En mercados que funcionan, los nuevos negocios o prosperan o fracasan. En contraste, después de 60 años de creación (a 2005) todos los organismos de ayuda económica creados desde 1945 seguían existiendo (ver el libro sobre Ayuda de Harford y Klein y aquí). Dada su naturaleza, el sistema de ayuda económica internacional no está sujeto a la mano invisible de los mercados eficientes. Durante muchos años lo que se ponía en cuestión era- ¿cuánta ayuda, y a quien? Esto carecía la pregunta más importantes dentro de tal contexto- ¿funciona la ayuda?
Los años recientes han marcado un bienvenido y necesario giro hacia la gestión por resultados de desarrollo, que ya no se limita en su enfoque en volúmenes de ayuda. El monitoreo y la evaluación (M&E) está en el corazón de la gestión por resultados de desarrollo. Mientras la M de M&E, muchas veces es pasada por alto, merece más atención que a simple vista. La evaluación, en cambio, está en nuestras miras y definitivamente no es un patito feo.
La adopción de experimentos de asignación aleatoria en proyectos de desarrollo ha proveído los medios para obtener evidencia concreta de qué funciona y qué se queda corto. La asignación aleatoria en grupos de tratamiento y control asegura que, en promedio, ambos grupos son idénticos, y por ende las diferencias en los resultados esperados pueden ser atribuidas a la intervención bajo estudio. El aprendizaje de proyectos exitosos, puede ser replicado en otros contextos. Por ejemplo, en el 2001 el BID aprobó su operación más grande hasta ese momento, para apoyar la expansión del programa Oportunidades de México. El éxito de este programa de transferencias monetarias condicionales ha sido demostrado mediante evaluación, y exitosamente replicado en muchos países dentro y fuera de América Latina.
Dado que resuelve la pregunta de atribución de la mejor manera, los economistas están de acuerdo que la evaluación mediante experimentos de asignación aleatoria representa la evidencia con mayor credibilidad de resultados de desarrollo. ¿Y entonces, que podemos decir de la M de M&E? En otras palabras- ¿cuál es el rol del monitoreo?
El BID es la mayor fuente de asistencia para desarrollo en América Latina, y con un portafolio tan amplio no es factible que el BID implemente evaluación experimental para todos sus proyectos, pero si emplea el monitoreo de los resultados para todos y cada uno de ellos. El corazón del monitoreo descansa en la elección apropiada de indicadores y la definición de los mismos de acuerdo a la lógica vertical del proyecto; así como también en la recolección de líneas de base y el establecimiento de metas. Mientras que el monitoreo deja la pregunta sobre la atribución sin respuesta, permite tomar cuentas sobre el logro de los productos – ¿los dólares de asistencia desembolsados están generando los productos deseados?
Y ahí es donde encontramos la mayor virtud del monitoreo – en asegurar que los productos deseados se cumplen manteniendo el tratamiento en su diseño original. El replicar proyectos exitosos en nuevos contextos sin el acompañamiento del monitoreo podría ser tan defectuoso como lo fue en el pasado enfocarse únicamente en el volumen de asistencia dado un mundo donde una talla-única no siempre funciona para todos. Para poder lograr el éxito de Oportunidades en otros contextos de país, fue, en un principio, necesario asegurar que las transferencias condicionales lograban alcanzar los beneficiarios, así como sucedió en el país pionero. De no ser este el caso, dadas distintas externalidades en un ambiente de país nuevo, el monitoreo de las transferencias-en-efectivo podría servir como un sistema de alerta temprana que culminara en acción preventiva y correctiva.
Siendo yo misma una randomista de corazón, soy la primera en reconocer que las evaluaciones, cuando bien diseñadas, proveen la evidencia más concreta de resultados, la E de M&E está de moda con buena razón. No obstante, la M de M&E no debe ser pasada por alto como el patito feo – el monitoreo es un complemento importante y necesario a la evaluación dado que el monitoreo facilita la gestión de resultados en portafolios de magnitud amplia y puede servir como salvaguardia para mantener el tratamiento ajustado a su diseño original a la hora de replicar programas que han sido demostrados exitosos por la evaluación en otros contextos.
¿Acaso significa esto que el BID no hacía monitoreo de sus proyectos? Que irresponsabilidad e ineficiencia.
Cordial saludo Jacqueline
Soy evaluador para diferentes entidades nacionales e internacionales, para el BID en Colombia, Costa Rica, Panamá y Republica Dominicana he realizado múltiples trabajos de seguimiento y evaluación para los Fondos FOMIN y Emprestitos. Desde mi perspectiva muchos proyectos se formulan y se ejecutan con un escenario e indicadores que muchas veces, las entidades ejecutoras tienen dificultades para cumplir con las metas; por lo cual considero que el monitoreo no solamente es para asegurar que los productos se cumplan de acuerdo al diseño original, si no de generar una recomendación de reestructuración, redirecionamiento, cambio de estrategia y sirva al especialista sectorial tomar una decisión en coordinacion con la entidad ejecutora. Por otra parte el monitoreo no tiene la frecuencia necesaria, muchas veces se toma un trabajo cuando han transcurrido más del 70 ó el 80% de la ejecución del proyecto o programa y esto afecta generar una alerta temprana.