La población de nuestra región está envejeciendo y esto genera un aumento en la demanda de servicios de cuidado para personas en situación de capacidad funcional reducida. Al mismo tiempo, las personas que pueden brindar cuidados informales son cada vez menos, y el mercado de cuidados formales está reservado a quienes pueden afrontar sus altos costos. ¿Cómo mejorar los servicios de atención a estas personas? Evaluamos recomendaciones en este post.
El envejecimiento como tendencia irreversible
La demanda por cuidados de las personas en situación de dependencia se irá incrementando en la medida que los países de la región van transitando procesos de envejecimiento poblacional. Ese proceso es resultado de un aumento en la población adulta mayor que es donde se ubican los mayores niveles de necesidad de cuidado y apoyo, y una reducción de la tasa de natalidad. O sea, que habrá más personas que requieran cuidados y menos personas que puedan hacerse cargo de los mismos.
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Por ello es tan importante avanzar en el desarrollo de servicios que brinden atención a las personas que necesitan de cuidados y apoyo, y promuevan la autonomía personal para garantizar los derechos de la población adulta mayor y de quienes se hacen cargo de los cuidados, en forma remunerada o no remunerada.
Pocos cuidadores y en malas condiciones laborales
Actualmente quienes cuidan a personas con capacidad funcional reducida en forma remunerada en los hogares particulares o en instituciones lo hacen en condiciones de trabajo precarias, en situación de informalidad y/o baja remuneración, y con baja formación.
El sector privado provee servicios de calidad muy variada: hay un nicho de mercado para la población más pudiente que paga altos costos por recibir los servicios de mejor calidad relativa; mientras el resto de la población accede a servicios de calidad media o baja, con baja regulación y fiscalización estatal. Por ello, en gran medida se mantienen los cuidados en domicilio y ello conlleva un desgaste físico y emocional muy importante para quienes son responsables y ejercen esos cuidados.
En este tipo de cuidados se conjugan características que lo mantienen invisibilizado, desvalorizado y desregulado. Ellas son:
- el carácter relacional del cuidado ya que quien lo realiza establece un vínculo muy estrecho con la persona que necesita el cuidado,
- la obligación moral que se asocia a las normas de género impuestas a las mujeres,
- el hecho que sea realizado en forma individual y dentro de los hogares lo que dificulta la organización colectiva y el reconocimiento de derechos (sea que se realice en forma remunerada o no),
- el hecho de ser una tarea altamente feminizada, invisibilizada y que se ha realizado tradicionalmente en forma no remunerada. Ello lo coloca en una situación de desigualdad en relación con el resto del empleo porque la sociedad no lo reconoce como un trabajo formal que debe realizarse con una remuneración acorde a la tarea y el esfuerzo que requiere, y que exige cierta calificación para realizar la tarea.
Recomendaciones para mejorar los cuidados a personas
Para avanzar hacia una mejor provisión de los servicios de cuidados a personas en situación de reducida capacidad funcional se debe:
- Reconocer el aporte del trabajo de cuidados para la sociedad.
- Valorizar la tarea a través de:
- la mejora en la calidad del empleo en términos de formalización (regulación y fiscalización),
- la formación para el trabajo (básica y específica) y la certificación de competencias (conocimientos / habilidades), y
- su mejor remuneración (ello puede implicar un mayor diálogo social en el sector a través de la negociación colectiva u otras vías).
- Regular el cuidado provisto en los hogares y en las instituciones, en forma temporal o permanente.
- Portabilidad de los beneficios de la seguridad social para las trabajadoras migrantes.
El componente de género en atención a personas en situación de dependencia funcional
A su vez, es un sector intensivo en la generación de empleo a un sector de la población que ha sido particularmente afectado por la pandemia que son las mujeres de los estratos bajos de ingresos y con nivel educativo medio y bajo. Para que la crisis no signifique una mayor precarización del empleo en el sector deben desarrollarse servicios desde el Estado o con una fuerte regulación estatal. De otra manera, el sector privado seguirá generando empleos de mala calidad que no contribuyen con la seguridad social ni con el bienestar de la población.
Externalidades positivas de mejorar el sector de cuidados
La demanda de servicios de cuidado puede pensarse como potencial dinamizador y motor del crecimiento económico. A este sector, que podría ser responsable del 30% del crecimiento de la economía en la región, se lo denomina “Economía Plateada”. Por ejemplo, el turismo interno y externo presenta una oportunidad, aunque hoy día pocos países brindan atención a la población en situación de dependencia que desea viajar.
El desarrollo de servicios de calidad tiene efectos positivos en la igualdad de género y en la población dependiente porque:
- Reduce la carga de cuidados en los hogares.
- Las mujeres cuidadoras no remuneradas tienen mayores oportunidades de desarrollo en su vida personal, social y laboral.
- Mejora la calidad de vida de las personas dependientes.
Este texto se basó en una presentación realizada por Soledad Salvador en 30 de junio de 2021 en el Cuarto Evento de la Red CUIDAR +, que cuenta con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo, el Programa de la Unión Europea EUROsociAL+ y la Agencia Francesa de Desarrollo. Encuentra más información y la presentación aquí.
¿Cómo es la atención a las personas mayores con dependencia en tu país? ¿Tienes dependencia o conoces a alguien que la tenga? ¿Cómo coordinan el tema de los cuidados? Déjanos tu opinión en los comentarios
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