El 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia por coronavirus y a la fecha se han infectado 2 millones de personas en el mundo. Dentro de las directrices determinadas por la OMS para enfrentar el COVID-19 se encuentra el distanciamiento social, el autoaislamiento y la cuarentena. Estas acciones son necesarias con el fin de aplanar la curva de contagio. Durante el aislamiento cambian las dinámicas urbanas en las ciudades reduciéndose a los viajes esenciales. Para estos, los sistemas de transporte han demostrado ser indispensables apoyando el desplazamiento de los trabajadores fundamentales, sin embargo,
¿Cómo se transporta la población vulnerable, adultos mayores o personas con discapacidad durante el coronavirus?
Si bien los sistemas de transporte masivo han aplicado protocolos de distanciamiento, desinfección de los autobuses, lavamanos portátiles en la entrada de las estaciones e inclusive obligatoriedad de uso de tapabocas dentro del sistema, para las personas de alto riesgo al contagio es recomendable hacer uso del transporte público solo para actividades esenciales. En muchos países las medidas han sido aún más restrictivas con la clausura de los sistemas de trasporte masivo como metro, autobuses o teleférico, entre otros.
De acuerdo con la OMS “las personas con mayor riesgo de enfermedad grave y muerte incluyen personas mayores de 60 años y aquellos con afecciones subyacentes como hipertensión, diabetes, enfermedad cardiovascular, enfermedad respiratoria crónica y cáncer, así como un sistema inmune debilitado”. (WHO 2020). La población mayor de 60 años puede tener una tasa de discapacidad más alta debido al envejecimiento fisiológico que conduce al deterioro de las funciones del cuerpo. (Mejia, Rivera y Urbina 2014). Según el informe “Autonomía e independencia: el cuidado de las personas con discapacidad” de la CEPAL, se observa que la proporción más alta de personas con discapacidad se encuentra en el rango de edad a partir de los 60 años. En dicho informe se expone:
“Los datos recogidos sobre el porcentaje de personas con discapacidad que tienen más de un impedimento [….] muestran que el reporte de varios tipos de discapacidad por las mismas personas se intensifica con la edad. [..] van apareciendo situaciones de multidiscapacidades a medida que la persona avanza en su ciclo de vida” (Cepal 2012).
Ante la presente contingencia, la situación de vulnerabilidad de los adultos mayores, personas con discapacidad y/o enfermedades preexistentes, se hace más peligrosa debido al riesgo de enfermedad grave intrínseco al COVID, a las restricciones de movilidad a centros de atención social y de salud, pudiendo llegar incluso a la muerte en caso de contagio.
En América Latina y el Caribe hay 70.666.206, personas con discapacidad (Cepal 2014). Si bien, en las actuales circunstancias esta población, al igual que los adultos mayores debe tomar todas las precauciones determinadas por la OMS, hay actividades primordiales relacionadas a la salud que algunos pacientes de tratamientos médicos requieren de manera imprescindible e inmediata. Por tanto, es necesario recurrir a alternativas como la telemedicina, domicilios para toma de muestras de sangre y en casos absolutamente necesarios (por ejemplo, tratamiento por diálisis, transfusiones de sangre, quimioterapia entre otros), recurrir al automóvil privado o al transporte individual de pasajeros como el taxi para desplazarse hacia los centros médicos.
Sin embargo, la situación de pobreza en la que viven muchas personas con discapacidad[1] no permite el uso de un vehículo privado o un taxi y por tanto deben tomar el sistema de transporte público corriendo mayores riesgos para su salud.
Teniendo en cuenta lo anterior, una de las alternativas para el transporte de adultos mayores o personas con discapacidad es el sistema de paratránsito. Los servicios de paratránsito son un modo alternativo de transporte de pasajeros con discapacidad o adultos mayores, en los cuales se programa, la ruta de acuerdo a la necesidad y horario del usuario. Comúnmente se llena un formulario en el cual se informa en qué dirección y a qué hora necesita ser recogida la persona, así como la dirección de su destinación, también a qué hora requiere ser recogido y llevado de vuelta a su casa. Comúnmente se utilizan minibuses. Los beneficios del sistema paratránsito son la flexibilidad y su capacidad de respuesta a la demanda de usuarios. Si se plantea como un servicio público, permite atender a las personas más necesitadas en la situación de emergencia actual, además de llevar un registro de usuarios, así como un mantenimiento y desinfección continuo.
