“La belleza convierte en príncipes a los que la tienen” Oscar Wilde
Nota: Si después de leer esta entrada, todavía cree que usted no discriminaría a nadie nunca jamás, tome el exámen que está al final de este blog y sorpréndase
En agosto del 2011, la revista The Economist publicó uno de esos artículos interesantes y peculiares que nos lleva a volvernos sus suscriptores: la economía de la belleza. La conclusión era sencilla: la belleza otorga una “prima” en el mercado laboral.
Sin embargo, y aunque hay una correlación estadística clara y sólida entre belleza y salarios, no se presenta evidencia alguna causalidad. Así que si tienes un rostro atractivo, es más probable que ganes más, pero si ganas más, no está claro que sea como resultado de tu cara.
Sobre esto, el profesor Guido Imbens escribió recientemente:
¿Las diferencias en los ingresos calificados en una escala de belleza representan efectos causales? Una posible interpretación es que representan los efectos causales de la cirugía plástica. Tal manipulación podría hacer que la diferencia sea causal, pero parece que no está claro si las correlaciones transversales entre belleza y ganancias en una encuesta basada en la población general representan los efectos causales de la cirugía plástica.
Así que lo que necesitamos es una manipulación clara de un rasgo, de una característica. Un ejemplo es el estudio que muestra que Emily y Greg son más empleables que Lakisha y Jamal. En ese estudio se enviaron solicitudes de trabajo al azar, y se compararon las respuestas según si el nombre sugería que la solicitante era afroamericana o caucásica.
Los nombres blancos recibieron un 50% más de llamadas para entrevistas.
Usando este tipo de manipulación, mi colega Florencia López Boo (con Martin Rossi y Sergio Urzúa) intenta responder una pregunta:
¿Reciben las caras atractivas más ofertas de empleo?
Los autores enviaron electrónicamente más de 2.500 hojas de vida ficticias de jóvenes solicitantes de empleo, respondiendo a anuncios reales de trabajo en el sitio web de búsqueda de empleo más importante de Buenos Aires, Argentina.
Cada hoja de vida ficticia incluyó nombres y apellidos de uso común. Los niveles de escolaridad, direcciones de domicilio y otros atributos fueron asignados al azar. Además, se transformaron profesionalmente 100 fotos (50 hombres y 50 mujeres) mezclando imágenes reales (para preservar anonimidad), y estas fotos fueron manipuladas modificando las proporciones de largo y ancho, de acuerdo a un ideal de belleza de “proporciones doradas”.
En teoría, lo atractivo de una cara se maximiza cuando la distancia vertical entre los ojos y la boca es de aproximadamente 46% de su longitud, y la distancia entre los ojos es de aproximadamente 46% del ancho de la cara. Estos son los candidatos atractivos.
Las fotos para los poco atractivos fueron generadas modificando en dos distancias las proporciones doradas.
Luego, para cada vacante se sometieron seis solicitudes (tres por género): atractivos, poco atractivos y sin foto. Y para cada hoja de vida, se rastrearon las llamadas a entrevista.
Las Hojas de Vida de los candidatos atractivos recibieron 36% más de llamadas a entrevista que los candidatos poco atractivos. Hay una prima de belleza, independientemente de la edad (aunque acá hay poca varianza ya que todos los candidatos eran relativamente jóvenes), el género, o el estado civil.
Los resultados no cambian si cambia el color de la piel o del pelo, el título de la vacante o el tipo de empresa. Hay un prima por belleza en todas los oficios, pero solo es estadísticamente significativa en tareas de soporte administrativo y servicios de comida. Además, los candidatos atractivos no solamente los llaman más, sino que los llaman antes.
También sabemos que vivir en la dirección correcta sirve en la Argentina. Pero, ¿porqué es esto importante en un blog que trata temas de desarrollo y efectividad en el desarrollo?
Aquí no estamos hablando de una flagrante discriminación por razones de género, origen étnico u orientación sexual.
