“En el largo plazo estamos todos muertos”, decía el famoso economista John Maynard Keynes. Esta frase, muy conocida para muchos economistas, es en realidad un poco deprimente. Abordando la cuestión con mayor optimismo, queremos pensar que en el largo plazo vemos un horizonte de oportunidades y prosperidad. Eso es lo que buscan muchos programas laborales. Entre ellos, los de capacitación, que están orientados a incrementar el capital humano de sus participantes a fin de mejorar sus vidas y las de sus familias en el largo plazo. En otras palabras, estos programas tratan de colocar a las personas y a sus familias en lo que podemos llamar una “trayectoria de éxito”. Por eso, es importante que la medición de los impactos de estos programas en sus objetivos de desarrollo se realice tanto en el corto plazo (a los dos años después de finalizado el programa) como en el largo plazo.
Como se desprende de un reciente meta-análisis de políticas activas a cargo de D. Card, J. Kluve y A. Weber, a diferencia de la evidencia de los impactos de corto plazo, existen sólo unos pocos estudios sobre los impactos a largo plazo de los programas de capacitación. La gran mayoría de los estudios existentes son para Estados Unidos y Europa, con escasa evidencia para países en desarrollo. Una evaluación del Programa Juventud y Empleo en la República Dominicana contribuye a reducir esta brecha de conocimientos, investigando los efectos a largo plazo de un programa de capacitación de jóvenes mediante un diseño de evaluación aleatorio. El análisis empírico se basa en los datos recopilados seis años después de que 3.279 jóvenes fueron seleccionados aleatoriamente para participar (o no) de este programa de capacitación para el trabajo.
Este video muestra los resultados de la primera evaluación de Juventud y Empleo y explica algunas características del programa. Y este blog explica algunos efectos inesperados de Juventud y Empleo
Los resultados son alentadores y confirman los impactos observados en el corto plazo. Seis años después de finalizada la capacitación, se documentan impactos significativos en términos de empleo formal para los hombres. Asimismo, se observan impactos en la calidad del empleo que tienen tanto en los hombres como en las mujeres en Santo Domingo, la capital de la República Dominicana. Estos resultados permiten constatar que los impactos de estos programas pueden ser duraderos.
Por supuesto, estos programas no son una solución mágica al problema de la difícil inserción laboral de los jóvenes. Pero ahora sabemos que sus impactos en la calidad del empleo se mantienen en el tiempo, lo cual no es menor teniendo en cuenta que, en promedio, un 75% de los jóvenes latinoamericanos que trabajan se desempeñan en ocupaciones informales, como recoge un reciente estudio del BID. En este sentido, el análisis sugiere que los programas de capacitación funcionan particularmente bien en contextos locales dinámicos, donde hay una demanda real por las habilidades que ofrece el programa. Si miramos los resultados con una visión dinámica, el análisis a largo plazo demuestra que los impactos de este programa se sostienen a lo largo del tiempo. ¿Qué otros programas tienen evaluaciones rigurosas de largo plazo?
*Artículo elaborado por Laura Ripani, David Rosas y Pablo Ibarrarán, especialista principal de la División de Protección Social y Salud del BID.
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