Un kilo en América Latina pesa lo mismo que en Europa o China, ¿no? Suponemos que sí. Vamos al supermercado y compramos tres kilos de papas, dos litros de leche y un cable de dos metros para nuestro cargador de celular. Camino a casa, le cargamos 25 litros de gasolina a nuestro auto. Pagamos contentos y asumimos que nos dieron las medidas que pagamos.
A nivel internacional, una empresa argentina exporta 30 toneladas de harina a un importador de Brasil, una bodega chilena le vende 100 cajas de 6 botellas de vino de 750 mililitros a un comprador mexicano, y un exportador colombiano vende cables de acero de 25 milímetros de espesor a una constructora uruguaya. En todas estas transacciones, el vendedor declara en su envase o en su factura que lo que vende mide, pesa o contiene la cantidad indicada. Y el comprador, en la gran mayoría de los casos, le cree y no desperdicia su tiempo midiendo todo otra vez.
¿Cómo logran las sociedades modernas esta confianza en las transacciones? Lo hacen montando lo que se conoce como infraestructura de calidad (IC), es decir un conjunto de organizaciones dedicadas al diseño de normas, certificación, realización de pruebas, calibración, inspección, acreditación y metrología. Las IC, también conocidas como sistemas nacionales de calidad, a través de sus varias instituciones, certifican que los bienes y servicios ofrecidos en un país o en el mundo, se ajustan a los valores que dicen cumplir. Esto genera enormes reducciones de costos de transacción. Imaginen si tuviéramos que andar con un medidor de litros en el auto, porque cada vez que cargamos gasolina, la desconfianza nos hiciera medir cada litro que cargamos. Si todos hiciéramos esto para cada transacción, los costos serían tan altos que empobrecería nuestras economías significativamente.
Representación de un Sistema Nacional de Calidad – Fuente: Banco Mundial (2007)
Es por ello que todos los países tienen montadas IC que funcionan como un bien público, generando un “lubricante” de las transacciones entre empresas, entre consumidores, o entre los primeros y los segundos, certificando que lo que dice medir o pesar sea realmente así.
El valor social de la IC es enorme, porque no solo interviene para certificar peso o volumen de los bienes, sino en miles de otros estándares relacionados con la seguridad de los materiales, la inocuidad de alimentos o la calidad de distintas materias primas.
Pero a todos nos pasa que en el supermercado, ante productos extranjeros, confiamos más en algunos que en otros. Lo mismo reportan las empresas de algunos países, que al competir con sus productos en terceros mercados, se encuentran con que los compradores confían más en los provenientes de algunos países que de otros. Esto sucede porque las IC no funcionan de la misma manera en todos los países, generando mayor o menor confianza en consumidores/compradores según su grado de desarrollo y su reconocimiento internacional. Y por esta razón, esas diferencias en el desempeño de las IC afecta la competitividad de las firmas de cada país cuando salen al exterior.
¿Cómo está la infraestructura de calidad en América Latina?
Por todo lo mencionado, en el BID decidimos estudiar los sistemas de calidad de algunos países latinoamericanos buscando identificar oportunidades de mejora que les permitan cumplir mejor su rol, ofrecer mejores servicios a las empresas y consumidores del país, así como apoyar la competitividad de sus firmas cuando salen a ofrecer sus productos a los mercados mundiales.
Los sistemas de calidad en países líderes
En el estudio, primero definimos las características centrales de la infraestructura de calidad (IC) en países líderes en metrología en el mundo, para usarlas como parámetro para comparar a los latinoamericanos con ellos. Lo que encontramos es que la infraestructura de calidad en países líderes:
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Responde a directrices de política correctamente alineadas con la estrategia del país en regulación de mercados y comercio exterior.
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Presenta grandes capacidades institucionales (estabilidad, autonomía operativa, capital humano avanzado, presupuestos adecuados).
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Está crecientemente integrada a redes internacionales de infraestructura de calidad.
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Complementa presupuesto público de base con fondos privados y ventas de servicios.
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Su gobernanza es mixta, con amplia representación del sector privado.
