirmaron que ninguna especie crítica (o en peligro de extinción) debería verse afectada por el parque eólico Palmatir. Sobre la base de esta experiencia, la Dirección Nacional de Medio Ambiente de Uruguay, DINAMA, ahora solicita que todos los proyectos eólicos realicen estudios durante un año completo como parte de su proceso de evaluación ambiental.
Desde mayo de 2014, Palmatir ha estado funcionando a un ritmo de eficiencia excepcional del 98%. Un parque eólico de 50 MW como éste envía suficiente energía a la red para suministrar electricidad a 50.000 hogares. Después de sólo cuatro meses de funcionamiento, Palmatir ya había producido 64.000 MWh de energía limpia, evitando emisiones de más de 30.500 toneladas de CO2 equivalente, superando las expectativas del proyecto.
Un modelo a seguir
Palmatir ya sirve de modelo fundamental en Uruguay a casi dos docenas de parques eólicos que se están construyendo o planificando actualmente y que sumarán 1.336 MW de energía limpia a la red en pocos años. Mejoras de rentabilidad re queridas por el BID en los contratos de proyectos clave también han sido incorporadas en otros proyectos eólicos y solares en Uruguay, lo que permite la ejecución exitosa del programa de energía renovable no convencional del gobierno. A través de la estrecha colaboración del BID con la empresa, y con la compañía proveedora de servicios eléctricos de Uruguay (UTE), y la agencia ambiental (DINAMA), el proyecto ha demostrado el valor de la integración de los aspectos ambientales y sociales en las primeras etapas del desarrollo de la infraestructura, así como la incorporación de disposiciones contractuales sólidas que garanticen su sostenibilidad ambiental, social y financiera. Los ingenieros y técnicos especializados de UTE visitan regularmente Palmatir para aumentar sus conocimientos sobre mantenimiento y operaciones, con el objetivo a largo plazo de incrementar su capacidad de gestión de un sector de energía eólica sostenible. De los 21 nuevos parques eólicos que se están planificando actualmente, seis de ellos pertenecerán a UTE y serán operados por la empresa.
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Esta entrada hace parte de una serie de artículos en este blog sobre efectividad en el desarrollo que resaltan los aprendizajes y experiencias de proyectos y evaluaciones del BID. Para mayor información sobre el diseño, monitoreo y evaluación de los proyectos del BID visite: deo.iadb.org.
Aprende más sobre este proyecto y otros en el Informe sobre Sostenibilidad del Banco de 2014, disponible aquí.
Steven Collins es Especialista Ambiental Senior con la Unidad de Salvaguardias Ambientales del Banco Interamericano de Desarrollo, donde se enfoca en proyectos grandes de infraestructura. Steven tiene grados académicos en Ecología y Biología Evolutiva. Previo a su ingreso al Banco, fue jefe de análisis de impacto en el departamento de Garantía a los Créditos de Exportación (Export Credit Guarantee) en el Reino Unido. Steven ha trabajado extensamente en sectores tales como: petróleo y gas, producción y transmisión de energía, y desarrollo comercial y residencial.
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