Costa Rica está orgullosa de la represa Reventazón. No sólo porque brindará energía renovable a más de medio millón de hogares con sus 305 megavatios de potencia, sino también porque con su finalización, los costarricenses marcaron un hito en la construcción de grandes obras de infraestructura para su independencia energética y la reducción de gases de efecto invernadero. Pero eso no lo es todo. Esta obra es única también por el papel sustantivo que tuvieron las mujeres en su creación.
Tradicionalmente, el rol de las mujeres en la construcción de proyectos de generación eléctrica del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), se limitaba a las áreas de apoyo. Sin embargo, a mediados de 2013, el ICE decidió incrementar las opciones de empleo femenino ampliando su contratación a diversos trabajos como el de peón de construcción en las obras de vertedor, toma de aguas, túnel principal, presa, cortina de impermeabilización y casa de máquinas, así como en labores de extracción en río y producción de materiales.
La realidad nos mostraba que prácticamente el 80% de la población desempleada en la zona de influencia del proyecto eran mujeres, muchas de ellas, cabezas de familia. Un poco por la necesidad de contar con mano de obra y otro tanto como parte de iniciativa social que atendía a las características de la zona, el proyecto de Reventazón incorporó a la mujer en la construcción de la planta hidroeléctrica.
Lee la nota completa en el diario El País.
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