En la región, tomamos cuatro casos de estudio: un país grande (Argentina), dos medianos (Colombia y Chile) y uno chico (Costa Rica). Analizamos sus sistemas de calidad en relación con los parámetros de buenas prácticas en países líderes y esto fue lo que encontramos:
- En el caso de Argentina, se hizo un análisis de su sistema nacional de calidad en general que identificó oportunidades de mejora en las siguientes áreas: (a) desactualización del marco regulatorio de estándares y reglas que rigen las exigencias de conformidad en distintos sectores; (b) deficiencias en la infraestructura física de medición, por obsolescencia o baja disponibilidad; (c) algunas exigencias de calidad y normas técnicas que no están alineadas con las necesidades de la demanda privada; y (d) ausencia de una instancia nacional de coordinación de todo el sistema.
- El análisis de Colombia encontró que el sistema ha tenido una evolución positiva, si bien lenta, ya que desde 2008 viene reestructurándose para adecuarse a buenas prácticas internacionales. Las mejoras deberían darse principalmente en el volumen del financiamiento público, que al ser muy bajo afecta la calidad y cantidad de infraestructura disponible, así como los precios de los servicios ofertados, lo cual afecta proporcionalmente más a las empresas de menor tamaño.
- En Chile se identificó un sistema de calidad bien integrado a las redes globales de IC, con una evolución reciente favorable, pero que necesita: (a) mejorar la claridad sobre los roles y funciones de las distintas organizaciones involucradas, así como la articulación y ordenamiento del sistema; (b) mayor presupuesto público para aumentar su rol como herramienta para la competitividad nacional; (c) mayor uso de la metrología legal y menor confianza en las normas voluntarias; y (d) mayor difusión y adopción de normas.
- Finalmente, el análisis de Costa Rica encontró un armado institucional adecuado, recientemente rediseñado, y con legislación avanzada. Las áreas de mejora se relacionan con: (a) la desarticulación de la IC con las políticas de innovación y de competitividad; (b) aumentar las tasas de cumplimiento de las firmas y laboratorios del país con la nueva legislación vigente; (c) el limitado presupuesto del órgano rector del sistema para cumplir con su cometido; y (d) la escasez de laboratorios acreditados.
A partir de la realidad de estos cuatro países de la región analizados, cuyas problemáticas muy probablemente se repitan en el resto, se puede identificar mucho potencial de mejoras que quizás los tomadores de decisión todavía no perciben cabalmente.
La infraestructura de calidad (IC) en los países latinoamericanos cumple una labor silenciosa, alejada de los grandes titulares de prensa y de los primeros lugares de las prioridades de política. Sin embargo, es clave para proteger a los consumidores, reducir costos de transacción, bajar barreras al comercio, desarrollar nuevos estándares para permitir innovación en tecnologías emergentes y así aumentar las oportunidades de nuestras empresas en los mercados globales.
Que la IC en la región siga operando en un nivel menor al óptimo, sin proveer adecuadamente los servicios que el sector productivo necesita, tiene costos de oportunidad muy grandes. Pero adicionalmente, las nuevas tecnologías traen desafíos para los cuales nuestras IC aún no están preparadas. Desde el BID estamos apoyando a los institutos de metrología de América Latina a prepararse para responder a estos nuevos desafíos que plantean la nano y la biotecnología, así como la revolución digital, para empezar juntos a construir la infraestructura de calidad del futuro. Para que en América Latina confiemos cada vez más, no sólo en que un kilo pesa un kilo, sino también que un gigabyte es un gigabyte y que un nanómetro mide un nanómetro.
Descarga los estudios sobre la infraestructura de calidad en los cuatro países analizados
- El Sistema Nacional de Calidad en Colombia
- La infraestructura de calidad y competitividad en Argentina
- Infraestructura para la calidad y competitividad: El caso de Chile
- El Sistema Nacional para la Calidad como bien público para la competitividad en Costa Rica
- Sistemas de gestión de calidad y desempeño de empresas. El caso de la industria manufacturera en Colombia
- Certificación internacional de calidad: Impacto en el desempeño de empresas en Argentina
Rodrigo Centurión dice
Excelente
Guiliana Zegarra dice
Interesante el artículo, me preguntaba por qué no tomaron datos de Perú, para saber también cómo va. Gracias por la información la estoy compartiendo justamente con un área (Dirección de desarrollo estratégico)del Instituto Nacional de Calidad de Perú (INACAL).
Gabriel Casaburi dice
Guiliana, el estudio abarcaba cuatro países de América Latina, sólo se hizo una selección para que sea representativa de paises de distinto tamaño en la Region, que lamentablemente no logró incluir a Perú.