Misicuni, es el nombre del proyecto multipropósito de provisión de agua y generación de electricidad más importante y más soñado de Cochabamba, el centro energético de Bolivia.
El proyecto tiene sus orígenes en los años 40, cuando se empezó a hablar del mismo como solución a un problema crítico en el valle de Cochabamba: la falta de agua. Los primeros estudios datan de la década del 70, y necesitó para su concreción, más de 40 años de maduración. Este año, con el apoyo del BID, el proyecto se hará realidad.
Tanto tiempo de desarrollo requirió el proyecto de Misicuni, que fue pasando de generación en generación. Recién llegó a ser una realidad para las necesidades de provisión de agua de los Cochabambinos en ésta última década. La picardía popular hasta le cambió el nombre: Misicuni por “Asicuni” que en lengua quechua significa “me río.” Sin embargo, a la fecha podemos afirmar que se trata de un proyecto muy serio el cual está a punto de concluirse.

El objetivo del proyecto es captar agua de la cuenca del río Misicuni, ubicada en la cara norte de la cordillera del Tunari, y trasvasarla a la cara sur para abastecer de agua potable y agua para riego al valle Cochabamba y posibilitar al mismo tiempo, la generación de energía eléctrica.
El proyecto era complejo y por ello se fue desarrollando en etapas claramente diferenciadas; la primera, la construcción del túnel de transvase de 19.5 km de longitud, que empezó en el año 1997 y terminó en el año 2005. Posteriormente, en el año 2009 se inició la construcción de la presa, la misma que concluyó (parcialmente) con su llenado a finales de 2016.
Si bien con estas dos obras ya era posible llevar agua a Cochabamba, el tercer componente del proyecto era la generación de electricidad. Esta etapa del proyecto se inició de forma paralela a la de la construcción de la presa en el 2010, y se encuentra en la fase final de pruebas.
Con mil metros de caída neta, más de 4500 metros de longitud de tubería forzada, el agua de la presa decanta en tres turbinas tipo Pelton de potencia igual a 40MW cada una. Es así que se puede afirmar que el proyecto está a punto de concluirse casi 50 años después de haber iniciado los primeros estudios.
Desde su concepción, y en sus diferentes etapas, el proyecto ha tenido especial cuidado sobre los aspectos sociales y ambientales. Para la construcción de la presa se realizó un reasentamiento de la comunidad. Los pobladores reasentados cuentan con viviendas de calidad en los alrededores del embalse, además de la posibilidad de incrementar sus ingresos por efecto de las actividades turísticas y productivas relacionadas con la represa. Por otro lado, asociado al aprovechamiento hidroeléctrico del complejo, se han realizado acciones de protección de la vegetación nativa como es el caso de los bosques de kewiñas “polylepis subtusalbia bitter” o la previsión de un caudal ecológico aguas abajo.
Por sus características, el proyecto Misicuni es peculiar, no sólo porque la altura de la presa (120 metros) está entre las más altas de su tipo en el mundo o por el tiempo de maduración del proyecto, sino por tratarse de un proyecto multi-propósito, que provee agua (potable y de riego) y electricidad en base a energía renovable. Este aspecto introduce alguna complejidad en la operación del sistema, que sin embargo, ha sido coordinado entre los diferentes actores.
El componente de generación de energía eléctrica prevé suministrar 217-GWh anuales de energía especialmente en las horas pico; proporcionar en promedio 3,1m3/s de agua potable y riego al valle de Cochabamba, a partir del embalse de compensación e incrementar la capacidad productiva de 2.600-ha de tierras agrícolas. Un sueño hecho realidad.

Muy interesante, felicidades… Pedro