¿Puede un mecanismo creado en la Edad Media ser útil en pleno siglo XXI? Aunque su origen es muy lejano, los programas de aprendices no solo siguen siendo una buena solución para muchos jóvenes en el mundo: también aspiran a ser una fórmula de éxito para los trabajos del futuro. Frente al problema del desempleo juvenil que padecen muchos países en América Latina y el Caribe, este tipo de programas en los que los jóvenes aprenden un oficio mientras trabajan representan una excelente oportunidad. Ante el nuevo mercado laboral que ya se aproxima, en el que cada vez los cambios serán más rápidos y profundos, ¿tienen futuro los sistemas de aprendices?
Un aprendizaje que se adapta al cambio
Los programas de aprendices, por definición, se desarrollan tanto en el lugar de trabajo como en el aula, y la capacitación fuera y dentro del puesto de trabajo deben ser complementarios en el marco de un plan de aprendizaje estructurado. Existe, por lo tanto, retroalimentación continua con respecto al tipo de habilidades que demandan las empresas participantes y las industrias a las que pertenecen, lo que asegura que el aprendizaje se mantiene al día de las necesidades del mercado. Basados en estas demandas, los currículos pueden ser adaptados constantemente con participación directa de los empleadores y, por eso, nunca caducan.
Desarrollar las habilidades blandas para el futuro
Con el aumento en la automatización y la inteligencia artificial, ciertas actividades que requieren habilidades técnicas podrán ser llevadas a cabo por máquinas y/o robots. Estas habilidades técnicas, por lo tanto, se harán menos indispensables que las llamadas “habilidades blandas” o socioemocionales (tener puntualidad, saber trabajar en equipo, comunicarse de forma efectiva…), que los robots no tendrán. La literatura académica ha comprobado que gran parte de estas habilidades blandas se aprenden en la práctica en el lugar de trabajo (interactuando con otros) y no solo en el aula. Los programas de aprendices permiten que los jóvenes, aparte de recibir un conocimiento técnico, tengan la oportunidad de desarrollar estas habilidades dentro de la empresa.
Los programas de aprendices permiten que los jóvenes, aparte de recibir un conocimiento técnico, tengan la oportunidad de desarrollar estas habilidades dentro de la empresa.
Aprendices para la innovación
A menudo se asocia los aprendices con trabajos manuales, de baja calificación. Pero esa sensación está lejos de la realidad: en países con programas de aprendices bien establecidos dentro de un sistema más amplio de formación de habilidades, como es el caso de Inglaterra, Alemania o Australia, existen ya programas de aprendices con un alto contenido tecnológico y de innovación dentro de sus planes de estudio. Empresas punteras como Jaguar o Siemens cuentan con aprendices en sus filas, realizando labores que requieren un alto conocimiento técnico. En Suiza, una evaluación concluyó que aquellas empresas que cuentan con programas de aprendices tienden a innovar más en patentes, procesos y productos que aquellas que no cuentan con aprendices.
Empresas punteras como Jaguar o Siemens cuentan con aprendices en sus filas, realizando labores que requieren un alto conocimiento técnico.
Los cambios en el mundo del trabajo que se avecinan no hacen sino aumentar la relevancia de este tipo de programas, con los que los jóvenes pueden prepararse mejor para las habilidades del futuro. Los países de América Latina y el Caribe están adquiriendo conciencia de la importancia de mejorar la transición entre la escuela y el mundo del trabajo, un salto que para muchos jóvenes de la región sigue siendo una pesadilla al día de hoy. Ante un futuro que nos trae nuevas incertidumbres, ¿por qué no damos a nuestros jóvenes las mejores herramientas posibles?
Luis Eduardo Loyarte dice
Me pareció muy interesante el artículo…Tuve la posibilidad de trabajar en un programa de implementación del sistema dual Alemán en Uruguay y, veo que es una modalidad de cualificación de los jóvenes muy apropiada, máxime el tema de las tecnologías blandas y la innovación, como valioso aporte a la mejora de la competitividad de un país.