Lo que esta evidencia muestra no es menos insidioso. Las personas entran en los mercados de trabajo – en internet o no – y son discriminados por atributos que no son tan evidentes – una dirección, un rostro, un nombre.
La mayoría de estos atributos son necesarios cuando se llena una solicitud de empleo en México, Chile, Colombia o el BID. Estos atributos emiten entonces una señal oculta que recoge el mercado.
Entonces, ¿qué se puede hacer? La solución es simple. Debería protegerse la anonimidad en las solicitudes de empleo, por lo menos en ese primer filtro. No hay necesidad alguna para exigir una foto, una dirección, ni siquiera un nombre. Nadie debería castigar por lo que somos o lo que parecemos que somos; después de todo algunos colegios suecos no permiten el uso de pronombres.
Mientras tanto, intente con Photoshop
Dejemos que la belleza, como la justicia, sea ciega.
Y si leyó hasta acá, examínese y encuentre qué tanto discrimina usted…
Lo señalado en el post, es una realidad que se presenta con mayor intensidad en una sociedad tan discriminadora como la peruana.
Según investigadores de la Universidad del Pacífico y del Consorcio de Investigación Económica y Social (CIES), los estudios sobre discriminación laboral en el Perú muestran que en el mercado laboral peruano la discriminación se presenta por tres factores: Género, Belleza y Apellido.
Una persona considerada ‘más bella’ tiene opción de recibir una remuneración 17% mayor de aquella que no lo es. Esta discriminación por apariencia física sucede no solo en los empleos donde hay un contacto directo con el cliente, sino también en los empleos de oficina.
En tanto, en el caso de los candidatos blancos, la brecha más acentuada se da en los empleos profesionales, para los cuales los hombres reciben 50% más llamadas que las mujeres.
Una de las investigaciones, que analizó alrededor de 9.000 currículos también precisa que en lo que respecta a los empleos técnicos “tanto los postulantes andinos como blancos obtuvieron la misma tasa de respuesta, esto sugiere que no existe una brecha racial para esta categoría de empleo”.
Según otro estudio (“Discriminación en el Perú. Exploraciones en el Estado, la empresa y el mercado laboral”), no hace falta ser solo varón o mujer, de origen andino o blanco. también hace falta ser “bello” para tener una tasa más alta de respuesta a una solicitud de empleo.
El otro factor imperante en el mercado peruano, está referido a los apellidos: “Apellidos blancos y belleza mantienen su influencia positiva para explicar las tasas de respuesta. Para los empleos profesionales ser una desviación estándar más bello/a que el promedio de postulantes implica tener una tasa de respuesta de hasta 3 puntos porcentuales (3 de cada 100) mayor”, indican Galarza, Kogan y Yamada.
En el estudio realizado por los investigadores de la Universidad del Pacífico, los apellidos considerados “blancos” (Bresciani, De la Puente y Camogliano) fueron más solicitados que los de origen andino (Orcco, Chanca y Ccolque), con diferencia de casi el doble: 15,9% de respuesta para los “blancos” frente a 7,2% de los “andinos”.
Si bien, Perú está destacando al ser un país en crecimiento económico vigoroso en estos momentos y con proyecciones de continuar en dicha senda, mantiene y persisten fallas en su composición social, producto de su racismo ancestral y bajos niveles educativos y cohesión social.
La necesidad de afrontar su cruda realidad y dejar de esconderla necesita de un mayor compromiso de toda su comunidad, quizás empezando por sus medios de comunicacion.
Jose Antonio,
Muy interesante su comentario y consistente con una cuerpo ya bastante importante de literatura que utiliza metodologias rigurosas para verificar la discriminacion. Apariencia fisica, genero, direccion, nombre, color de la piel, orientacion sexual etc son todas caracteristicas que no deberian estar explicitas en la primera revision de un curriculum a la hora de un trabajo. Y no deberian estar explicitas precisamente porque son discriminaciones muchas veces no explicitas.
Muchas gracias por su comentario