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Por Andrea Ulrich.
Seguramente todos recordamos que alguna vez que nos lastimamos siendo niños, la reacción de los adultos fue lavar nuestras heridas con agua y jabón. Desde entonces aprendimos que esto disminuye el riesgo de infección. Si la herida se infectaba, la combatíamos de la forma en que lo hemos venido haciendo desde hace un siglo, con antibióticos.
Con el paso de los años y el aumento de organismos y bacterias resistentes a los antibióticos, eso está cambiando. Las medicinas en las que hemos confiado durante años podrían volverse obsoletas y, de hecho, algunas ya lo son. ¿Cómo hemos llegado a este punto?
Cuando los antibióticos se consumen de manera inadecuada, por ejemplo, al dejar incompleto el tratamiento, algunas cepas bacterianas sobreviven a la dosis de medicamento. Entonces esas bacterias resistentes se reproducen y se extienden por el cuerpo, convirtiéndose en “superbacterias” que ya no pueden ser tratadas con medicinas tradicionales. Es el caso de la Staphylococcus Aureus (MRSA, por sus siglas en inglés), resistente a la meticilina, o la tuberculosis (MDR-TB en inglés), resistente a múltiples medicamentos.
Un fenómeno más común de lo que sabemos
Las cepas resistentes a los antibióticos están más extendidas de lo que creemos. El British Medical Journal publicó una investigación de más de 70.000 muestras de la bacteria E. Coli extraída de niños con infecciones urinarias. En los niños de países no miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) -la mayoría en América Latina- las cifras son alarmantes: casi el 80% de las muestras de E. Coli resultaron resistentes a la ampicilina, el 70 % al co-trimoxazol y el 60% al co-amoxiclav, todos ellos antibióticos de uso habitual.
Alarman asimismo los datos referentes a América Latina: en un estudio de 2009 en que se aislaron muestras de K. pneumoniae, los investigadores encontraron que el porcentaje de resistencia a tratamientos estandarizados fue del 55% en Guatemala, 58% en Paraguay, y 69% en Perú. La resistencia a esta bacteria es una amenaza para la salud pública pues, al provocar enfermedades de gravedad como la neumonía, puede extenderse fácilmente entre niños y ancianos.
Los niños son los más vulnerables
En este escenario los niños, particularmente los más pequeños, están en mayor peligro en parte debido a que su sistema inmunológico no está completamente desarrollado. Por ejemplo, los infantes son diez veces más vulnerables a contraer la infección de Salmonella que los adultos. Lo que es más, el porcentaje de niños infectados por enterobacterias resistentes a los antibióticos se ha incrementado un 700% en apenas 8 años, de acuerdo a un estudio actual realizado por la Case Western Reserve University en cerca de 100.000 pacientes de 48 hospitales infantiles en Estados Unidos.
¿De dónde salen las “Superbacterias?”
Las causas de la resistencia bacteriana a los antibióticos son variadas. Una de las razones más habituales es la prescripción de antibióticos por parte del personal de salud de manera excesiva o inapropiada. Por ejemplo, es muy común que los médicos receten antibióticos para tratar catarro o gripe, a pesar de que no son efectivos para este propósito al tratarse de infecciones virales y no bacterianas.
Asimismo, la escasa regulación en el mercado de medicamentos, que facilita el acceso a los antibióticos sin necesidad de receta, ha resultado en que la población se “automedique.” En América Latina el consumo de antibióticos ha crecido de manera significativa, principalmente en Perú, Venezuela, Uruguay y Brasil.
Las producciones agrícolas y ganaderas intensivas, propias de nuestra época, agravan el problema. La práctica extendida de medicar al ganado con antibióticos es una de las causas principales del aumento de las “superbacterias.” Las bacterias resistentes a los antibióticos que el ganado desarrolla en su sistema digestivo pueden ser transmitidas a los humanos que consumen su carne.
Hay que tomar medidas urgentes
La Organización Mundial de la Salud (OMS), reconociendo la gravedad de esta situación, ha expresado que la resistencia bacteriana “amenaza la misma esencia de la medicina moderna” y que el uso inapropiado de antibióticos “ha puesto a cada nación en riesgo”. Aunque hay avances prometedores respecto a nuevos medicamentos que puedan confrontar la propagación de las bacterias resistentes, no existen soluciones milagrosas. La pregunta entonces es, ¿cómo responder a esta crisis de salud pública?
