El progreso es como el agua que fluye desde las montañas y siempre encuentra la forma de llegar a los lugares más recónditos. En la región de Ayacucho, Perú, a unos 80 kilómetros de la histórica Huamanga, se encuentra Pampa Hermosa, pequeño poblado de unos 350 habitantes. En 2011, esta comunidad recibió apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del Fondo Español de Cooperación para Agua y Saneamiento en América Latina y el Caribe (FECASALC), para mejorar sus servicios de agua y saneamiento. Sócrates Yanasupo, quien siempre ha vivido allí, es testigo privilegiado de las nuevas corrientes de desarrollo que llegaron a su localidad.
Perú se destaca por sus abundantes fuentes hídricas, como el río Amazonas y el lago Titicaca que, junto con otros importantes afluentes, le otorgan una ventaja natural. Paradójicamente, el país enfrenta desafíos de acceso universal al agua. En 2011, la cobertura de agua potable y saneamiento en sus áreas rurales era de 66,7% y 49,5%, respectivamente. Ese año, el BID y FECASALC impulsaron el Programa de Mejoramiento y Ampliación de Servicios de Agua y Saneamiento (PROCOES), ejecutado por el Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento, a través del Programa Nacional de Saneamiento Rural (PNSR).
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El ayacuchano Sócrates Yanasupo podría representar a muchas personas que enfrentaron dificultades significativas para acceder a servicios de agua y saneamiento. Hoy, como orgulloso padre y abuelo, recuerda desde Pampa Hermosa sus caminatas de niño para recolectar agua de las acequias y, de ese modo, ayudar a su familia en las tareas diarias. Con cierta nostalgia, cuenta que “acá llenábamos y vaciábamos el balde grande. Nos duraba hasta tres días, pero ya estaba contaminado”.
Con el paso del tiempo, las autoridades implementaron infraestructura básica de captación y los hijos de Sócrates no tuvieron necesidad de recorrer largos trayectos en busca de agua. Este cambio reflejó los beneficios de esos primeros esfuerzos para mejorar el acceso a servicios básicos. Sin embargo, problemas como la desnutrición infantil y las enfermedades gastrointestinales seguían afectando la salud de los habitantes de Pampa Hermosa, Sócrates y su familia, debido a la baja calidad del agua y la precariedad del saneamiento.
El objetivo central del PROCOES fue cambiar esa realidad, llegando a las áreas rurales y pequeñas ciudades de regiones de la sierra sureña, como Ayacucho, Apurímac, Cusco, Huancavelica y Puno, con 183 proyectos para aumentar la cobertura de los servicios de agua potable y saneamiento. En Ayacucho se ejecutaron 50 proyectos, y uno llegó a Pampa Hermosa.
Salud y agua segura en Pampa Hermosa
El proyecto integral benefició a más de 93.000 personas en las 5 regiones, facilitando el acceso a servicios de agua y saneamiento de calidad.
El proyecto implementó un nuevo sistema de agua por gravedad que incluyó una estación de captación, un reservorio, una cámara rompepresión y un sistema de distribución para cada vivienda. Como resultado, centenares de familias dejaron de utilizar los rústicos silos y dispusieron de nuevas unidades básicas de saneamiento (UBS) equipadas con lavamanos, ducha e inodoro.
Soledad Núñez, maestra de la escuela de Pampa Hermosa, recuerda que la comunidad experimentó un cambio notorio, con una mejor situación para la salud de sus habitantes. Agrega que “entonces no se contaba con los baños, solamente los silos (…). Hasta no sabíamos practicar la higiene personal y muchos de nuestros niños tenían enfermedades gastrointestinales”. También destaca el proceso de sensibilización en higiene y uso correcto de agua y saneamiento como un componente clave del proyecto.
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El BID, a través del PROCOES, impulsó el fortalecimiento de la capacidad de gestión de las comunidades para proveer servicios y construir una mayor institucionalidad, tanto en las Juntas Administradoras de Servicios de Saneamiento compuestas por los mismos vecinos, como en las unidades de gestión de las municipalidades locales y en los operadores especializados. Cristian Huicho, alcalde de Pampa Hermosa, explica que “siempre estamos exigiendo a nuestra población que ponga de su parte haciendo el mantenimiento correspondiente. Somos organizados para que nuestra población siga adelante”.
Esta articulación generó un círculo virtuoso de compromiso y apoyo conjunto, asegurando que la infraestructura se mantuviera en óptimo estado y fuera valorada por los propios usuarios. El proyecto fomentó alianzas colaborativas para garantizar que cada gota de agua y servicio de saneamiento mantengan su calidad, ofreciendo hasta hoy los mismos beneficios iniciales.
Trece años después de la llegada del PROCOES, Pampa Hermosa ha salido del anonimato para convertirse en un modelo exitoso de gestión integrada y sostenible de recursos hídricos que merece ser replicado para beneficiar a las comunidades más vulnerables y cerrar las brechas sociales.
El futuro de los nietos de Sócrates
El PROCOES se terminó de implementar en 2018 canalizando US$236 millones en financiamiento para zonas rurales y pequeñas poblaciones. Pero más allá de las cifras y datos están los impactos positivos que los proyectos generan en comunidades como Pampa Hermosa.
Mientras los afluentes de desarrollo sigan acercándose a Pampa Hermosa, el futuro que Sócrates Yanasupo anhela para sus nietos será cada vez más prometedor. Por eso es importante seguir apoyando iniciativas como PROCOES y la serie de intervenciones del Fondo FECASALC que invitamos a seguir explorando y conociendo a lo largo de América Latina.
Este artículo es parte de la serie “Cambiando el mundo a través del agua y el saneamiento”, una colaboración del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) que destaca el impacto que los proyectos de agua y saneamiento tienen en las personas de América Latina y el Caribe.
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