¡Virgen Santa! ¡Se enloqueció Daenerys! Parece que al darse cuenta que el único que la amaba en todo Westeros era su sobrino, Jon Snow, decidió aplicarles una solución final a los habitantes de King´s Landing. Miles de mujeres, niños y civiles ardieron en el inclemente fuego de su dragón. Pero ¿y si hubiera recibido más amor? ¿Si hubiera crecido en un entorno familiar más favorable y no desplazada por la violencia en su país? ¿Si hubiera tomado algún medicamento para mitigar el ataque de esquizofrenia? ¿Si no hubiera heredado los genes que heredó de su padre, el Rey Loco? Lo cierto es que ninguna de estas condiciones se dio y quedamos sentenciados, una vez más, a un villano con discapacidad.
Desde el punto de vista de los derechos de las personas con discapacidad, Game of Thrones lo venía haciendo muy bien. En las ocho temporadas de esta serie de televisión -considerada uno de los mayores eventos de cultura pop de la década- ha habido al menos 16 personajes con discapacidad. Muchos con roles protagónicos, con vida sexual y ocupando posiciones de poder. Son personajes complejos, con voz propia y la discapacidad no es el centro de sus historias, ni aquello que los define. Son buenos o malos, héroes o villanos, independientemente de su condición. Escribí una columna al respecto
A pesar del gran servicio que Game of Thrones le ha hecho al cambio de paradigma que busca el movimiento por los derechos de las personas con discapacidad, el giro que le dieron a Daenerys, nuestra ex-amada reina de dragones, al convertirla fugazmente en una genocida con discapacidad psicosocial, promueve un estereotipo fatal.
No es nuevo. Quinientos años antes de George RR Martin, un tal William Shakespeare ya se había inspirado en la guerra de las dos Rosas para escribir una ficción también con zombies, intrigas, traiciones, sexo y un súper villano con discapacidad: Ricardo Tercero. ¡La historia también fue viral! Y así justificó su maldad este rey al principio de la obra:
“Pero yo, que no he sido formado para estos traviesos deportes ni para cortejar a un amoroso espejo…; yo, groseramente construido y sin la majestuosa gentileza para pavonearme ante una ninfa de libertina desenvoltura; yo, privado de esta bella proporción, desprovisto de todo encanto por la pérfida Naturaleza; deforme, sin acabar, enviado antes de tiempo a este latente mundo; terminado a medias, y eso tan imperfectamente y fuera de la moda, que los perros me ladran cuando ante ellos me paro… ¡Porque, yo, en estos tiempos afeminados débiles de paz, no hallo delicia en que pasar el tiempo, a no ser espiar mi sombra al sol, y hago glosas sobre mi propia deformidad! Y así ya que no pueda mostrarme como un amante, para entretener estos bellos días de galantería, he determinado portarme como un villano y odiar los frívolos placeres de estos tiempos.”
Su discapacidad es el origen de su maldad. Su razón para odiar al mundo, al igual que los villanos de James BondJason en Viernes 13, el Guasón en Bátman y tantos otros que justifican su conducta macabra en una discapacidad. Cientos de años de martillar este estereotipo en la cultura popular le han pasado factura a este colectivo social a la hora de buscar trabajo, por ejemplo. Nadie quiere contratar al próximo Guasón para que maneje Excel en el departamento de contabilidad.
Ahora, cambiar esto es difícil. Pero se empieza por que cada persona entienda a la discapacidad como un asunto de derechos humanos. Algo en el entorno y no en el individuo. Así, un público más informado demandará entretenimiento que aborde a la discapacidad de una manera más multidimensional y realista y no como un simple deus ex machina para justificar la maldad. Así como ha cambiado un poco la manera estereotípica de mostrar a las mujeres o a los afrodescendientes en los medios de comunicación, la cultura debe evolucionar para incluir a las personas con discapacidad de una manera adecuada. Game of Thrones iba muy bien y pues bueno…aún falta un capítulo. ¡Vamos Khaleesi!, demuéstranos que todo ha sido un gran malentendido.
Hail Bran the Broken!
Buenas tardes,
El articulo publicado aqui dista mucho de una visión sobria y técnica que el Banco debe salvaguardar para un tema sectorial. Yo también, como muchos otros, he sido fan de Game of Thrones, pero dejo mis pasatiempos personales para los fines de semana ya que no deben ser llevados al plano laboral. Sugiero eliminar este post del dominio publico del Banco,
Gracias por el blog. Excelente reflexión. Todos debemos contribuir en un entendimiento acerca de la discapacidad como un asunto de derechos humanos.
Qué bueno que publiquen material que relacionen las tendencias culturales con temas de interés de diversidad e inclusión. Deberían publicar algo con contenido del último episodio, y el Rey Bran. Gracias
Este es un ángulo muy interesante. Sin duda uno de los aportes interesantes de GoT ha sido traer a la luz a un grupo de personas con discapacidad (Tyrion, Bran, Hodor) dándoles papeles e historias que van más allá de los roles estereotípicos (débiles, de víctima o inspiracionales) que frecuentemente se da a estas personas. Ojalá que en el futuro veamos a más y más programas romper moldes de esta forma. Con lo que no estoy tan de acuerdo es con la idea de que la maldad de Daenerys emana de una discapacidad. Daenerys se vuelve “mala” porque se enferma de poder, se convence de que el fin siempre justifica los medios y que sólo ella tiene la virtud de juzgar lo bueno de lo malo. Equiparar esto con tener una discapacidad parece un tanto exagerado. Lo mismo con el Guasón o los villanos de James Bond. No sé si el punto (válido) es sobre el uso indiscriminado (y a veces, sí, discriminatorio) que se da coloquialmente a la palabra “loco”; esa sin duda sería una discusión interesante, pero no me parece que en estos casos se de esa equivalencia entre discapacidad y maldad a la que se alude. En fin, gracias por abrir el espacio a estas discusiones!
Gran reflexión para entender que la discapacidad es un asunto de derechos humanos!