Para enfrentar el problema, la OMS ha trazado un plan de acción global para enfrentar esta crisis. Éste incluye los siguientes puntos: concienciar a la opinión pública sobre el problema; aumentar la vigilancia y la investigación del tema; reducir la incidencia de las infecciones a través de instalaciones sanitarias e higiene efectivas; optimizar el uso de medicamentos antimicrobianos en humanos y animales y, finalmente, fomentar una inversión sostenible que tenga en consideración las necesidades de todos los países y que permita aumentar la inversión en nuevas medicinas, herramientas de diagnóstico y vacunas.
Y tú, ¿qué podrías hacer para evitar que te suceda? ¿En tus decisiones médicas o personales, cómo podrías ayudar a contener los avances de las “superbacterias”? Cuéntanos en la sección de comentarios o mencionando a @BIDgente en Twitter.
Andrea Ulrich es consultora en la División de Protección Social y Salud del BID.
Fabiola Maltos dice
Y usted que opina sobre el MMS (dioxido de cloro) de Andreas Kalcker?
Francisco Morales dice
¿Cómo enfrentar esta crisis de “superbacterias”?
Difundiendo información clara, precisa, real, pero masivamente, a través de instituciones fundamentales como el Estado.
En mi opinión, estas son las consecuencias negativas del llamado “desarrollo mercantil abierto y global”. O como lo mencionan entendidos, del “consumo exterminador y antinatural” (Lara Gonzáles, José, Consumo y Consumismo, Nómadas, Revista de CC. SS. y Jurídicas)
manuel caceres dice
No solo hay super bacterias que dañan a los humanos, también existen superbacterias, superhongos, superplagas, supervirus, superfitoplasmas que dañan los cultivos y crianzas domesticas y muy pocos hacen algo para regular su población de forma natural y sintética controlada; muchas medidas son de eliminación y/o erradicación mas no de control y regulación. HASTA HOY ES INCIERTA LA SUPERVIVENCIA HUMANA, VEGETAL Y ANIMAL SI CONTINUAMOS CON EL RITMO DE DESTRUCCIÓN DEL PLANETA.
saludos
ALBERTO RAMIREZ dice
DOS COSAS IMPORTANTES: LA PRIMERA Y MAS CLARA, EL USO RACIONAL DE ANTIBIÓTICOS, HACIENDO UN EJERCICIO CLÍNICO DE LA NECESIDAD DEL MISMO Y NO POR POR MODA O POR BENEFICIOS, SINO POR FORMULACIÓN. Y EN SEGUNDO LUGAR, SI ESTE SE FORMULA, RECALCAR LA IMPORTANCIA DE LA TOMA DEL TOTAL DE DOSIS EN HORAS Y DÍAS.
ADICIONAL A ESTO, EL MANEJO DE PACIENTES POR FUERA DEL ÁMBITO HOSPITALARIO, EN CASO DONDE LA POSIBILIDAD DE PLAN DE ATENCION DOMICILIARIA SEA CLARA, EVITANDO EL INGRESO A AMBITOS HOSPITALRIOS Y LA POSIBILIDAD DE INFECCION NOSOCOMILA.
Olga Lucy Fuentes dice
Muy importante tomar conciencia del consumo responsable de los antibioticos en cuanto a los horarios para tomarlos y el tiempo recomendado por el médico que lo formula, además de no automedicarse.
Od. Luis Marcano dice
La resistencia de las bacterias a los antibióticos ha aparecido de forma muy acelerada por el uso inadecuado que muchas personas le han dado
Es terrible que aún persista en algunas personas el hábito de ir a comprar un antibiótico para “curar” la gripe, y peor aún que aún exista un establecimiento que se los venda sin prescripción médica
En una publicación hecha en Nature (2015) nos informan que el consumo en todo el mundo de antibióticos se incrementó en un 30% entre el 2000 y el 2010
Una de las medidas más urgentes a tomar es legislar en países donde los antibióticos aun estén disponibles sin prescripción, eso debe acabar
Saludos desde Caracas