Acabo de leer un artículo fascinante sobre el impacto social de la pavimentación urbana en México, escrito por Marco Gonzalez y Climent Quintana. Una versión previa de este trabajo había sido presentada en la conferencia sobre evaluación de impacto de Cuernavaca en junio de 2011.
Resulta que pavimentar calles – principalmente con cemento – tiene un impacto significativo sobre el valor de los hogares (+43%), y de laos terrenos (+54%) e incrementa el uso de crédito – con garantías – mediante el cual los hogares pobres acceden a mejoras del hogar, vehículos y bienes duraderos. Y la vivienda es el activo más valioso del pobre urbano.
Hace unos años, Cattaneo, Galiani, Gertler y Martinez estimaron que reemplazar pisos de tierra por pisos de cemento reduce las infecciones parasitarias (78%), la incidencia de diarrea (49%) y la anemia (81%), e incrementa la capacidad cognitiva (de 36 a 96%) en niños pequeños
Así que si su calle está pavimentada, su principal activo se aumenta más de un 50% y si su piso es de cemento, sus hijas viven mucho mejor.
El cemento es bueno.
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