Por Thierry Delaunay, especialista de @BIDagua en Managua, Nicaragua

Un proyecto de infraestructuras de agua debe ir acompañado de medidas que garanticen la sostenibilidad de la inversión. Por tanto, los ingresos por la venta de agua deben permitir operar las nuevas instalaciones garantizando la continuidad, la cantidad y la calidad del abastecimiento de agua para la población.
Punto de partida: Muchas de las ciudades de América Latina y el Caribe tienen un Índice de Agua No Facturada (IANF) de aproximadamente 50% (es decir, de 100 litros de agua producidos, sólo 50 son facturados). Para algunas ciudades este índice alcanza el 75 -85%. Una buena parte de estos volúmenes no facturados son sin embargo consumido por los usuarios.
¿Una ecuación simple?: un contador residencial permite facturar el consumo real de un usuario. Por parte del usuario, dispondrá de una herramienta que le permita controlar su consumo, es decir lo que se le está facturando, y por tanto empezará a cambiar su comportamiento, reduciendo su nivel de consumo. Desde el punto de vista del uso del recurso, la reducción del consumo permitirá liberar volúmenes de agua que podrán ser aprovechados por personas que viven en zonas desabastecidas. Por parte de la compañía, el análisis del consumo permitirá gestionar el volumen del recurso disponible, las fugas intradomiciliares y los posibles fraudes en los contadores y en las conexiones de agua.
El contador sería entonces el instrumento mágico que resolvería el principal mal que corroe las empresas de agua (producir y distribuir, pero solo cobrar una parte de la producción). Con la instalación de los contadores, la empresa de agua será capaz de cobrar el agua entregada a los clientes y se convierte, por tanto, en un instrumento clave en la mayoría de los proyectos financiados por donantes que incluyen como indicador que el 100% de las conexiones deben disponer de un contador.
¿Es el contador el instrumento mágico?: Si la solución “instalar y gestionar un contador” fuese simple, podemos imaginar que todas las empresas habrían priorizado, con sus fondos propios, la compra y la instalación de contadores. Sin embargo, la realidad es que, a menudo, sólo el 50% de las conexiones “facturadas” tiene un contador que funcione. Si el contador es ese instrumento mágico, ¿por qué es tan difícil para una empresa de agua en América Latina y el Caribe, alcanzar una tasa de medición del orden de 90% por ejemplo?
Una lista no exhaustiva de razones:
- Un contador es sensible a cambios de temperatura y de presión y se degrada rápidamente (la parte metrológica es de plástico). Considerando que las redes racionadas generan variaciones de presiones y choques térmicos[1], la vulnerabilidad de los contadores se vuelve obvia.
- Un contador es a menudo objeto de vandalismo por dos razones principales: (a) robo para recuperación de sus partes metálicas; (b) la degradación por el cliente para que el contador sub-mida y así volver a una facturación fija.
- Las condiciones urbanísticas de muchos barrios de las ciudades de América Latina y el Caribe hacen que los contadores se instalan en calles de tierra, en aceras en mal estado y en cajas semi destruidas y muchas veces sin tapa. Estos contadores se vuelven muy vulnerables a las condiciones meteorológicas, a los vehículos estacionados en las aceras, a los peatones, etc…
- Para que una empresa pueda cobrar de acuerdo al consumo, esta tiene que estar organizada de manera a que se puedan leer los contadores, (y que las lecturas sean fiables), que se detecten las anomalías de medición o consumo; y que en caso de anomalía un inspector pueda visitar la conexión para hacer un diagnóstico, que un equipo pueda intervenir cuando sea necesario, etc… Si analizamos la evolución de las tasas de micromedición de la mayoría de las empresas, esta es casi siempre decreciente después de una instalación masiva de medidores (campañas que son a menudo financiadas por los donantes).
¿Entonces?: Es evidente que hay consenso en la necesidad de llegar a tasas de micromedición “efectiva” del 100% (es decir, que los medidores funcionen y que la submedición de los contadores sea mínima); no sólo por razones de sostenibilidad financiera de las empresas sino también que por una cuestión de justicia social (se factura lo que se consume). Sin embargo, pensar que con la simple instalación de contadores se resuelve el problema es un error; Deben existir condiciones físicas de instalación adecuada y condiciones organizacionales y de gestión en las empresas de agua de manera que puedan manejar miles de contadores para que la inversión sea sostenible. Así, el verdadero desafío de los proyectos es encontrar soluciones técnicas y de gestión que permitan a las empresas de agua controlar y facturar los consumos hasta que reúnan las condiciones para aspirar a una tasa de medición cercana a los 100%.
[1] Un contador seco (sin agua) se encuentra a temperatura ambiente, pero un contador con flujo de agua tiene la temperatura del agua que lo atraviesa
Estimado ingeniero Thierry Delaunay,
Es un excelente articulo que toca la problemática de nuestros municipios en LAC , al respecto quisiera tener contacto con usted para plantear en detalle el siguiente tema: Soy Francisco Burbano, Ing Sanitario trabaje en Managua 2011 a 2016 con ENACAL GIZ , ahora estoy en Cali Colombia y basado en lo que usted muy bien plantea en su nota técnica, quisiera saber si es posible analizar un taller virtual para pequeñas y medianas empresa e incluso para las comunidades rurales del tema agua no contabilizada que involucre lo técnico y lo comercial y hacer mucho énfasis en lo comercial en el tema micro medición.
tengo desarrollados algunos contenidos pero si esto se pudiera hacer con aval de ustedes seria ideal. estaré atento a sus comentarios y analisis de posibilidades, mi correo es [email protected] mil gracias por su atención