Un ejemplo de un sistema paratránsito es ACCESO en la ciudad de Curitiba. Mediante este servicio de transporte especializado, las personas con discapacidad y adultos mayores pueden asistir a sus citas médicas de forma eficiente y segura. La solicitud del servicio se realiza por llamada telefónica, ingresando la información a una plataforma, que cuenta con un algoritmo numérico que determina las rutas más rápidas y convenientes para poder programar el recorrido de los autobuses especializados. (Moraes 2019).
Apoyo en la tecnología en tiempos de coronavirus
Adicional a los servicios de paratránsito, también es muy importante el apoyo que ofrece la tecnología durante la pandemia, bien sea mediante el uso de aplicaciones para domicilios que permiten a las personas de mayor riesgo solicitar sus provisiones de comida, medicamentos u otras necesidades, así como el proyecto de emergencia que Google y Apple se encuentran desarrollando para establecer un nuevo protocolo para rastrear el brote de coronavirus en curso
Este será un sistema que se integrará en aplicaciones oficiales de salud pública y permitirá contener la propagación del virus rastreando y poniendo en cuarentena a todas las personas con las que una persona infectada ha estado en contacto. Esto se llama rastreo de contactos, y es una herramienta crucial para contener brotes. (Brandom 2020). https://www.bbc.com/mundo/noticias-52251843
Así mismo Google ha creado el proyecto “COVID-19 Community Mobility Reports” donde se pone a disposición pública los cambios en la movilidad de 131 países con el objetivo de proporcionar a los gobiernos y autoridades sanitarias información para combatir el coronavirus.
La información se encuentra disponible en https://www.google.com/covid19/mobility/.
Mediante el análisis de los reportes del mes de abril, correspondientes a 14 países de la región, se observa la disminución en el uso de las estaciones de transporte, la cual ha sido entre el -91% y el -80% en 6 países[2], del -79% al -60% en 5 países[3] y del -59% al -50% en 3 países[4]. La información específica sobre el cambio en los desplazamientos con respecto a las actividades de comercio y recreación, mercados y farmacias, parques, estaciones de tránsito, lugares de trabajo y residencial se encuentra en cada uno de los reportes en línea y permitirá a las autoridades tener información de base para saber cómo actuar o aplicar estrategias asociadas al confinamiento y las necesidades de movilidad de las personas con discapacidad o adultos mayores.
Las acciones acá presentadas son algunas alternativas para tener en cuenta y proteger a los más vulnerables durante la pandemia.
En esta crisis las desigualdades y la falta de inclusión puede costar la vida de las personas, es indispensable que los gobiernos implementen proyectos y programas de emergencia para la población sin olvidar a los más frágiles. Por que como lo anota la columnista Andrea González “si hay algo que nos deja clara esta crisis, es que la fragilidad está en la humanidad”. (González 2020).
El BID trabaja en la inclusión de personas con discapacidad en la región a través de su iniciativa de MOVINCLUSIÓN, a la fecha se han realizado auditorias de accesibilidad en los sistemas de transporte público de 4 ciudades de la región; Bogotá, Medellín, Santiago de Chile y Curitiba. En estas, personas con discapacidad, adultos mayores y personas con movilidad reducida han aportado sus impresiones e ideas de mejora para incluir en los proyectos de transporte en curso que financia el BID. MOVINCLUSIÓN trabaja para que los proyectos de transporte cuenten con una perspectiva inclusiva e infraestructura accesible para todos.
[1] “La situación de las personas con discapacidad se caracteriza por extrema pobreza, tasa elevada de desempleo, acceso limitado a los servicios públicos de educación atención médica, vivienda, transporte, legales y otros; en general, su posición social y cultural es marginada y de asilamiento” (Vásquez 2006).
[2] Bolivia, Panamá, Perú, Colombia, Honduras, Paraguay
[3] Ecuador, Uruguay, El Salvador, Guatemala, Costa Rica
[4] Chile, Brasil y México
Rocio Orjuela dice
La mejor forma de evitar contagios es tener hábitos seguros para el cuidado y la protección de todos, visita https://importandocolombia.com/ y adquiere los mejores productos médicos al mejor precio.
Patricia Ledesma dice
Buenos dias, estoy interesada en este tema, en mi pais Republica Dominicana no existe este sistema de transporte para los adultos mayores y personas con discapacidad.. como puedo conseguir mas informacion.
diana sandoval dice
https://publications.iadb.org/es/accesibilidad-e-inclusion-en-transporte-analisis-en-ciudades-latinoamericanas-mapas-de-viaje-santo