Al vivir en ciudades latinoamericanas, tenemos la sensación de que los motociclistas son protagonistas de una gran cantidad siniestros de tránsito. No es solo percepción, es una realidad tangible. Las cifras de lesiones y fallecimientos de motociclistas en Latinoamérica y el Caribe (LAC) son alarmantes ¿Cómo revertir esta situación de vulnerabilidad para los motociclistas?
Por Franco Daniel Azzato Paz*, Eduardo Café*, Claudia Díaz y Martín Sosa
En todo el mundo los motociclistas representan el 28% del total de fallecidos por siniestros de tránsito. Mientras que en países de bajos y medianos ingresos, este porcentaje es sensiblemente superior. Por ejemplo, en el Caribe Latino (Cuba y República Dominicana), los usuarios de vehículos de dos y tres ruedas representan el 57% del total de fallecidos (OPS, 2019), y en Sudamérica (Colombia, Paraguay y Uruguay) ya han superado el umbral del 50% según cifras oficiales.
Representatividad de los diferentes actores viales en la mortalidad de cada una de las regiones que conforman la Región de las Américas

¿Cuál es el uso de la motocicleta en LAC?
De acuerdo a la zona geográfica que se observe, en países de ingresos bajos y medianos, las motocicletas suelen ser utilizadas con fines comerciales, como vehículos de reparto de mercancías y —en algunos países—como taxis (OMS, 2017). Esto, también brinda a la motocicleta un rol clave en la sociedad, en el sentido que, en muchos casos, representa una fuente de ingresos para la persona que la conduce (Rodríguez, et al., 2015).
Existen varios factores que contribuyen a una mayor adquisición de motocicletas versus un automóvil:
- facilidades de financiación para motocicletas de baja cilindrada,
- costos de fabricación menores,
- costo creciente de un transporte público,
- comodidad y facilidad de aparcamiento,
- consumo más bajo de combustible y facilidad de mantenimiento (OPS, 2019).
- Agilidad de traslado que proporciona, aún en condiciones de congestión vehicular, situación que es común en las grandes ciudades latinoamericanas.
Por otra parte, hay una tendencia creciente en la demanda a través de aplicaciones móviles o por servicios de mensajería de taxi o entregas a domicilio a bordo de motocicletas. Quienes utilizan este vehículo como medio laboral —en muchos casos, informal— suelen tener bajos niveles de educación e ingreso económico, lo que constituye una barrera para acceder a un empleo con mejores condiciones laborales, siendo la motocicleta la principal herramienta de trabajo (OMS, 2017).
En cuanto a género, la evidencia del Global South sugiere que en el 66% de viajes en moto, las mujeres utilizan este medio acompañadas con al menos tres personas, a diferencia de los hombres, que la tendencia es utilizarla solo una persona a la vez (Oyesiku & Odufuwa, 2002). Por tanto, el uso de la motocicleta en las mujeres puede estar asociado a un uso familiar o compartido, para lo cual el vehículo no fue diseñado.

¿Por qué los motociclistas se encuentran en tal estado de vulnerabilidad?
Para dar una explicación, podemos utilizar el concepto de riesgo, con el método desarrollado por William T. Fine. En este modelo, el riesgo se define como la multiplicación de tres factores: Consecuencia, probabilidad y exposición. Exploremos cada uno de los componentes:
- La consecuencia de un siniestro a bordo de una motocicleta depende en gran medida del equipamiento de seguridad utilizado. Los estándares de calidad deben ser los adecuados y no debe haber un mercado permeable de productos no homologados. No solamente se habla aquí del casco, sino a la completitud del equipamiento protector, pues no todas las heridas fatales suceden a nivel de la cabeza.
- En cuanto a la probabilidad de que el siniestro ocurra, resulta clara la proporcionalidad inversa con factores como estándares vehiculares y de infraestructura (a mayor calidad, menor probabilidad). Estos no son los únicos factores, por ejemplo, un buen sistema de licenciamiento, que asegure que todos los motociclistas cuentan con las capacidades básicas, también impactará en disminuir el riesgo de siniestros..
- Por último, en la dimensión de la exposición se debe considerar cuan intensa es la utilización del vehículo. A más tiempo en las vías, mayor es la exposición y por lo cual, mayor riesgo.
¿Cómo mejorar la seguridad vial de los usuarios de motocicleta en la región?
Existen pautas, líneas de trabajo y mejores prácticas que contribuyen a mejorar la seguridad de estos usuarios y ofrecen resultados positivos en la materia. Para esto, el BID lanzó la publicación La motocicleta en América Latina: Actualidad y buenas prácticas recomendadas para el cuidado de sus usuarios. Te invitamos a conocerla.
Autores invitados*

Franco Daniel Azzato Paz. Uruguayo, ingeniero Industrial por la Universidad de Montevideo (Uruguay). Se desempeña como Consultor para el equipo del Banco Interamericano de Desarrollo en el área de Seguridad Vial y como coordinador técnico de la Fundación Gonzalo Rodríguez.

Eduardo Café. Ha trabajado como Consultor de la División de Transporte del BID por cuatro años y, ahora, es consultor independiente, trabajando en proyectos para el sector de transporte aéreo y movilidad urbana segura.
Mi hijo (25 años de edad) y yo (59 años) conducimos cada uno motocicleta (350 cc., Y 410 c.c.) desde hace 6 y 5. años respectivamente en la ciudad de Bogotá D.C. – COLOMBIA; adicionalmente yo la utilizo frecuentemente adicionalmente al vehículo para desplazarme a una finca familiar a 200 kms de Bogotá, de ahí mi profundo interés desde años atrås no solo como usuario sino también desde la óptica jurídica en estos temas de seguridad vial de los motociclistas, que cómo Uds bien indican en COLOMBIA lamentablemente el porcentaje de fallecidos (principalmente jóvenes) para el 2021 fue del 60por ciento,lo cual es preocupante; valga indicar que hasta el momento ni mi hijo ni yo hemos tenido siniestralidad alguna, gracias a la actitud y a la capacitación constante que realizamos pero no estamos exentos de sufrir en cualquier momento un accidente por culpa de terceros.