Las mujeres rurales son el grupo menos conectado a las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) en la mayor parte de los países de América Latina y del Caribe. En el Día Internacional de las Mujeres Rurales, exploramos los resultados de un estudio que analiza la interacción entre dos factores determinantes en la vida de muchas personas de nuestra región: el género y su ubicación geográfica. El trabajo fue realizado por la Universidad de Oxford con apoyo del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA).
Las mujeres rurales representan una cuarta parte de la población mundial. En nuestra región, 125 millones de personas viven en zonas rurales, con algunos países como Haití y Guatemala con casi la mitad de su población viviendo en estas zonas. El ámbito rural suele tener un mayor índice de pobreza: datos del 2019 revelan que 1 de cada 2 personas que viven en el ámbito rural son pobres, mientras que en el ámbito urbano este número es de menos de cada 1 en 5 (FAO 2018).

Brecha digital sobre brechas laborales
Partiendo de una mayor pobreza en los ámbitos rurales, las mujeres se enfrentan a brechas adicionales. Para empezar, al igual que los indígenas y los afrodescendientes, se encuentran sobrerrepresentados en el grupo de personas pobres. Este dato concuerda con la existencia de una brecha salarial de género de hasta 40% en zonas rurales, y el hecho de que las propietarias de tierra mujeres son solo un 20% del número total de dueños (OIT 2018). Otro dato relevante es que las mujeres del campo tienen además mayor dificultad para acceder al financiamiento para producir o a los insumos para aumentar el rendimiento de sus cultivos.
Sumado a esto, tenemos las brechas digitales a las que hace referencia el estudio. En un análisis de datos de la Encuesta Mundial Gallup, informaciones de los países y de rastreos de la red social Facebook, en 17 de los 23 países de la región analizados, menos mujeres declaran poseer celulares en comparación con hombres. Cuando se desagrega este dato por ubicación geográfica, vemos una segunda brecha evidenciada: mujeres de baja escolaridad que viven en áreas rurales son las menos “conectadas”.

Es decir, que se trata de desigualdades sobre desigualdades; el género y ubicación en zonas rural interactúan produciendo múltiples niveles de desventaja.
¿Por qué importa la conectividad?
Estas brechas “en línea” y “fuera de línea” no solo coexisten, sino que se retroalimentan. Como muestra un cruce con datos de la Organización Internacional del Trabajo realizado en el estudio, la brecha digital puede tener un impacto directo sobre la no digital, sobre todo en lo referido a empleo.
¿Qué mostró este cruce de datos? Cuando la brecha digital de género es menor las perspectivas del mercado laboral para las mujeres son mejores. Esto se ve evidenciado sobre todo en la relación mujeres- hombres en la tasa de empleo vulnerable y en la tasa de participación en la fuerza laboral.
Los datos indican que a medida que las brechas digitales de género se agrandan el empleo vulnerable femenino aumenta con respecto al masculino, mientras que el porcentaje de participación laboral femenina disminuye. En definitiva, brecha digital es igual a menos empleos y empleo de peor calidad.

Hacia un futuro más conectado
Garantizar el acceso a la tecnología es clave para cerrar las brechas laborales, económicas y sociales a las que se enfrentan las personas, y particularmente las mujeres, de Latinoamérica y el Caribe. En el BID, sabemos que para avanzar hacia un futuro mejor debemos conocer las desigualdades que afectan a las mujeres y poblaciones diversas y diseñar nuestras operaciones de forma que promuevan equidad e inclusividad. El BID ve a la inclusión tecnológica y las economías digitales como herramientas necesarias para impulsar el progreso económico y social de todos nuestros países miembro.
Nuestro objetivo conjunto es convertir lo que es hoy otro origen de desigualdad en un puente de oportunidad. Internet y otras tecnologías pueden ser un agente de cambio valioso para impulsar la inserción laboral de mujeres rurales, darles acceso a mayores oportunidades de ampliar sus negocios y comercializar sus productos, y acceder a programas de capacitación y asistencia que les permitan crecer profesionalmente. En definitiva, para las mujeres rurales, un futuro online es un futuro más brillante.
Leave a Reply