
El cáncer cervical es una de las principales causas de mortalidad por cáncer entre mujeres de países de bajos y medianos ingresos, por lo que la vacuna contra el virus de papiloma humano (VPH), cuya eficacia y seguridad están comprobadas, resulta fundamental para su prevención. Sin embargo, a pesar de los amplios esfuerzos para promover la vacunación a través de programas nacionales de inmunización y el acceso gratuito, un segmento considerable de la población aún no está vacunado, un desafío que se relaciona con la desinformación, la falta de concientización y la desconfianza.
Diversas iniciativas han sido impulsadas para alcanzar la meta de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de alcanzar una cobertura del 90% de la vacunación contra el VPH en niñas de 15 años. En este contexto, las herramientas basadas en las ciencias del comportamiento podrían ser muy útiles, proporcionando un enfoque complementario y costo-efectivo para superar las barreras que contribuyen a la reticencia a las vacunas. Podrían ser especialmente eficaces en situaciones en las que el suministro de vacunas es abundante, pero la demanda se mantiene baja y la confianza en la vacunación se ha debilitado. Pese a su gran potencial, las intervenciones de comportamiento no se han explorado lo suficiente en los países en desarrollo.
El caso de Colombia
La necesidad de desarrollar una alternativa que incorpore herramienta de ciencia comportamental surgió cuando el Programa Nacional de Inmunización, liderado por el Ministerio de Salud y Protección Social, se comunicó con el IDB para explorar opciones para mejorar la tasa de vacunación contra el VPH. A raíz de ese contacto, se desarrolló una intervención de comportamiento en colaboración con la Secretaría de Salud de Cali, cuyo objetivo es reducir la reticencia a las vacunas y aumentar las tasas de inmunización.
La vacuna contra el VPH está ampliamente disponible en Colombia, pero la demanda es particularmente baja. Esto no siempre ha sido así. Cuando la vacuna contra el VPH se incluyó en el programa nacional de inmunización en 2012, el país logró resultados notables, alcanzando una tasa de vacunación del 95% entre la población objetivo en tan solo dos años.
Sin embargo, en 2014, 15 mujeres del municipio del Carmen de Bolívar, que habían recibido dicha vacuna, fueron hospitalizadas con síntomas de dolor abdominal, dolor de cabeza, mareos y desmayos, un incidente que recibió amplia cobertura mediática. Pese a que estudios posteriores demostraron que no existía relación alguna entre esos síntomas y la vacuna, las tasas de inmunización contra el VPH cayeron a menos del 15% en 2016, y se han mantenido bajas desde entonces debido a las actitudes negativas hacia la vacuna, su retiro de la lista de vacunas suministradas en las escuelas, y a que cada vez menos médicos la recomendaban por temor a la reacción de los padres.
¿Puede un mensaje de texto ayudar a recuperar la confianza?
La situación en Cali, donde la tasa de inmunización contra el VPH había caído por debajo del 10%, era especialmente preocupante. Por ello diseñamos una intervención mediante mensajes de texto para animar a los padres a vacunar a sus hijas contra el VPH, la cual llegó a más de 15.000 padres. La campaña puso a prueba cuatro tipos de mensajes, cada una diseñado para enfrentar una barrera específica en la vacunación contra el VPH:
- Información de la vacuna: brindar información clara y concisa sobre la eficacia de la vacuna, su disponibilidad gratuita y la ubicación de los centros de vacunación
- Normas sociales: resaltar las normas sociales relativas a la aceptación y el uso generalizado de dichas vacunas
- Confianza: aumentar la confianza en la vacuna mediante recomendaciones de médicos y de la Secretaría de Salud de Cali
- Encuadre: utilizar las diferentes formas de contextualización del mensaje, como recordar a los padres que es necesario completar el programa de vacunación de sus hijas, resaltar que la vacuna contra el VPH es tan segura como otras vacunas, y hacer énfasis en los riesgos de no vacunarse, como la posibilidad de contraer cáncer de cuello uterino.
Cada grupo recibió mensajes de texto cada semana durante ocho semanas. Los mensajes también incorporaban otras estrategias de comportamiento, como la personalización de los mensajes. Además, un grupo de control no recibió ningún mensaje, y un grupo placebo recibió mensajes no relacionados con las vacunas contra el VPH.
Los resultados fueron prometedores. En todos los grupos, los mensajes provocaron un aumento de las tasas de vacunación, que oscilaron entre el 34% y el 55%, dependiendo del tratamiento. Los mensajes que se centraban en restablecer la confianza en la vacuna parecieron lograr un mayor impacto, lo que sugiere que restaurar la confianza puede ser un factor clave para mejorar la aceptación de la vacuna. En conjunto, la conclusión fue clara: los mensajes basados en el comportamiento son eficaces, incluso en entornos con un alto grado de reticencia. Además, la intervención demostró ser altamente costo-efectiva, con unos beneficios económicos de entre US$3,60 y US$5,75 por cada dólar gastado, lo que subraya el potencial de importantes beneficios tanto económicos como para la salud pública.
Perspectivas de futuro: vacunación en contextos de alta reticencia
Recuperar la confianza en las vacunas representa un enorme desafío, especialmente después de que la confianza pública se ha visto erosionada. Sin embargo, esta intervención demuestra que, con el enfoque adecuado, es posible lograrlo. Al abordar directamente las barreras psicológicas e informativas que subyacen a la reticencia, las estrategias del comportamiento pueden mejorar los esfuerzos para aumentar la aceptación de la vacuna, incluso en entornos en los que la confianza se ha visto gravemente comprometida.
Más allá de este caso, esta experiencia también apunta a una oportunidad más amplia: las intervenciones del comportamiento de bajo costo, como las campañas de mensajes de texto, pueden adaptarse para hacer frente a la reticencia en otros problemas de salud pública. Al comprender qué detiene a las personas y diseñar estrategias que respondan a esas preocupaciones, la ciencia del comportamiento ofrece una forma escalable y costo-efectiva de volver a involucrar a las poblaciones indecisas y respaldar decisiones informadas en materia de salud.
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