Entre abril y mayo de 2024, el Estado de Rio Grande do Sul (RS), en Brasil, enfrentó intensas lluvias que superaron los registros históricos. Uno de los lugares más famosos del estado, el río Guaíba excedió los cinco metros de altura, causando inundaciones en áreas urbanas y costeras. En junio, un equipo de expertos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Banco Mundial (BM) y Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) viajó al RS, con el objetivo de ayudar al Gobierno del Estado, al Gobierno Federal y a los gobiernos municipales en la evaluación de daños y pérdidas del evento.
Las visitas de campo fueron clave para entender la magnitud del desastre. Se visitaron comunidades devastadas, y las conversaciones fueron realmente conmovedoras. En ellas quedó constancia de las acciones valientes de la ciudadanía y de los funcionarios públicos para salvar vidas y de la resiliencia de la población.
El Rio Grande do Sul (RS) ya enfrentaba desafíos antes de las inundaciones de 2024. Hasta mediados de 2023, una fuerte sequía provocada por el fenómeno La Niña afectó al estado. Posteriormente, en septiembre y noviembre de 2023, bajo la influencia del fenómeno El Niño, RS sufrió intensas lluvias que causaron más de 50 muertes y pusieron a prueba los sistemas de drenaje y protección de inundaciones. Pocos meses después, llegaron las precipitaciones que superaron significativamente los registros históricos, acumulando hasta 800 mm en 15 días en algunas regiones de RS, ocho veces más de lo esperado para abril y mayo de 2024.
Además del Guaíba, otros ríos como el Taquari, Jacuí, Caí, Gravataí y dos Sinos excedieron también sus niveles de alerta, resultando en importantes inundaciones. Las regiones norte, central y este del estado fueron las más afectadas, con municipios como Bom Retiro do Sul, Muçum, Canoas, Roca Sales, Santa Tereza y Porto Alegre recibiendo más de 500 mm de lluvia en diez días, superando en más del 200% su media histórica.
Cómo se realizó la evaluación
El trabajo de evaluación implicó a más de 40 especialistas con amplia experiencia en Brasil y otros países de América Latina y Caribe y atendió las solicitudes de apoyo de la Secretaría de Hacienda de RS y de la Secretaría Nacional de Protección y Defensa Civil.y Se realizó mediante la metodología DaLA (Damage and Loss Assessment), para estimar los impactos de las inundaciones en todos los sectores y desarrollar recomendaciones para una reconstrucción resiliente. .
Durante la misión, la activa participación de instituciones municipales, estaduales y federales, universidades, agrupaciones gremiales, entre otras, permitió recabar información para entender mejor los factores que exacerbaron el impacto de las inundaciones, estimar los daños, pérdidas y costos adicionales, además de formular recomendaciones para una reconstrucción resiliente.
Adicionalmente, el BID realizó un taller con expertos locales para evaluar los impactos del evento y las condiciones de riesgo que favorecieron las inundaciones de 2024. Aplicó para ello una metodología novedosa conocida como taller de modos de fallo, y colaboró con una misión especial del Gobierno de los Países Bajos en el análisis de medidas de corto y mediano plazo para implementar en la región metropolitana de Porto Alegre.
El resultado del DALA indica que el impacto del evento fue de R$ 88,9 billones (aproximadamente US$15 billones), de los que el 46% representa los daños, el 38% las pérdidas y el 15% los costos adicionales. Del total, el sector privado asumió el 78% de los costos del evento, mientras que el sector público cubrió el 90% de los costos adicionales para atender la emergencia.
Las recomendaciones para la reconstrucción resiliente se formularon siguiendo el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres y la normativa brasileña, principalmente la Política Nacional de Protección y Defensa Civil. También se alinearon con la Política de Gestión de Riesgos de Desastres (GRD) y el Marco de Política Ambiental y Social del BID, resaltando que durante la reconstrucción deben tomarse acciones para reducir la vulnerabilidad, corregir deficiencias en las políticas de GRD y mejorar la capacidad institucional, construyendo así resiliencia.
Estrategias de reconstrucción
El reporte DaLA incluye recomendaciones específicas para una reconstrucción resiliente por sector, incluyendo medidas para mejorar la planificación, asegurar la continuidad de la prestación de servicios y la seguridad de la infraestructura en transporte, energía, agua y saneamiento, agricultura, industria y comercio, entre otros. Este reporte también contiene medidas específicas para el sector cultural y turístico.
