En la región del Trifinio, donde confluyen las fronteras de El Salvador, Guatemala y Honduras, las mujeres rurales desempeñan un papel fundamental en la protección del agua, con un impacto directo en la producción agrícola, el bienestar de sus comunidades y la conservación del ambiente.
Este nuevo episodio de la serie Mujeres Aguas Arriba —una iniciativa del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que visibiliza el liderazgo de las mujeres en la gestión del agua en zonas rurales de América Latina y el Caribe— nos invita a conocer sus rutinas cotidianas, los desafíos que enfrentan y las formas en que se organizan ante un contexto cada vez más complejo. Este episodio forma parte de una colaboración entre el BID, la Secretaría General de la OEA y la Comisión Trinacional del Plan Trifinio, en el marco de una agenda regional que promueve la inclusión social, la equidad territorial y el fortalecimiento del papel de las mujeres en la gestión del agua.
El Plan Trifinio es un organismo del Sistema de la Integración Centroamericana que promueve el desarrollo sostenible en la zona fronteriza compartida por El Salvador, Guatemala y Honduras. En este esfuerzo, la Organización de los Estados Americanos (OEA) ha ejercido un papel clave, promoviendo la cooperación técnica y el desarrollo transfronterizo. Actualmente, a través del Programa de Agua de las Américas, la Secretaría General de la OEA continúa apoyando iniciativas de gobernanza del agua, resiliencia, inclusión social y fortalecimiento institucional.

Del mismo modo, el BID respalda estos esfuerzos mediante asistencia técnica y financiamiento, trabajando estrechamente con la Mancomunidad Trinacional Fronteriza Río Lempa y actores locales para impulsar soluciones basadas en la naturaleza, mejorar los sistemas de información hídrica y promover inversiones en infraestructura resiliente en una de las regiones más vulnerables de Mesoamérica.
Mujeres que riegan sus comunidades con liderazgo responsable
Cada día, las protagonistas de esta historia comienzan su jornada al amanecer para realizar múltiples tareas: ordeñan, siembran, cocinan, cargan agua y cuidan de sus familias. Su trabajo, con frecuencia no remunerado, sostiene no solo a sus hogares, sino también a la economía local.

Pero su aporte va mucho más allá del ámbito doméstico. Estas mujeres también lideran acciones colectivas para conservar fuentes de agua, participan activamente en juntas comunitarias y promueven una gestión sostenible de sus territorios. No obstante, muchas de estas iniciativas se desarrollan en contextos donde la gobernanza hídrica aún enfrenta importantes desafíos para garantizar su participación plena. En muchos casos, su rol se reduce a una presencia simbólica, sin un poder real de decisión.
A pesar de estas limitaciones, ellas continúan impulsando actividades fundamentales para el bienestar de sus comunidades.
Acciones como la limpieza de fuentes, la reforestación de microcuencas y la educación ambiental en torno al agua y la salud pública son parte de su quehacer cotidiano. Su conocimiento, transmitido de generación en generación, constituye una herramienta poderosa para fomentar el uso responsable y sostenible del agua en sus territorios.
Café, agua y resiliencia
En la región del Trifinio, el cultivo del café está profundamente ligado al agua. Las mujeres desempeñan un papel activo en todas las etapas, desde la siembra y cosecha hasta el procesamiento artesanal.
No obstante, enfrentan barreras para acceder al riego, a la asistencia técnica —como programas especializados para fortalecer sus capacidades en gestión hídrica o adaptación al medio ambiente—y al crédito. En muchos casos, trabajan en condiciones de alta vulnerabilidad en ocasiones enfrentan limitantes para acceder a respaldo que les permita fortalecer sus medios de vida. Ante ello, muchas promueven prácticas como la protección de zonas de recarga hídrica o el uso eficiente del agua, contribuyendo así a la resiliencia territorial.



