La necesidad de más y mejor información es una demanda creciente para los gobernantes y funcionarios del sector público, los miembros de la academia, las empresas, los organismos internacionales y los propios productores agropecuarios además de otros agentes del sector agropecuario. Todos estos actores requieren datos de variada índole para analizar el comportamiento de la actividad agropecuaria y el mundo rural. La información es conocimiento, pero su disponibilidad implica disponer de instrumentos de medición adecuados, y la realización de operativos estadísticos que garanticen la obtención oportuna de datos de calidad.
Desde esa perspectiva, los censos agropecuarios constituyen una operación estadística a gran escala, y conforman el pivote central de un sistema de información agropecuaria mediante la recolección de datos a nivel de finca. Sus resultados ofrecen una visión global del sector y representan una oportunidad para identificar tendencias o cambios estructurales, apoyar la planificación, la formulación de políticas, el desarrollo de posibles líneas de intervención y la toma de decisiones económicas bien informadas.
Dado que los censos agropecuarios se suelen realizar cada 5 ó 10 años, es natural asociarlos con aquellos aspectos de la agricultura que cambian con relativa lentitud a lo largo del tiempo. Por lo tanto, estos se centran, principalmente, en recolectar datos sobre la estructura básica organizativa de las explotaciones agropecuarias, tales como la identificación y localización geográfica de los productores, las formas jurídicas y modalidades de organización de la producción, el tamaño, tenencia y uso de la tierra, las áreas cultivadas y los cultivos sembrados, los volúmenes de producción, las existencias ganaderas, el uso de riego y de insumos agropecuarios, el capital fijo, la maquinaria, las tecnologías de producción, las formas de comercialización de la producción y el uso de mano de obra. Con mayor frecuencia, los censos agropecuarios también han venido recolectando información socioeconómica de los hogares rurales como datos sobre el nivel educativo, el sexo, la edad, el acceso a crédito y ahorros, los ingresos no agrícolas, entre otros. Esta información es fundamental para entender la dinámica de los hogares en las zonas rurales y por ende, la actividad agropecuaria.
Los antecedentes históricos de los censos agropecuarios en el mundo difieren según los países, su periodicidad y sostenibilidad en el tiempo. Todo esto se relaciona tanto con la importancia relativa del sector en la economía nacional como con el grado de fortaleza de los sistemas estadísticos. Entre los primeros censos de la región de América Latina y el Caribe, figuran el censo ganadero de 1852 de la República Oriental del Uruguay y el primer censo agropecuario de la Argentina, llamado Censo de Agricultura y Ganadería, realizado en octubre de 1888. Luego, le siguió Brasil que realizó su primer censo agropecuario en el año 1920 y, posteriormente, México en el año 1930.
Durante la década anterior, se realizó el último censo agropecuario del Paraguay -Censo Agropecuario Nacional-CAN 2008-, por lo tanto, la información disponible se encuentra desactualizada y no refleja los cambios ocurridos en el sector. Algunos de estos cambios incluyen: el fuerte crecimiento de las exportaciones ganaderas, la expansión de la superficie sembrada con cultivos anuales, los elevados rendimientos agrícolas, la presencia de , y los modelos productivos empresariales basados en incorporación de tecnología de punta y nuevas formas de organización de la producción. Actualmente, tales modalidades productivas coexisten con una estructura agraria de productores familiares, que trabajan pequeñas superficies, con problemas de tenencia de la tierra, dificultades para la comercialización de sus productos, y limitaciones para la diversificación y la incorporación de tecnología, lo cual permite inferir la persistencia de una estructura agraria dual en el país.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) está apoyando al equipo técnico de la Dirección de Censos y Estadísticas Agropecuarias (DCEA) del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) – encargada por ley de la ejecución de los censos y encuestas agropecuarias- en la implementación del nuevo censo agropecuario que actualice la información del sector.
La metodología que se ha propuesto prevé el diseño de un sistema de encuestas permanentes acordes a la demanda y requerimientos de datos en el país, así como las recomendaciones del Programa Mundial de FAO para el Censo Agropecuario 2020, la Estrategia Global para el mejoramiento de las estadísticas agropecuarias y rurales, y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Las directrices metodológicas del censo incorporaron avances tecnológicos para la captura de los datos en campo mediante dispositivos móviles, el uso de cartografía digital, la georreferenciación de las explotaciones agropecuarias, modelos de terreno en base a imágenes satelitales y la integración de los datos en un Sistema de Información Agropecuaria.
En síntesis, mediante el próximo censo agropecuario se buscará conocer los componentes estructurales de la producción agropecuaria del Paraguay y responder a las preguntas: ¿Qué, quién, dónde y cómo?
Un documento muy útil