Raquel Fernández dice
Estimado Luis, muchas gracias por tu comentario. Resaltas un punto muy importante, que es el de cómo los programas/sistemas de aprendices pueden contribuir a aumentar la productividad dentro de las empresas y por ende la competitividad de las mismas y de un país. Dentro de nuestro trabajo en el BID definimos los programas de aprendices como programas de “productividad laboral con alto impacto social”, dentro de los cuales la industria juega un rol clave en (i) definir las ocupaciones y competencias demandadas por el mercado laboral y necesarias para que las personas puedan tener mayores oportunidades en el mundo del trabajo; (ii) desarrollar currículos y (iii) en capacitar a los aprendices en sí, entre otras funciones. En países como Inglaterra, Australia y Alemania, los programas de aprendices son liderados por la industria, lo cual contribuye en gran medida a cerrar la brecha entre la demanda y la oferta laboral.
Nuevamente, gracias por tu comentario y esperamos nos continúes siguiendo en Factor Trabajo!
Emma Elizabeth Perales Vega dice
Concuerdo con que el sistema de aprendices es una gran opción, para los trabajadores y para las organizaciones.
Conocemos con seguridad que son muy importantes los conocimientos teóricos, sin embargo son las horas de experiencia, las que hacen la diferencia, poniendo a quienes tienen ambas cosas en ventaja de calidad, eficiencia y aporte a las organizaciones.
Sin embargo, en orden a este comentario, siempre me llama la atención la preocupación permanente y los continuos artículos sobre trabajo para “jóvenes”, descartando a las personas mayores, que tienen mucha experiencia. La masa desocupada de personas mayores de 45 años es mucha, y su experiencia combinada con los jovenes, facilita la gestión del conocimiento como corriente cultural laboral, que beneficiaria a las empresas y la sociedad. Las personas mayores, aun no somos invisibles o estamos muertas, no nos conviertan en eso.
Raquel Fernández dice
Estimada Emma, muchas gracias por tu comentario, muy pertinente e importante recalcar el rol de las personas mayores dentro de un sistema de aprendices. En primer lugar, cabe destacar que los programas de aprendices no son limitados a las personas jóvenes. De hecho en países como Australia y Alemania, son abiertos a personas adultas y no sólo a jóvenes, a pesar de que es cierto que en la práctica, tienden a atraer más a los jóvenes (en Alemania por ejemplo la edad promedio de los aprendices es de 20 años). Los programas pueden ser útiles para personas mayores con múltiples años de experiencia que quieran ya sea actualizar sus habilidades – especialmente relevante en un contexto de rápidos cambios tecnológicos para ciertas ocupaciones y para poder prepararse para los trabajos del futuro- o que opten por cambiar de ocupación.
Finalmente, como mencionas, las personas mayores con experiencia pueden llegar a jugar un rol importante dentro de un sistema de aprendices como capacitadores. Para esto, es importante, “capacitar a los capacitadores”, para que puedan contar con las herramientas pedagógicas necesarias para efectivamente impartir su conocimiento. Dentro del BID venimos trabajando con nuestros clientes en este tipo de iniciativas, asegurando que personas con experiencia dentro de la industria puedan compartir sus conocimientos de forma estructurada y con calidad.
Nuevamente muchas gracias por tu valioso aporte y esperamos nos sigas visitando en nuestro blog Factor Trabajo!
German chaves dice
Raquel, cordial saludo.
Excelente artículo, consideró que para América Latina , es una excelente estrategia, para la inserción laboral de jóvenes , empleos inclusivos.
Quisiera dialogar con usted, si me puede facilitar un correo.
En Honduras , a través de la cooperación Suiza, estamos definiendo un nuevo proyecto de inserción laboral de jóvenes, nos entraría conocer más en profundidad para implementarlo.
Gracias y reiteró mi felicitación