Se necesita urgentemente disminuir emisiones de carbono negro en América Latina y el Caribe (ALC). En el 2012 en ALC un quinto de las 4.3 millones de muertes en el mundo están relacionadas con problemas de salud o accidentes domésticos por el uso de combustible sólido para cocinar. Si no se toma ninguna acción para mejorar la calidad del aire, las estimaciones muestran que la mortalidad anual prematura causada por PM2.5 (particulados emitidos por emisiones de carbón negro) podría duplicarse en 2050.
En la región, una de las principales fuentes de contaminación del aire proviene de la cocción y calefacción residenciales, precedidas por el transporte y la industria. A pesar de no ser la fuente primaria de emisiones, es la que impacta de manera más notable la salud de sus ciudadanos. El uso de leña, de la cual provienen los PM2.5, se encuentra sobre todo en zonas rurales y periurbanas, y está concentrado en países de América Central. El daño que puede causar a la salud y seguridad de los hogares tiene que ver con la salud respiratoria, debido a la inhalación de contaminantes tóxicos y a la mayor probabilidad de incendios y de quemaduras causados por la combustión. A pesar del conocimiento de estos efectos perniciosos, en 2017, 90 millones de habitantes de la región, aproximadamente un 15% de la población total, seguían usando combustibles sólidos para cocinar, como carbón o leña, de la región.
Dada la necesidad urgente de una transición hacia cocción limpia, una publicación reciente del BID estudió en profundidad el problema de cocinar con combustibles “sucios” en ALC (i.e. leña, carbón, y otros combustibles de alta emisión) con el fin de identificar sobre qué segmentos de la población deberían enfocarse los programas de cocción limpia; qué impacto tienen estos en términos de salud; y cuáles son las barreras en las fases de pre- y post- adopción. El estudio se enfoca en tres países en particular: Ecuador, Perú y Guatemala. En parte gracias a la disponibilidad de sus datos y a la posibilidad de realizar un trabajo de campo en Guatemala.
¿Quiénes son los más vulnerables?
El estudio encuentra que los más afectados por cocinar con combustibles “sucios” en general son los hogares más vulnerables, con menor ingreso, ubicados en zonas rurales, y cuyos miembros poseen menores niveles educativos. En la mayoría de los casos, por ende, las políticas de cocción limpia han de ser más focalizadas. Este tipo de hogares enfrentan otras barreras como falta de información o acceso a medios de comunicación, debido a que están en zonas dispersas o aisladas. En algunos casos, esto se debe a la carencia de acceso a electricidad básica. Sin embargo, diseminar información a nivel local o municipal sobre los beneficios de la cocción limpia a través de un jefe de comunidad respetado o un vecino puede tener una influencia considerable sobre la decisión del hogar de realizar la transición
Otros resultados enseñan que cuando la jefatura del hogar la ocupa alguien de edad más avanzada y femenino, la probabilidad de adoptar programas de cocción limpia aumenta. Las mujeres tomarían esta decisión de forma más temprana al ser más conscientes. Estos segmentos de la población son los más expuestos a los efectos negativos sobre la salud por el uso de leña, ya que son ellas quienes pasan más tiempo en el hogar haciendo tramites domésticos como cocinar. Lo hacen además acompañadas generalmente por sus hijos, quienes debido a su pequeña talla están más expuestos al humo de los PM2.5 que sale de las estufas.
De hecho, en términos de efectos adversos sobre la salud, los resultados calibrados del estudio muestran que la implementación potencialmente exitosa del programa de cocción limpia NAMA en Guatemala podría reducir en un 18 % (en menores de 0-4), el número de muertos relacionados con infecciones respiratorias y en un 25 % el número de años de vida perdidos debido al cáncer de pulmón entre adultos. Estos números hablan por sí mismos de la urgencia de enfrentar los desafíos actuales en términos de cocción limpia en la región.
Barreras de la implementación de los programas de cocción limpia
Con respeto a las barreras antes y después de la adopción de una estufa de cocción limpia, se da un proceso de atrición, que sucede cuando hogares inicialmente adoptan y luego dejan de usar o usan parcialmente, la nueva estufa. Este proceso puede acortar en el tiempo el éxito de las intervenciones de los programas de cocción limpia y es un problema relevante que necesita enfrentarse de manera efectiva. Solamente las estufas sustentables y que cuentan con la aprobación y la capacitación del usuario deben de ser implementadas. De lo contrario, al no incluir la capacitación de los usuarios y sus preferencias sobre la tecnología de estufa en el proceso de decisión del modelo, aumenta la probabilidad de que vuelvan a usar su antigua estufa.
Además, la falta de acceso a necesidades básicas, tal como el acceso a agua, energía y transporte, y también el financiamiento, importan y pueden comprometer el éxito de la adopción de prácticas de cocción limpia. Estas condiciones de acceso son necesarias para cubrir los costos del arreglo o mantenimiento de las nuevas estufas de cocción limpia, o para tener acceso a combustibles alternativos, como GLP, a un costo competitivo. Esto último siendo de especial interés en lugares donde en comparación la leña es fácilmente accesible con mercados que operan en la informalidad o en zonas donde la leña es abundante y por ende virtualmente gratis.
La necesidad de tener políticas que incentiven la manufactura de las estufas mejoradas
Algunas acciones de políticas pueden implementarse para promover programas de cocción limpia. Además de superar las barreras pre- y post-adopción y diseñar los programas según las necesidades de las poblaciones, otras medidas incluyen la provisión de un marco regulatoria que incentivaría a los manufactureros locales a mejorar la calidad, fiabilidad y sostenibilidad de las estufas eficientes. Eso tiene sentido debido al hecho de que uno de los obstáculos encontrados en la fase de post-adopción era la falta de garantía sobre la estufa o la falta de asistencia en el mantenimiento, que en ausencia de reparaciones se deterioran progresivamente y pierden su poder para reducir el humo. En términos de políticas durante la fase de pre-adopción: normas, certificaciones de laboratorio y pruebas en el terreno, son instrumentos necesarios para asegurarse de que la calidad de las estufas en teoría coincida con los resultados de su uso por el usuario.
La necesidad de implementar programas de cocción limpia y de hacer campaña de sus beneficios es urgente y converge con la carrera contra el cambio climático y el calentamiento global. La intervención de cocción limpia permite emprender ambos objetivos de disminuir la alta emisión de particulados y la contaminación, y prevenir así enfermedades mortales desde su mismo origen entre las poblaciones más vulnerables. Asimismo, tiene también la ventaja de impedir accidentes domésticos. Otros beneficios menos evidentes son prevenir la deforestación causada por la recolección de leña en unas regiones, y el empoderamiento de las mujeres que a través el uso de cocinas más eficiente pueden reasignar su tiempo libre hacia otras actividades que pueden convertirse en una fuente adicional de ingreso.
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