Estamos en Semana Santa, lo que los Uruguayos llaman “semana de turismo”. Así que hablemos de religión y desarrollo.
La inmensa mayoría de la población mundial es religiosa y cree que la religión es importante. De acuerdo al World Values Survey, el 70% de la población mundial se considera una “persona religiosa”. En casi todos los países en desarrollo que participan en la encuesta, la inmensa mayoría cree que la religión es una parte importante de sus vidas.
Por otro lado, las creencias religiosas han sido asociadas con mayor crecimiento económico – mas infierno que cielo (aquí), aunque este magnífico gráfico, basado en una encuesta reciente de Gallup, sugiere que la religiosidad es más alta en los países más pobres.
Entonces, si la religión es tan influyente e importante para billones de personas, es curioso que haya tan poca evidencia micro rigurosa que documente el impacto de la religiosidad y las creencias religiosas en indicadores sociales como salud o educación.
Hay muchos estudios cuantitativos (ver aquí para los Estados Unidos o aquí para Chile) que se basan en encuestas sociales de orden nacional, y que muestran que la religión está positivamente asociada con muchos indicadores sociales (educación, ingresos, bienestar, violencia doméstica). Sin embargo, ninguno de estos estudios está basado en datos que permitan definir atribución y causalidad inequívocamente
Una búsqueda de la palabra “religión” en los tres libros mas populares e influyentes del momento (Poor Economics, Why Nations Fail, y More Than Good Intentions), no genera ningún resultado relevante. La literatura basada en diseños aleatorios que analiza la relación entre religión y resultados sociales en salud o educación es prácticamente inexistente (por favor, corríjanme si estoy equivocado).
Sin embargo, la literatura médica nos da algunas pistas. Una revisión realizada en el 2005 identificó cinco estudios con base en información experimental que describen el impacto de la religión sobre indicadores de salud. El impacto es positivo.
Intervenciones religiosas como las oraciones de intercesión tienen un impacto positivo en varios resultados intermedios y finales como tiempo de estadía en el hospital, fiebre y función inmunológica.
Sin embargo, otro estudio del 2006 encontró que estas oraciones por sí solas no tienen efecto alguno sobre la recuperación de cirugías cardíacas, y que la certeza de que se está orando por uno está asociada negativamente con complicaciones médicas.
Así, todo parece indicar que es mejor permanecer agnóstico sobre el impacto de la religión y de las creencias religiosas sobre indicadores sociales hasta que tengamos más evidencia.
No tenemos necesidad de tener Complejo Divino, aún.
La ética protestante de Webber sigue estando vigente