Saludos mis lectores, espero que se encuentren bien en donde quiera que estén. Estoy de vacaciones en estos momentos, pero soy una de esas personas que no logra separarse de su trabajo por mucho tiempo, así que aquí les lanzo otra entrada para que conversemos por este medio. Ahondo un poco en detalles de mi vida personal, que en realidad a nadie más que a mi interesa, pero que siempre ha sido la fuente de mis ideas como investigador y como profesional.
Les comento entonces que estoy casado con una “familia del ganado”, donde el padre de mi esposa fué ganadero, y sus dos hermanos han continuado con la tradición familiar. Por otra parte, probablemente todos los primos de mi esposa (los muchos que tiene) están también en el negocio familiar. Cuando vamos a visitar a la familia en Venezuela, mis cuñados se empeñan en llevarse al “gringo” a la hacienda por unos días (dicen que es bueno para mí separarme de mi laptop :-). Siendo yo un “ser urbano” total, estas salidas han sido algo que disfruto, porque siempre hay algo nuevo que aprender para mí.
Algo que me ha llamado la atención una y otra vez durante estos viajes en el campo es la gran cantidad de agua utilizada en la producción de carne en la hacienda de mis familiares, así como la que es utilizada para el riego en otras fincas de los alrededores. Esta parte de Venezuela (el sur del Lago de Maracaibo) tiene suelos muy productivos; la ganadería y la agricultura son una fuente formidable de la actividad económica en esta parte del país.
Como hidrólogo que ha incursionado en el cambio climático, me he convencido de que la adaptación al cambio climático tiene mucho que ver con el agua y cómo la usamos. En primer lugar, porque el agua no es sólo una parte del clima en sí mismo, sino también parte de casi cualquier actividad humana en este planeta. Piense en esto: nuestras industrias, nuestra energía, y sí, nuestra seguridad alimentaria, están íntimamente ligadas al agua. Por lo tanto, el agua es un “puente” natural para entender cómo los cambios en el clima pueden afectar a nuestras diferentes actividades, y lo más importante, el agua debe ser parte de cualquier estrategia de adaptación viable para enfrentar el cambio climático.
Es por eso que leí con gran interés un artículo de investigación publicado recientemente sobre la red “global de agua virtual” de intercambio comercial.
En este trabajo, los autores analizan el intercambio comercial de alimentos entre 166 naciones, y cuantifican el tamaño (huella) de el “agua virtual” en todo el mundo, es decir, la cantidad de agua que se utiliza para producir los alimentos que se comercializan entre estas naciones. Esta red de comercio virtual de agua es útil porque nos da una idea de la cantidad de agua que es utilizada por cada país para habilitar su suministro de alimentos, y también indica de dónde (qué país) proviene esta cantidad de agua.
Uno de los resultados más interesantes (para mí) de esta investigación, y que tal vez no sea tan sorprendente para ustedes es que “Este análisis proporciona evidencia de la existencia del fenómeno del “club de ricos”, donde un grupo de países intercambia la mayoría de los recursos entre sí … los principales socios comerciales exhiben una preferencia de intercambiar grandes volúmenes de agua virtual entre ellos mismos. ” Lo interesante para mi radica en que se calculan los volúmenes intercambiados, así que pueden hacerse comparaciones concretas y hay ahora una línea base para explorar este proceso de intercambio más en detalle.
Aunque el concepto de agua virtual no es nada nuevo, lo que esta investigación nos permite es mirar a la red de comercialización de aguas entre países del mundo, y nos dice la cantidad de agua se mueve en esta red con el propósito de comercio de alimentos. Antes de escribir esta entrada, he discutido este trabajo con los autores, y me han dicho que están trabajando ahora en analizar el cambio de esta red a través del tiempo (durante los últimos 30 años) y la forma en que el volumen de agua que fluye en la red (el tamaño de las flechas en el mapa) cambia con factores como diferentes escenarios de clima, de política y de población.