Mujeres unidas tejiendo redes trinacionales y tripartitas
Trascendiendo las fronteras políticas, las mujeres del Trifinio comparten múltiples desafíos, como la desigualdad en el acceso a recursos, el impacto de fenómenos extremos y la escasa participación en la toma de decisiones. Estas brechas no son aisladas y se intensifican cuando confluyen otras condiciones de vulnerabilidad, como la ruralidad, la edad o la identidad cultural.
Para enfrentarlas, han tejido redes de colaboración entre comunidades de El Salvador, Guatemala y Honduras, basadas en el reconocimiento mutuo y el aprendizaje colectivo. Estos lazos facilitan su participación en procesos organizativos, permitiéndoles fortalecer su voz y consolidar propuestas de adaptación que reflejan las realidades vividas por sus comunidades.
Cuidar el agua también es cuidar la cultura
El vínculo entre las mujeres del Trifinio y el agua trasciende el uso cotidiano: representa una conexión profunda con la naturaleza, sustentada en saberes ancestrales y conocimientos transmitidos de generación en generación. Prácticas como el monitoreo empírico de fuentes, la protección de nacientes o la recolección de agua de lluvia evidencian una comprensión territorial del entorno que, en muchos casos, no se ve plenamente reflejada en los marcos técnicos e institucionales actuales.
Esto limita el reconocimiento de sus aportes y la eficacia de las respuestas. Incorporar estos conocimientos en las políticas de gestión hídrica no solo es un acto de justicia, sino también una vía estratégica para enriquecer las soluciones adaptativas desde la raíz.
Cuidar los ríos y las fuentes comunitarias también significa proteger formas de vida, vínculos sociales y valores culturales. Cada gesto de cuidado, aun pequeño, sostiene la identidad colectiva, la resiliencia local y una cultura viva que defiende el agua como derecho, legado y sustento.
Mujeres Aguas Arriba nos invita a dar una mirada desde el territorio y conocer de cerca los rostros e historias de quienes, día a día, sostienen el equilibrio entre el agua, la tierra y la vida. Las mujeres del Trifinio demuestran que los grandes cambios nacen en lo cotidiano y que la resiliencia comunitaria se construye a partir de la experiencia, la organización y la solidaridad. Estas mujeres nos recuerdan que proteger el agua también es proteger la vida, la cultura y la esperanza de miles de familias que viven aguas arriba.
A través de acciones coordinadas, el BID, la OEA y la Comisión Trinacional del Plan Trifinio apoyan procesos locales que articulan conocimientos comunitarios, soluciones sostenibles y marcos técnicos compartidos para enfrentar los desafíos en zonas rurales y fronterizas. Desde el fortalecimiento de capacidades hasta la generación de evidencia y el diálogo político, esta alianza trinacional busca contribuir a modelos de desarrollo más resilientes, inclusivos y centrados en las personas.

Sigue cada historia para aprender más sobre la vida de mujeres que han trabajado en beneficio de su comunidad con tenacidad, perseverancia y adquiriendo liderazgo en espacios que solían ser solo para hombres.
Esta serie cuenta con el apoyo del BID junto a la AECID que tienen el objetivo común de proveer servicios de calidad en agua y saneamiento en zonas rurales de la región. Conoce más de los proyectos ejecutados hasta el momento con el Fondo de Cooperación para Agua y Saneamiento (FCAS) en esta publicación.
Para conocer más sobre “Mujeres aguas arriba” descarga nuestra publicación aquí y suscríbete a nuestro blog aquí.
Equipo de Mujeres Aguas Arriba:
Coordinación: Anamaría Núñez, María Augusta Olmedo, Leticia Ortega y Magdalena Méndez
Especialistas de género BID: Naiara Martínez
Contenido: Andrea Ortega Carreño y Paul Constance
Ilustración: Natalia Lyskina y Carolina Curbelo
Producción audiovisual: Adriana Loeff
Leave a Reply