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Entre 1991 y 2010, millones de brasileños migraron del campo a la ciudad, muchos de ellos debido al efecto de las crecientes sequías agudizadas por el cambio climático. Esta migración ha tenido efectos no solo en los salarios y el empleo, sino también en el mercado de vivienda urbana, estrechamente relacionado con los dos anteriores.
En un estudio reciente decidimos analizar este fenómeno, tanto con el fin de contribuir a la formulación de políticas públicas urbanas en Brasil como también porque tiene ramificaciones relevantes para muchos otros países en desarrollo en los que el aumento en la frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos ha provocado disminuciones en la producción agrícola y un menor crecimiento económico en las zonas rurales.
El cambio climático y la migración del campo a la ciudad se intensificarán en el siglo XXI. A fin de preparar a las ciudades para el futuro, será crucial comprender las repercusiones de la migración del campo a la ciudad en materia laboral y de vivienda, tanto para los migrantes como para los residentes urbanos no-migrantes.
Mercados urbanos de vivienda y empleo
Nuestro estudio del período 1991-2010 muestra cómo la migración inducida por las condiciones meteorológicas puede afectar los mercados locales laboral y de vivienda. El flujo de migrantes aumentó la demanda local de vivienda, impulsando en promedio el crecimiento del parque de viviendas en un 1% y el de los alquileres en un 5%. Sin embargo, estos impactos variaron mucho según la calidad de la vivienda. Los migrantes pobres procedentes de zonas rurales tenían una mayor probabilidad de asentarse en viviendas precarias, con escaso acceso a servicios públicos como alcantarillado o agua corriente, y ubicadas en barrios informales o invasiones alejadas de los centros de trabajo. Si bien hubo un aumento significativo en el número de unidades de vivienda y de habitaciones en esta categoría (35% y 37% en dos décadas, respectivamente), no hubo ningún aumento significativo en los alquileres, lo que indica que la oferta en esta, la categoría más básica de vivienda siguió el ritmo del aumento de la demanda.
En cambio, en la categoría de vivienda inmediatamente superior, que sigue siendo de baja calidad, la migración rural provocó un crecimiento más lento de la cantidad de viviendas y un crecimiento más rápido de los alquileres. Esto se debe probablemente a que cuando el suelo —un recurso especialmente escaso en muchos entornos urbanos— se destina a viviendas precarias, deja de estar disponible para otros usos, como para viviendas de mejor calidad. Por eso, la oferta en la categoría de vivienda de baja calidad, por encima de la precaria, no creció tan rápido como la demanda. De hecho, en esta categoría de vivienda, un incremento porcentual en la tasa de inmigración rural provocó un aumento del 6,4% en los alquileres de vivienda, así como un crecimiento más lento del 12,3% en el número de unidades de vivienda (y del 9,5% en el número de habitaciones). Los efectos sobre las viviendas de mayor calidad fueron más o menos similares.
Empleo y salarios
Naturalmente, los migrantes rurales participan en los mercados laborales en sus destinos, y su llegada a las ciudades brasileñas provocó un aumento del empleo. Un aumento del 1% en la migración, condujo a un aumento aproximado del 4% en trabajadores empleados. Pero también provocó una pérdida del 5% en el crecimiento salarial entre los residentes urbanos. Este efecto negativo sobre los salarios fue mayor en el sector de servicios, donde se produjo un efecto más débil sobre el empleo en comparación con el conjunto de la economía local. Por el contrario, en el sector manufacturero, el efecto positivo sobre el empleo fue mayor, mientras que el efecto negativo sobre los salarios fue menor. El efecto salarial más pronunciado en los servicios se debe probablemente a que este sector tiende a caracterizarse por un mayor empleo informal, no sujeto a las leyes de salario mínimo como las empresas formales.
Formulación de políticas públicas en un mundo en rápida transformación
El cambio climático aumentará la frecuencia y la gravedad de los fenómenos meteorológicos extremos, como sequías, huracanes, inundaciones e incendios forestales, y empujará cada vez más a los migrantes rurales hacia las abarrotadas ciudades de los países en desarrollo. Nuestro aporte principal consiste en incorporar a los voluminosos estudios sobre la migración del campo a la ciudad inducida por las condiciones meteorológicas, un análisis de cómo los mercados locales de vivienda se ajustan a estos shocks. La política de vivienda se convertirá inevitablemente en un elemento clave de los esfuerzos que buscan mitigar las consecuencias sociales y económicas del calentamiento global, y más investigación será necesaria para ayudar a los formuladores de políticas públicas a lograr dicho objetivo.
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