En el caso de las viviendas, se recomienda en el corto plazo definir las áreas donde es posible realizar inversiones para reducir el riesgo (áreas de riesgo mitigable) y aquellas áreas de riesgo no mitigable, es decir aquellas donde no es posible aplicar medidas de reducción del riesgo. Este aspecto es fundamental para definir si las familias que sufrieron daños en sus viviendas tendrán que reubicarse de forma definitiva o si con la implementación de medidas de reducción del riesgo podrán regresar a sus hogares.
La experiencia de distintos desastres muestra que la reubicación debe ser la última medida a considerar, dado que genera desarraigo en las familias y dificultades para mantener sus medios de vida. Esto se vincula con la recomendación de gestionar la recuperación de viviendas considerando el factor temporal. Se deben calcular de forma realista los tiempos necesarios para construir nuevas soluciones de vivienda, dotarlas de servicios básicos y disponer soluciones temporales para las familias, entre las que se incluyen los alquileres, a poder ser en sus localidades de origen.
Todas las acciones de rehabilitación y reconstrucción deberán concebirse con un enfoque de generación de ingresos y empleos que priorice a las familias más afectadas. En este sentido, cabe señalar el importante esfuerzo realizado por los gobiernos federal, estadual y municipalespara reducir las pérdidas económicas, con inyecciones de recursos muy importantes que están contribuyendo a mitigar el impacto del desastre sobre la actividad económica. Según las proyecciones económicas del DaLA, sin transferencias de todos los niveles del gobierno o sin la ejecución de obras de reconstrucción, el crecimiento del PIB de RS habría pasado del 6% (escenario sin desastres) al 3,6% (escenario post-desastre). Se estima que, gracias a las inversiones realizadas durante la respuesta y recuperación del evento, el crecimiento del PIB de RS puede alcanzar el 4,9%, lo que implica un impacto directo de 1,3 puntos porcentuales.
Reconstrucción resiliente: un proyecto de largo plazo
En cuanto a medidas para reducir el riesgo, en el corto plazo también se aconseja reparar diques, inspeccionar compuertas y mejorar los sistemas de alerta para la próxima temporada de lluvias, así como planificar estudios y recursos necesarios para apoyar la toma de decisiones en el mediano plazo.
Sin embargo, la reconstrucción resiliente es un proyecto de largo plazo. Para que se pueda materializar es clave que en el corto plazo se sienten las bases para que los procesos de desarrollo, como la planificación de la inversión pública y de uso del suelo, integren de forma adecuada la gestión del riesgo de desastres. En este contexto será fundamental impulsar la actualización de los marcos normativos, institucionales y presupuestales de gobernanza del riesgo, permitiendo una activa participación de tomadores de decisiones, investigadores, sociedad civil y comunidades locales. Para esto, el BID está apoyando al Estado de RS a aplicar el Índice de Gobernanza y Políticas Públicas para la Gestión de Riesgo (iGOPP), que apoyará el diseño de reformas de política para RS.
Una adecuada gestión del riesgo de inundaciones requerirá profundizar en el conocimiento sobre el complejo sistema hidráulico de RS, su interacción con las dinámicas de desarrollo y poblaciones, y el efecto del cambio climático. Para que estos estudios alimenten la toma de decisiones en el largo plazo es clave que sean realizados por las universidades existentes en el estado y que se formalice la relación entre universidad y los distintos niveles de gobierno por medio de acuerdos de colaboración permanentes. Por otro lado, es fundamental comunicar el conocimiento científico a la sociedad de RS, para que informe al diálogo de los agentes sociales sobre la problemática.
Los eventos extremos de sequía e inundaciones en RS han tenido efectos devastadores, pero también representan oportunidades para aprender, reflexionar y actuar. Invitamos a todas las partes interesadas a colaborar en la implementación de estrategias efectivas de GRD para lograr una reconstrucción resiliente. Con la coordinación entre los gobiernos federal, estatal y municipal, y la activa participación de la sociedad civil, podemos diseñar mejores ciudades y territorios, reforzar la infraestructura, el entorno natural y educar a las comunidades para proteger vidas, bienes, medios de vida y ecosistemas.
¡Actuemos ahora para un futuro más seguro y resiliente!
Leave a Reply