Este 25 de noviembre se celebra el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia en Contra de las Mujeres, con el objetivo de sensibilizar sobre lo generalizada y persistente que es esta epidemia, que además se ha profundizado por el COVID-19. La falta de acceso a la energía también impacta la vida de las mujeres desproporcionalmente como consecuencia de las normas sociales y la división del trabajo por género.
En áreas rurales en donde no hay acceso a la electricidad o a cocinas eficientes, las mujeres y las niñas suelen ser las principales responsables de recolectar leña para cocinar y calentar los hogares. Además de los problemas de salud asociados al uso de leña para cocinar, el proceso de recolección puede incrementar el riesgo de abuso sexual de mujeres y niñas cuando están buscando leña, especialmente si deben alejarse de sus comunidades para conseguirla.
El 35 % de las mujeres en el mundo ha experimentado violencia física o sexual por parte de una pareja o violencia sexual por una persona que no era su pareja. Sin embargo, del total de mujeres que han experimentado violencia, menos del 40 % ha buscado algún tipo de ayuda. En las Américas, 11 % de las mujeres han reportado violencia sexual por parte de una persona que no era su pareja, esta cifra posiblemente es mucho mayor ya no todas las mujeres reportan esta situación.
Acceso a energía = Más oportunidades económicas
El acceso a la energía tiene importantes beneficios para disminuir las brechas de género. Contar con servicios de iluminación, cocción y refrigeración de alimentos, lavado de ropa, climatización, conocimiento y entretenimiento facilita la satisfacción de las necesidades básicas y el acceso a oportunidades económicas de las mujeres.
Según un estudio del BID, en América Latina y el Caribe (ALC), las brechas de acceso entre hombres y mujeres a diferentes servicios relacionados con la electricidad son pequeñas. Sin embargo, la brecha más significativa se presenta en acceso a conocimiento-comunicación-entretenimiento. En la región, en promedio, 66 % de las mujeres tienen acceso a servicios de conocimiento, comunicación y entretenimiento en comparación con 69 % de los hombres. La, brecha es aún mayor en algunos países, como Bolivia, Ecuador, México, Panamá y Perú. Esta brecha es importante porque existe una correlación entre la electrificación y el rechazo de las mujeres a la violencia doméstica, la cual puede explicarse en parte por el acceso a la información. La alianza Power África considera que “la electricidad incrementa el acceso a la información de las mujeres; permitiendo la exposición a diferentes puntos de vista, en donde la violencia en contra de las mujeres es considerada inaceptable por mujeres en diversos roles públicos”.[1]
Adicionalmente, el acceso a iluminación, cocción y refrigeración de alimentos y lavado de ropa disminuye la pobreza de tiempo[2] de las mujeres como consecuencia de una mayor eficiencia para realizar las tareas del hogar. Esto les permite a las mujeres dedicar parte de su día a otras actividades como estudiar, recrearse o realizar actividades que les permitan generar un ingreso, ya sea un emprendimiento o participar en el mercado laboral. Estudios han conseguido que un aumento en los ingresos de las mujeres incrementa la proporción de recursos destinados a alimentos y educación de los hijos.[3] La independencia económica pudiese ayudar a mujeres en situación de violencia a dejar a sus parejas.
El empoderamiento de las mujeres sigue siendo esencial para eliminar la violencia doméstica y sexual. En el diseño de intervenciones para mejorar e incrementar el acceso a la electricidad y promover oportunidades económicas a las mujeres es importante considerar las normas sociales para incluir acciones que, además de empoderar a las mujeres, puedan prevenir potenciales efectos negativos de los cambios sociales. El acceso a la energía facilita que las mujeres y niños mejoren sus condiciones de vida, y por ende tengan más independencia y oportunidades de crecimiento.
[1] Power Africa. 2017. Exploring the Relationship Between Energy Access and Gender-Based Violence.
[2] La pobreza de tiempo se define como la falta de tiempo de los individuos para descansar o recrearse debido a la carga laboral que tienen, ya sea en el Mercado laboral o en el hogar. (Blackden and Wodon 2006, 6). La división de las responsabilidades del hogar por género y las normas sociales hacen a las mujeres particularmente vulnerables a no tener suficiente tiempo para otras actividades que no se relacionen con el cuidado de niños y personas mayores y las tareas del hogar (cocinar, limpiar, lavar, recolectar agua y leña, etc).
[3] Adedayo, A.G., Oyun, M.B., and Kadeba, O. 2010. Access of rural women to forest resources and its impact on rural household welfare in North Central Nigeria. Forest Policy and Economics, 12(6), 439-450.
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