El sector de la construcción está creciendo a un ritmo sin precedentes y se estima que se construirán 230 mil millones de metros cuadrados de nuevos edificios en todo el mundo en los próximos 40 años. Las emisiones de CO2 derivadas del consumo de energía del sector de edificaciones llegaron a representar alrededor del 28% del total de las emisiones mundiales de CO2 en el 2021. Si se incluyen, además, las emisiones procedentes de los materiales de construcción, este porcentaje aumenta al 37%. Asimismo, estudios del Banco Interamericano de Desarrollo aseguran que vivir en edificios libre de carbono resultará más barato y cómodo. En este escenario, planificar y construir edificios más verdes y resilientes representa una gran oportunidad para contribuir a enfrentar los desafíos del cambio climático y sumarse a los esfuerzos de cumplir con los objetivos acordados en el Acuerdo de París.
Para diseñar edificios verdes y resilientes es importante tener en cuenta las condiciones climáticas ambientales locales como la radiación solar, el viento, la humedad, lluvias, entre otras, así como los escenarios de cambio climático También es importante entender el entorno, ya sea la vegetación presente, infraestructura existente colindante y materiales disponibles. Estos parámetros son claves en la planificación inicial de proyectos de construcción de edificios, pues permiten prever intervenciones específicas de adaptación al cambio climático y gestión integral del riesgo de desastres naturales, aprovechar eficazmente las condiciones bio-ambientales y recursos disponibles, reducir la demanda energética e hídrica, y mejorar el bienestar y confort a los usuarios finales. Para ello, existen estándares, certificaciones y sistemas de calificación que permiten evaluar el nivel de desempeño de los edificios verdes. Su uso es relevante, especialmente en regiones donde los códigos obligatorios de construcción verde aún no están en vigor. El BID está apoyando cada vez más al desarrollo de edificaciones que cumplen con criterios de certificación, como es el caso del Centro de Empleo San Martín en Perú, Programa João Pessoa Sustentável en Brasil, Espacios de Primera Infancia en Argentina, entre otros.

¿Quieres diseñar edificios más verdes y resilientes?
¡Comienza por estos 5 pasos simplificados que te permitirán guiar la planificación efectiva de edificios más verdes y resilientes!


Estudia con detenimiento las condiciones ambientales y vulnerabilidades climáticas propias de cada sitio: Debes recopilar la máxima información posible para escenarios de clima actual y de clima futuro, incluyendo: evaluación de amenazas, variación térmica diaria, variación de la humedad ambiental diaria, vientos dominantes, intensidad de la radiación solar, horas de iluminación natural diaria, etc., así como registros históricos de riesgos y cualquier dato representativo del microclima local. Como resultado, puedes definir los requerimientos preliminares más adecuados en términos de adaptación, demanda energética y confort acorde al tipo de edificio.

Considerando las condiciones del sitio puedes identificar las estrategias de adaptación y eficiencia energética más adecuadas, priorizando:
a. Estrategias de adaptación, tales como: elevación de cota de planta, jardines de lluvia, pavimentaciones drenantes, en caso de amenazas por inundación; anclajes de refuerzos de la envolvente del edificio, protecciones en vidrios y ventanas, en caso de amenazas por vientos huracanados; sistemas de recolección y tratamiento de aguas, en caso de amenazas por sequias. Dependiendo del contexto de riesgo o de la amenaza, estas estrategias buscan mejorar la resiliencia de los edificios, aumentando su adaptación a impactos del cambio climático.
b. Estrategias pasivas de diseño arquitectónico bioclimático, tales como: ubicación, orientación del edificio, ventilación e iluminación natural, protección solar de ventanas, aislamiento térmico, uso de vegetación para sombra, entre otras. Estas estrategias buscan aumentar el confort ambiental de los usuarios, reduciendo la demanda energética durante el uso del edificio de forma considerable y por tanto las emisiones.
c. Estrategias activas, como iluminación eficiente, sistemas de acondicionamiento o calefacción eficiente, entre otros. Estas medidas que buscan mejorar el desempeño energético de todos los aparatos, equipamientos y sistemas de un edificio, reducir la demanda de energía, y contribuir con la descarbonización del sector energético.

En la búsqueda de materiales, puedes analizar la disponibilidad del mercado, privilegiando soluciones con bajo impacto ambiental y bajo consumo de energía durante el ciclo de vida de su fabricación. También, se pueden explorar materiales reciclables como por ejemplo madera, bambú, celulosa, lanas o fibras naturales, paneles aislantes estructurales, hormigones ecológicos, entre otros. Esto permite disminuir la huella de carbono generada por los edificios.

Una vez que conozcas la demanda de energía restante, puedes determinar si es necesario incluir sistemas de generación de energía renovable in situ, como sistemas fotovoltaicos o termosolares. Estos sistemas pueden suplir la totalidad de demanda del edificio, o solamente algunos sectores específicos, como por ejemplo para proveer iluminación exterior o para el uso de equipos específicos.

Por último, puedes considerar otros aspectos que contribuyen a disminuir el impacto de los edificios durante su operación, tales como, la optimización en el consumo de agua, la gestión de las aguas residuales y de los residuos sólidos, entre otros.
¿Quieres saber más sobre este tema? ¡Descarga la guía Edificios verdes: lineamientos para la incorporación y contabilización de medidas de mitigación y adaptación al cambio climático del Banco Interamericano de Desarrollo!
Encontrarás conceptos básicos sobre la planificación y diseño de edificios más verdes y resilientes, tanto de infraestructura social como de otros sectores, y como estos pueden contribuir al cumplimiento de las metas corporativas de financiamiento climático y a los esfuerzos de alineación con el Acuerdo de París. Todo ello, generando beneficios para el medio ambiente, ahorros económicos, mejores niveles de confort para los usuarios, y aumento de la resiliencia.
Leave a Reply