Cuando se habla de los pueblos indígenas y su dimensión económica, la atención suele enfocarse más en los rezagos y la exclusión, y menos en las oportunidades. Es innegable que los pueblos indígenas de América Latina, casi sin excepción, suelen enfrentar altos niveles de pobreza — incluida la extrema — y desafíos para su desarrollo económico y social. Sin embargo, ¿por qué no intercambiar ideas sobre cómo superar esa situación y sobre cómo los pueblos indígenas pueden alcanzar un mayor nivel de desarrollo económico?
Áreas de oportunidad para reducir las brechas
- Capital humano. Ampliar la cobertura y calidad de la educación desde el nivel primario — incluyendo la educación bilingüe intercultural — es fundamental. ¿Es más costoso? Un estudio realizado en Guatemala observó que disminuye la repitencia y la deserción escolar, generando ahorros en el gasto público. Mejorar el capital humano incrementa las posibilidades de inserción laboral y de ingresos más altos. Actualmente, la diferencia de participación en el empleo formal entre personas indígenas y no indígenas varían de 6 puntos porcentuales en Chile, a más de 10 puntos porcentuales en países como Ecuador o Guatemala.
- Infraestructura. Por lo general, los pueblos indígenas se concentran en determinadas áreas geográficas. En varios países, dichas áreas geográficas — independientemente de si son reconocidas legalmente como territorio indígena — presentan menores niveles de inversión pública lo que limita el acceso a mercados y servicios. Esto incluye carreteras en buen estado, electrificación y conectividad. Un estudio realizado en Guatemala identificó disparidades significativas en inversión pública para áreas indígenas frente a áreas no indígenas, pudiendo ser de más del doble.
Cerrar esta brecha de inversión puede mejorar las oportunidades para transitar hacia una senda de mayor desarrollo económico y social.
Aprovechar el potencial empresarial indígena
El talento está igualmente distribuido en las sociedades, independientemente de las circunstancias al nacer, cultura, o estrato social. Sin embargo, las oportunidades no suelen estar igualmente distribuidas, lo que limita el potencial de desarrollo que tiene una persona. De manera análoga, los pueblos indígenas tienen potencial para un mayor desarrollo económico, pero sus oportunidades son limitadas.
Existen pocos estudios que analizan el potencial económico de los pueblos indígenas. Uno de los casos más documentados en la región es el del pueblo Maya, en Guatemala.
- En la década de 1930, la vocación empresarial indígena en el municipio de Panajachel, Sololá, fue estudiada por el académico Sol Tax, en su estudio “La Economía del centavo”. Una de sus conclusiones más destacadas fue que los pueblos indígenas contaban con lógicas claras de mercado y gestión empresarial, pero carecían del capital necesario para crecer.
- A finales de la década de 1990, el estudio “Aproximación al funcionamiento de los mercados indígenas de Guatemala” presentó, entre otros aspectos, datos sobre el volumen de transacciones del comercio indígena.
- Más recientemente, el estudio “Etnia, género y emprendedurismo en Guatemala”, basado en datos del Global Entrepreneurship Monitor, plantea que la tasa de sobrevivencia de las empresas de personas indígenas era superior a la de empresas de no indígenas.
Si bien es necesario contar con mayor evidencia para otros pueblos indígenas de la región, el caso de Guatemala muestra el potencial empresarial del pueblo Maya y la importancia de generar condiciones para aprovecharlo plenamente.
Oportunidades a partir de experiencias internacionales
Las experiencias de países como Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda brindan ideas que pueden considerarse y adaptarse al contexto latinoamericano como lecciones para impulsar el desarrollo económico de los pueblos indígenas.
Por un lado, existen políticas orientadas a fortalecer la oferta de las empresas de personas indígenas. Estas políticas incluyen servicios de desarrollo empresarial, mejora de capacidades laborales, educación financiera, creación de redes de negocios, y asesoría para acceder a oportunidades de financiamiento y líneas de crédito. Las fuentes de financiamiento pueden incluir fideicomisos específicos y fondos de garantía, como el Programa de Garantías para Préstamos de Empresas Indígenas ofrecido en Estados Unidos por la Oficina de Desarrollo Económico y Energético Indio de BIA (IEED, por sus siglas en inglés).
Otro tipo de medidas son aquellas orientadas a promover la demanda. Entre estas, se destaca la promoción de la participación de empresas indígenas en las compras públicas. Los cuatro países mencionados cuentan con algún mecanismo relacionado, por ejemplo, Australia cuenta con una Política de Compras Públicas Indígenas.
De acuerdo con el Departamento Australiano del primer ministro (ADPMC), las compras públicas a empresas indígenas certificadas crecieron de US$6,2 millones en el periodo 2012-2013 a más de US$285 millones en 2016-2017. Para el periodo 2017-2018, el valor de los contratos adjudicados a negocios indígenas alcanzó los US$802 millones. Canadá también cuenta con una Política de Compras Públicas para Empresas Indígenas (PSAB, por sus siglas en inglés).
Un área menos explorada, pero promisoria, es la de esquemas de beneficios compartidos entre empresas privadas y comunidades indígenas. Este enfoque propone soluciones de mutuo beneficio en proyectos privados que se desarrollen en zonas indígenas. Estos esquemas pueden incluir desde apoyo a proyectos de desarrollo social, como salud o educación, hasta esquemas asociativos donde las comunidades indígenas participen como socias en proyectos de inversión promovidos por empresas privadas.
Finalmente, una línea de acción transversal para cualquier medida orientada a promover el desarrollo económico de los pueblos indígenas es el diálogo y la consulta, es decir, que sea un ejercicio construido de manera participativa con y por los pueblos involucrados.
Crecer sin perder la identidad
La cultura no tiene por qué entrar en conflicto con el desarrollo económico. En el caso de la cultura Maya, existe una clara inclinación hacia la actividad empresarial. En varios idiomas mayas como el k’iche’, hay términos específicos para palabras como dinero (puac o rajil), mercado (kayb’al), comprar (loq’), vender (k’ij) o tasa de interés o dividendo (ur’al puac). Esto evidencia que la vocación al mercado y la actividad empresarial están integradas a la cultura Maya. Otros pueblos de la región también muestran esta orientación.
La experiencia de países con diferentes culturas, como los países denominados Tigres asiáticos, demuestra que es posible alcanzar un alto nivel de desarrollo económico sin sacrificar, o incluso fortalecer, la identidad cultural. El camino es posible, pero requiere voluntad y compromiso sostenido de los actores tanto públicos como privados.
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