Ya se ha hablado mucho de los retos para lograr la cobertura universal en pensiones, y este reciente libro del BID da buena cuenta de la complejidad a nivel técnico y fiscal. Pero el caso de Bolivia nos muestra que, a veces, para lograr la cobertura del 97% de la población del país, puede requerir movilizar un ejército… literalmente.
Para pagar la pensión no contributiva a los beneficiarios de la tercera edad de Bolivia, la llamada Renta Dignidad, existen dos métodos: el primero es el tradicional pago bancarizado, que cubre alrededor del 90% de los beneficiarios. Pero para el resto, Bolivia cuenta con el apoyo de sus fuerzas armadas que se movilizan con un esfuerzo logístico comparable al necesario para entregar insumos al frente de batalla.
Allá lejos, en el área rural de un país con poco más de 10 millones de habitantes y un millón de kilómetros cuadrados, se encuentran comunidades con beneficiarios que deben ser atendidos y que no tienen ningún banco a la redonda. Es ahí donde el reto logístico de lograr los pagos recae en las fuerzas armadas.
Para registrar un beneficiario, en algunos casos los soldados han tenido que subirlo a una carretilla y cargarlo por el monte hasta la población con registro civil más cercana a fin de que pueda acceder a este derecho. En otros casos, para realizar el pago de doce adultos mayores en una población en el medio de la jungla, un grupo de marinos viaja en bote una semana para entregarles este beneficio. No es un trabajo fácil: a veces los botes se hunden, y los marinos vuelven a nado perdiendo las remesas enviadas, que quedan para consumo de peces y cocodrilos. “Mejor el dinero que los marinos”, me comentan.
La cobertura de pensiones en Bolivia ha sido un reto logístico, que las fuerzas armadas tomaron y que permite contar con un esquema de distribución que puede ser utilizado para llevar a los rincones del país otros insumos como medicinas. “En los últimos meses se nos encargó el pago del bono Juancito Pinto, que apoya a escolares, y la logística utilizada fue parecida a la que se usó en la renta dignidad” comentaba un responsable del ejército. “Es parte del compromiso de las fuerzas armadas con el desarrollo nacional” a través de la protección social en este caso. Un trabajo, sin duda, encomiable que demuestra que, cuando se quiere, no hay barreras para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.

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