La pandemia ha sacado a flote el alto potencial que el uso adecuado de tecnología puede tener en el control de esta. Su uso ha dependido en gran medida del grado de desarrollo de los países, de la existencia de plataformas digitales, del ecosistema innovador y, por supuesto, de los marcos regulatorios. En este blog les presentamos algunas tecnologías que han apoyado a enfrentar ese desafío.
Rastreo de personas contagiadas por coronavirus y control de temperatura
China y Taiwán desarrollaron sistemas de códigos de barras bidimensionales (QR codes) que clasifican a la población y restringen su libre movilidad dependiendo del factor de riesgo que representan en el contagio del virus. Asimismo, utilizan control de temperatura con dispositivos que no requieren contacto con las personas, monitoreando el acceso a lugares públicos, como estaciones de metro, escuelas y centros comunitarios.
Las autoridades de Corea del Sur han utilizado la red celular para informar a la población de los casos de infectados. Cada vez que se detecta un caso, la ciudad o el distrito respectivo envía un mensaje de texto a las personas que viven cerca del infectado.
En el caso de Singapur, la Agencia de Tecnología del Gobierno desarrolló una aplicación móvil Tracetogether, que usa la comunicación bluetooth de los dispositivos móviles para detectar cuándo dos personas se encuentran a menos de dos metros de distancia. Los registros son encriptados y almacenados en cada teléfono móvil, y solo deben ser suministrados cuando son requeridos por el Ministerio de Salud.
En España, el Gobierno utilizó los datos de los operadores móviles para conocer y analizar los movimientos de quienes se desplazan, para así reforzar los servicios públicos y la infraestructura.
Vehículos autónomos
Los vehículos autónomos, tanto terrestres como aéreos, también han aportado su parte. En las zonas más afectadas por el virus en China, se ha recurrido al transporte de equipo médico y pruebas del virus mediante drones. En España y en Brasil también se han utilizado drones para anunciar a la población la necesidad de guardar cuarentena.
La compañía Baidu, en asociación con el startup Neolix, ha comenzado la distribución de insumos y comida a un hospital en Beijing usando vehículos autónomos. JD y Meituan han utilizado vehículos autónomos para el transporte de comida y suplementos, vehículos autónomos diseñados específicamente para tal fin.
Idriverplus, una compañía de vehículos autónomos está realizando la limpieza de calles y la desinfección de hospitales con sus vehículos autónomos. Asimismo, la firma danesa Blue Ocean Robotics está proveyendo a hospitales en China sus robots para limpieza de hospitales con rayos ultravioleta.
En Estados Unidos, la compañía Navia está usando sus shuttles autónomos para movilizar insumos médicos en la Clínica Mayo en Florida.
Compañías de redes de transporte (TNCs por sus siglas en inglés)
En China, después del anuncio de cuarentena en Wuhan, el Gobierno local solicitó 6.000 taxis para atender los requerimientos de urgencia. En Estados Unidos y Canadá, Uber anunció que proveerá 10 millones de viajes gratuitos a para trabajadores del sector salud, adultos mayores y, en general, población que necesite realizar viajes esenciales. También determinó que no cobrará el valor del transporte a los restaurantes locales que provean comidas en su plataforma UberEats.
¿Y qué pasa en América Latina?
En América Latina y el Caribe, la acciones que se han implementado a la fecha parecen pocas. Sin embargo, hay anuncios de desarrollos próximos. Por una parte, se observan controles de temperatura en algunos aeropuertos de Argentina, Brasil, El Salvador y México, en terminales de transporte terrestre en México y Argentina, y de transporte marítimo en Chile. Además, en ciudades como Buenos Aires, Argentina, se incentiva el uso de billeteras virtuales para el pago de servicios de transporte público y, en ciudades colombianas, algunas empresas de delivery realizan donación de comida gratis a profesionales de salud, entregas sin costo y sin contacto. En México, Didi ha instalado una película protectora entre el conductor y los pasajeros de los vehículos, ha diseminado guías preventivas y ha creado un fondo de alivio para los conductores afectados con la crisis.
Por otra parte, ya hay anuncios de uso de datos celulares o aplicativos móviles por parte de los Gobiernos de Argentina, Brasil, Colombia y Ecuador.
Independientemente de la situación de mayor o menor avance que presentan los países de la región, parece claro que diversos usos de tecnologías avanzadas, combinados con prácticas sencillas, podrían resultar beneficioso en el corto y mediano plazo.
Controles de temperatura en estaciones de transporte público, rutinas de limpieza y desinfección automatizadas de vehículos, y campañas de comunicaciones son las opciones más factibles en el corto plazo. Mediante este simple control sería posible reducir drásticamente la probabilidad de acceso a sistemas de transporte masivo, taxis y vehículos compartidos (ride hailing) por parte de personas infectadas, algo que resulta esencial en el control del contagio.
Las compañías que prestan servicios de delivery de última milla jugarán un papel clave para mantener el suministro de víveres y comida, a la vez que controlan el riesgo de contagio por coronavirus.
Políticas de limpieza y desinfección de implementos y empleados, y servicios sin contacto podrían contribuir.
Alianzas con empresas de taxis o TNCs en aquellos países donde están autorizados, podrían aliviar la necesidad de transporte de personas enfermos, personal médico esencial e insumos médicos.
En un par de meses, es probable que haya flujos mayores de personas tanto en sistemas de transporte masivo como en vehículos y plataformas de servicios compartidos. En este momento, es posible que se presenten nuevos contagios y será indispensable que los gobiernos sean capaces de aislar esos nuevos pacientes sin requerir volver a una cuarentena generalizada, como lo han hecho los gobiernos de Corea del Sur y Taiwán.
Para ello, las plataformas digitales y aplicaciones móviles donde se realice un registro meticuloso de los casos de coronavirus y su círculo familiar facilitarían tanto el control para el uso de los servicios de transporte, como la imposición de medidas individuales sin poner en riesgo a la población.
El acceso a los servicios de transporte urbano e interurbano, así como a servicios de movilidad mediante aplicativos móviles, debería controlarse para personas que estén contagiadas y que hayan estado en contacto con infectados en al menos 14 días. Información sobre las rutas en servicio y sus horarios contribuirían también a evitar aglomeraciones en paraderos y estaciones.
En materia de transporte público, uno de los mayores retos será la vuelta a la normalidad. Es probable que algunos (¿o muchos?) usuarios habituales de metros, trenes o del BRT opten, después de esta crisis y a fin de mantener algún distanciamiento físico, por modos de transporte individual. Las administraciones tendrán que pensar en mecanismos que permitan algún grado de distanciamiento en los sistemas de transporte público, como metros y buses. Controles de temperatura, idealmente a través de reconocimiento facial (para no interrumpir el flujo de pasajeros), así como aplicaciones que hagan uso de datos masivos, podrían contribuir a generar confianza en el transporte público.
Por ello, uno de los aspectos más importantes que se debe incorporar después de esta crisis es la capacidad para usar la tecnología actual en pro de toda la comunidad. Implementar la regulación y estandarización indispensable para el uso masivo de estas herramientas en favor de todos. Se deberán generar reportes agregados y con un retraso en el tiempo de toda la huella digital que hasta la fecha dejamos, de esta forma generar conciencia de su importancia y potencial uso. A su vez, los gobiernos deberán aumentar su capacidad para intervenir individualmente y en tiempo real cualquier registro que sea necesario, acorde con su marco legal, para atender las condiciones de crisis que de seguro se presentarán en el futuro.
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