La diabetes tipo 2 afecta a millones de personas en América Latina y representa uno de los mayores desafíos para los sistemas de salud. En Ecuador, esta condición impacta especialmente a poblaciones rurales y vulnerables, como las de la provincia de Chimborazo, donde los centros de salud deben responder a una creciente demanda con recursos limitados.
Para enfrentar este reto, el Ministerio de Salud Pública de Ecuador, con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del Institute for Healthcare Improvement (IHI), implementó un proyecto piloto que demuestra que es posible mejorar la atención de enfermedades crónicas aplicando metodologías de mejora continua, fortaleciendo las capacidades locales y usando los datos de manera más estratégica.
En solo siete meses, esta iniciativa logró resultados notables en el control de la diabetes tipo 2, impulsando un modelo que podría replicarse en otras regiones del país y de América Latina y el Caribe.
Un modelo basado en mejora continua y uso de datos
El proyecto se aplicó en 11 establecimientos de salud de primer y segundo nivel de Chimborazo, donde el personal recibió formación intensiva en herramientas de mejora continua. La metodología se basó en el ciclo Planificar–Hacer–Estudiar–Actuar, que permite identificar problemas, probar soluciones y medir resultados.
El enfoque concibe a las organizaciones de salud como sistemas interdependientes: mejorar los procesos requiere comprender la variabilidad de los datos, aprender de la práctica y promover cambios sostenidos en el comportamiento del equipo de salud. Con acompañamiento técnico, coaching y sesiones de aprendizaje, los equipos pudieron detectar obstáculos en la atención, diseñar soluciones adaptadas a su realidad y ponerlas en marcha de inmediato.
Grandes brechas en el control de la diabetes
Como la línea de base, entre octubre y diciembre de 2024, los datos mostraron brechas:
- Solo el 3% de las personas mayores de 40 años eran tamizadas para diabetes tipo 2.
- Apenas el 4% de los pacientes diagnosticados eran evaluados por posibles complicaciones.
- Ninguno tenía citas de seguimiento programadas.
Además, solo el 15,6% de los pacientes tenía su enfermedad controlada, mientras que una cuarta parte ya presentaba complicaciones como pie diabético, retinopatía o insuficiencia renal. Estos datos impulsaron a los establecimientos participantes a establecer metas concretas, medibles y ambiciosas.
Mejor control y seguimiento
En siete meses, el cambio fue evidente. Se implementó el tamizaje regular, se programaron citas de seguimiento y se inició la búsqueda activa de pacientes que no acudían a sus controles. También se fortaleció la detección temprana de complicaciones. Los resultados:
- El porcentaje de pacientes con diabetes tipo 2 controlada pasó de 15,6% a más del 50%.
- La asistencia a controles aumentó de 0% a más del 70%.

Todo esto se logró gracias al liderazgo local, la colaboración del personal y el uso inteligente de los datos. Para diciembre de 2025, los equipos se propusieron alcanzar un 70% de tamizaje en adultos, lograr que el 50% de los pacientes mantenga su diabetes bajo control y reducir la tasa de complicaciones.
La experiencia de Chimborazo demuestra que mejorar la atención primaria y el control de enfermedades crónicas no siempre requiere más fondos, sino mejores prácticas, liderazgo local y acompañamiento técnico.


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