He invitado a los autores a dar una charla en el BID, y cuando esto suceda, vamos a hacer una transmisión de la charla vía web para que cualquiera de nuestros lectores pueda verla en línea. Creo que esto es sin duda una herramienta importante que podría mejorar nuestra comprensión de los impactos del cambio global en nuestra región, y contribuir a estrategias de adaptación viables para reducir nuestra vulnerabilidad en el caso de seguridad alimentaria.
Puede descargar el artículo de investigación completo aquí.
La versión en Inglés de esta entrada está aquí.
Hola, buen post.
En Argentina ya a nivel de los productores se está hablando del concepto de Agua Virtual y Huella Hídrica para los productos agroalimentarios como estrategia competitiva. En un reciente Congreso se mencionó como un kilogramos de carne puede requerir hasta 10.000 litros para su generación en algunos países. Esto a futuro es un valor competitivo para quienes pueden generar a menor costo en función de la disponibilidad (y costo de acceso) al agua.
Aca un resumen de un expositor que habló sobre el tema http://bit.ly/oW9kBy
saludos
Correcto, según entiendo este es el tipo de cifra que se cita en el estudio al que me refiero en la entrada. Dependiendo del rubro de alimentos que se comercia entre países, varía la cantidad de agua en la transacción según el consumo de agua que se require para producir dicho rubro.
Interesante el análisis del agua virtual; sabemos que las explotaciones agrícolas emplean diferenetes volúmenes de agua, según la implementación de sus sistemas de riego; pero, existe fuertes volúmenes de exportación de agua a traves de los alimentos, tal es el caso del Perú como primer exportador de esparragos (contiene 94 ml/100 g de producto fresco); aun más cuando la zona de producción se encuentra en la franja costera con baja disponibilidad de este recurso; que en el tiempo contribuyan a incrmentar las variaciones del cambio climático.
Hola Fran, exactamente. Creo que este análisis de agua virtual ayuda a entender mejor cómo utilizamos los recursos hídricos, particularmente en áreas de la región donde el agua no abunda.
Es prudente hablar ded ello, sin mebargo,el agua utilizada para la produción de minerales, ademas de causar daños medioambientales internos y externos, millones de litros desperdiciados en forma gradual causan la sequia del terreno de donde fueron extraidos, tales como manantiales y acuiferos necesarios para la producción del sustento alimentario de animales, plantas y el hombre.
Buen comentario José Antonio. Lo importante es contabilizar bien la utilización del recurso hídrico. Y eso es lo que hace el concepto de agua virtual (para alimentos, minerales, industria, etc) una herramienta útil.
LA pregunta quizás es, entre otras tantas que se deben realizar, cómo se compatibilizan situaciones en donde hay zonas que carecen de agua, hay comercio de productos, un modelo que hegemónicamente se asocia al agro negocio, porque a partir de este se sientan las bases de qué se considera desarrollo?. La crisis del 2008, tal vez una de las cosas que más puso de mnifiesto es que las alternativas rápidamente tienen consecuencias desde las estructuras que socialmente hoy se encuentran en los diferentes países. La confiabilidad y credibilidad de la información son temas que inciden en múltiples aspectos en que el ciudadano común termina preguntandose ¿ en quien confiar? ¿ ¿a quien creer?Saludos, MARISA.
Hola Marisa, gracias por tu pregunta y análisis. Te comento que la respuesta no es trivial, pero tampoco es imposible de resolver. Hay ya conceptos y aplicaciones en la gestión integrada de recursos hídricos (GIRH) que responden a esta interrogante. Sin embargo, seguimos enfrascados en resolver las urgencias de hoy sin pensar mucho en la problemática a largo plazo. Todo pasa por la planificación adecuada, ponderada y justa de nuestro uso de los recursos hídricos. Este proceso debe ser abierto y transparente. La información debe ser de circulación pública y poder tener así el escrutinio de varios sectores (no solo el gubernamental, que es lo que sucede en nuestros países). De esa manera, la discusión y el consenso generan decisiones más balanceadas y menos perjudiciales a mediano y largo plazo. Y el ciudadano común tiene que involucrarse. No hay otra…