Por María Mercedes Acosta*
Son las 12:10 de un viernes de septiembre de 2013. Llevo 15 minutos de ejercicio cardiovascular, cuando mi celular anuncia la llegada de un nuevo mensaje. “BID – Convocatoria – Inclusión e Identidad en América Latina” son algunas de las palabras que aparecen en el asunto. Cuando abro el correo electrónico, rápidamente encuentro frases que despiertan mi interés: igualdad de oportunidades, pleno desarrollo…
Soy editora de Sentiido, medio virtual especializado en periodismo de diversidad sexual y de géneros. Así que encontrar una invitación a participar en una convocatoria que entre otras cosas “busca generar y divulgar información sobre lo que está ocurriendo con la población LGBT” es una coincidencia que no estoy dispuesta a dejar pasar.
Estoy convencida de que la discriminación de la que aún es víctima buena parte de las personas lesbianas, gais, bisexuales y transgeneristas (LGBT) es producto de los prejuicios, las falsas creencias y la ausencia de una verdadera educación en diversidad sexual y de géneros.
El hecho de que un niño agreda o insulte a otro porque no le gusta jugar f’utbol y pase más tiempo con las niñas que con los niños evidencia que este menor ha crecido escuchando que lo correcto es que los hombres se comporten de una determinada manera y las mujeres de otra, y que quien se salga de ese estrecho margen merece ser castigado.
Teniendo en cuenta esto y la convocatoria del BID, preparé una propuesta para conocer cómo está Colombia en materia de bullying escolar por orientación sexual, identidad y expresión de género. Elaboré un proyecto de periodismo en profundidad que proponía explicar qué es esta clase de intimidación, las barreras que genera, por qué es un fenómeno ignorado o vetado y cuál es la manera más efectiva de prevenirlo y manejarlo.
Cuando mi propuesta fue elegida, empezamos un proceso de reportería en tres de las principales ciudades de Colombia: Bogotá, Cali y Medellín. Durante esta labor y tras los largos silencios y las respiraciones profundas de padres de familia y directivas de instituciones educativas, pude comprobar que, efectivamente, es un tema en el que el desconocimiento está ganando la batalla.
Saben que, de abordarlo, tendrán que confrontar prejuicios y creencias religiosas, revisar los programas de educación sexual y evaluar los mensajes que envían en la cotidianidad con respecto a la diversidad sexual y de géneros. Y ¿para qué complicarse la vida?
El informe periodístico final, titulado Colombia: el bullying por homofobia debe salir del clóset y que puede descargarse aquí, incluye los siguientes temas: así es el bullying escolar por orientación sexual e identidad de género; iniciativas, programas y políticas antibullying existentes; leyes contra el bullying escolar; iniciativas internacionales; cyberbullying; la historia de Hernando y recomendaciones.
El tema está sobre la mesa. Quedó en evidencia que esta clase de bullying no es inofensivo ni forma el carácter. Por el contrario, además de ser causa de un sufrimiento diario, es motivo de deserción escolar, bajo desempeño, descenso en la autoestima, aislamiento y, en algunos casos, suicidio. El paso a seguir es tomar la decisión de enfrentarlo. Como hicieron Johana y su colegio:
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*María Mercedes Acosta es comunicadora social y periodista de la Universidad de La Sabana (Colombia) y magister en Periodismo Digital de la Universidad de Alcalá (España). Ha trabajado, entre otros medios, en Revista Diners, Editorial Televisa y Revista Semana en Colombia. Actualmente es editora general de Sentiido, medio digital del que es cofundadora y que está especializado en temas de diversidad sexual y géneros.
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