Cecilia María Cárdenas y su familia enfrente de su panel solar nuevo en su casa en Santa Rosa, Panamá. Alice Driver.
“Gracias a Dios ya tenemos luz, que va, nunca tenía luz antes. Es un beneficio muy importante” dijo Francisca Rivera, de Santa Rosa, un poblado cerca de la Ciudad de Panamá, Panamá. El pueblo queda a sólo una hora y media de la Ciudad de Panamá, pero como muchas áreas rurales en América Latina, hasta hace poco no tenía acceso a la electricidad. De hecho, en América Latina y el Caribe, a pesar de haber llegado a un nivel de acceso a la electricidad cercano al 96%, todavía hay 25 millones de personas que no tienen acceso. La participación de las mujeres en la entrega de soluciones de energía se vuelve fundamental en esta tarea.
De acuerdo con Jane Ebinger, la directora general de Energía Sostenible para Todos (SE4All), una iniciativa de la ONU, a la hora de planificar acceso a energía, hay dos preguntas importantes en las cuales se debe enfocar, “¿Cómo nos aseguramos de que las poblaciones más vulnerables no se queden atrás?” y “¿Cómo pueden las mujeres realmente tener una voz y participar en la entrega de soluciones de energía?” Desde el principio hay que diseñar un proyecto de acceso a energía incluyendo la participación de las mujeres en todas sus fases. Todavía existe mucha desigualad de participación porque los hombres son los que toman las decisiones de qué hacer y también son los técnicos que mantienen los proyectos, sin embargo son las mujeres las que están en casa y son las principales usuarias de la energia. “Si el tema de género no se ha abordado es posible que las nuevas tecnologías de energía sean monopolizadas por la población masculina, quien por lo general se encuentra en una situación de poder ante las mujeres y por lo tanto que las nuevas tecnologías no tengan ningún impacto en las vidas de las mujeres y ellas sigan viviendo en las mismas condiciones que cuando no había luz”, señala Melina Campos, gerente del programa de energía verde e inclusiva de Hivos.
El Proyecto de Electrificación Rural Sostenible en Panamá financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo con US$10 millones instalará paneles solares en 16,126 casas, 45 escuelas y 10 centros de salud en comunidades rurales en el país. El proyecto se inició en julio de 2016 y ya se han instalado paneles en 600 casas.
En la Comarca indígena de Guna Yala, una zona beneficiaria del proyecto situada en el archipiélago de las Mulatas en el Mar Caribe, se diseñó el proyecto con un enfoque de género y de diversidad. Una de las metas es lograr un aumento de las actividades laborales en la confección de las telas tradicionales de la zona llamadas molas, la actividad principal de la mujer en la Comarca (para más detalle véase el vídeo.)
En la comunidad de Santa Rosa, que también es beneficiaria del proyecto, conocí a Emma Hill, dueña de una pequeña tienda que ocupa parte de su casa y explicó que la luz “nos ayuda con nuestro negocio”. Eva de Cárdenas, de 49 años, también es la dueña de un negocio pequeño que ahora tiene cuatro luces. Ella comentó que el panel solar enfrente de su casa es útil: “Llevo un mes con el sistema. Antes no teníamos luz. Nos ayuda porque ya tenemos luz y aquí tengo este negocio y hay gente en la tarde”. Estas declaraciones muestran que las mujeres pueden beneficiarse de la luz tanto o más que los hombres. Es así que su participación en el diseños de estos proyectos las mujeres son una parte clave del éxito.
En Santa Rosa también están instalando paneles solares en las iglesias y las escuelas. Celia María Cárdenas, madre de un niño pequeño y que vive al lado de una de las iglesias dijo: “El niño tiene 4 años y no estudia todavía pero si fuera estudiante, sí se podría estudiar por la noche”. También pasé por el centro de salud de la comunidad donde conocí al médico Dr. Walter Villareal, quien me contó que el panel solar de la clínica provee electricidad suficiente para la luz y para refrigerar las vacunas. Además, la mayoría de sus pacientes son mujeres embarazadas y el acceso a la energía representa un avance importante para la salud de las mujeres.
Según Campos, cuando un proyecto de energía no toma en cuenta las variables de género, “las brechas de género pueden aumentar ya que la energía, como cualquier tecnología, cambia la forma de vida de las personas y por tanto sus interacciones inter-personales. Además por lo general, en los proyectos de energía descentralizada, la energía que se puede producir es limitada y por tanto las familias deben priorizar los usos a los que se le da la tecnología”. Dado que las mujeres y los niños son los que mayor tiempo pasan en las casas, diseñar los proyectos de electrificación rural considerando sus necesidades puede maximizar los beneficios socioeconómicos de este tipo de inversiones.
jorje says
Excelente artículo,
Sin duda, el mundo avanza rápidamente hacia la energía verde.
Puedes aprender sobre el tema de los paneles solares
aquí