Que las mujeres de América Latina y el Caribe reciben pensiones más bajas que los hombres no es una sorpresa a estas alturas. En realidad, los sistemas de pensiones son un espejo de lo que ocurre en el mercado laboral, en el que las mujeres tienen una presencia muy inferior a los hombres (con casos particularmente preocupantes, como los de El Salvador o Guatemala, donde más de la mitad de las mujeres permanecen ajenas al mercado laboral).
El problema no solo reside en la baja participación en el mercado de trabajo. También influye la menor regularidad de las trabajadoras con respecto a los hombres. La maternidad, por ejemplo, provoca interrupciones en la vida laboral de millones de mujeres en la región, lo que se traduce en una menor densidad de contribución. En Chile, por ejemplo, la Encuesta Longitudinal de Protección Social de 2015 refleja que las mujeres cotizaron alrededor de la mitad de su vida activa, mientras que los hombres lo hicieron el 73% de su etapa laboral. En Uruguay, en la encuesta homónima de 2013, las mujeres tuvieron una densidad de cotizaciones del 58% y los hombres de 83%.
Las persistentes brechas salariales también son determinantes. En América Latina y el Caribe, los hombres que tienen un trabajo formal reciben salarios que, en promedio, son un 14% superiores a los de sus pares mujeres. Esto también tiene un reflejo en los sistemas pensionales de la región, ya que el cálculo de las pensiones, o está ligado al salario de los últimos años laborales (en los sistemas de beneficio definido), o depende del ahorro previsional que los trabajadores realizan con base en su salario mensual (en el caso de los sistemas de contribución definida). En ambos casos, un menor salario implica, por supuesto, una pensión más baja.
Cómo equilibrar la balanza
Ante esta realidad, la pregunta relevante es si los sistemas de pensiones deberían tener mecanismos de compensación para las mujeres. Y, de ser así, cabría analizar cuáles son los instrumentos más efectivos para compensarlas en su retiro. Existen ejemplos de políticas que toman esta dirección. Por ejemplo, en varios países de la OCDE, el Estado realiza las contribuciones de las mujeres en periodos de baja por maternidad. Una iniciativa similar se está discutiendo en Chile, donde se ha planteado la posibilidad de que las mujeres tengan subsidios específicos para incrementar su pensión con la intención de corregir las brechas de género del mercado laboral.
El desarrollo de pensiones no contributivas en la mayoría de los países de la región ha hecho que millones de mujeres logren pensionarse con pocas o incluso con ninguna contribución. Ahora bien, ¿son suficientes los instrumentos de compensación ya existentes o la región debe seguir buscando nuevos mecanismos compensatorios? ¿Se resolvería este problema incorporando a más mujeres al mercado de trabajo? El debate sobre las pensiones en América Latina y el Caribe continúa.
Se trata de un tema con muchas aristas. Si nos centramos en Seguridad Social exclusivamente se puede decir que las imperfecciones del Mercado de Trabajo (“menor salario de las mujeres”, “reducción de cotizaciones con relación a la maternidad”, etc.) deben ser resueltos en este Mercado de Trabajo, en especial en aquellas circunstancias en que los problemas del “bolsillo” tienen lugar en el período de vida activa. Si se tiene como Política de Estado el apoyo a la Maternidad y posiblemente el aumento de la Natalidad, se tiene la posibilidad de considerar subsidios directos en etapa activa, y que den lugar a cotizaciones a la SS, para mantener el nivel de jubilaciones y/o pensiones que se hubiere alcanzado de otra forma. Finalmente entiendo que Los “menores salarios” observados en mujeres y hombres corresponden en general a apreciaciones que surjen de estadísticas globales, debiéndose realizar un análisis pormenorizado respecto a personas conforme una segmentación adecuada al fenómeno objeto de análisis, de manera de tener elementos precisos que permitan una descripción adecuada del contexto para la definición oportuna de políticas sociales, laborales o de pensiones.
Como lo manifiesta Eduardo Melinsky, es un tema con varias aristas; encuentro el análisis complejo desde el punto de vista de la baja productivadad en el medio latino; como alternativa se esta evaluando la participación femenina activa en múltiples actividades, en donde se Les han cerrado las puertas cuando han aparecido en busca de oportunidades laborales, con necesidades, inexperiencia y una visión limitada de múltiples escenarios del mercado laboral, tecnológico, comercial.
No es por lo tanto conveniente evaluar con amplitud los escenarios en debate sin desconocer variables que soporten resultados confiables, tales como la capacitación adecuada, la generación de confianza en diversidad de escenarios, las posibles consecuencias sociales al desplazar la Atención familiar por priorizzar independencia económica, lo cual si puede evaluarse desde el aspecto productivo abriendo espacios en áreas cercanas a los ambientes familiares, dada la importancia que representa la asistencia directa de los padres a Sus Hijos, proyectando sociedades integrales y no caóticas?
Hay temas incluyentes que a pesar de ser vitales, se han delegado a segundo nivel. La importancia de adoptar Identidades Individuales y no Colectivas, es generadora de inconsistencias en el medio social, debido a las dependencias que se generan cuando las sociedades quieren imponer caprichos ocultos bajo aparentes necesidades denominadas vitales, tema que sugiere autoanálisis y debates abiertos con proyecciones claras y transparentes.
La invasión del consumo en la sociedad actual es un tema que conlleva tendencias de gran impacto en la adecuada utilización de los recursos, tanto individual como colectivamente. Es un aspecto excluyente cuando se adoptan conductas masivas y se pierde el Norte en las verdaderas necesidades; sociedades con mayor exigencia son sociedades con bajos niveles de productividad, y con grandes dependencias a pesar de tener recursos al alcance, se prefiere acudir a ofertas de productos de consumo masivo no prioritarios.
El mantener la Atención en los mercados externos conducen a un desenfrenado consumismo, y no se preveen desarrollos locales que brinden confianza, productividad y autosuficiencia.
La Globalización ofrece grandes beneficios pero simultáneamente genera escenarios de dependencia y doblega expectativas de crecimiento cuando no se han definido capacidades de oferta que impacten positivamente los mercados Globales.