En la última “Semana de la Energía” que se llevó a cabo en Buenos Aires, funcionarios de 21 ministerios de energía de la región debatieron sobre los desafíos energéticos que enfrentará nuestra región en los próximos años. Entre estos desafíos destaca la el acceso universal a la electricidad.
La agenda de los debates estuvo marcada por los 21,8 millones de latinoamericanos que aún no tienen acceso a la electricidad. Si bien este número se ha reducido desde la última medición de OLADE (que lo ubicaba en 25 millones sin acceso a la energía en 2014) aún queda una importante brecha por cerrar.
Los gobiernos de nuestros países cuentan con recursos limitados para hacer frente a los grandes desafíos que implica incrementar la inclusión eléctrica de su población. Pero hay espacio para generar eficiencias en el uso de los recursos con que contamos, en particular en el ámbito de la gobernanza y regulación adecuada y así maximizar el impacto de nuestros esfuerzos.
Es por eso que me parece oportuno comentar algunos de los desafíos que el sector energético enfrentará en 2018.
En primer lugar, la región tiene que prepararse para atender la incertidumbre que los cambios tecnológicos, ambientales y sociales están provocando en el sector de la energía. La velocidad de estos cambios nos hace cuestionar tanto la regulación como la gobernanza de una industria cuya dinámica ha sido históricamente estable y que ahora se ve impactada por múltiples factores.
El uso de tecnologías de información (redes / medidores / plataformas inteligentes / dashboards) son centrales en este nuevo contexto y están cambiando la forma en que el sector se relaciona con sus clientes, en materia del conocimiento de los usuarios y en la transparencia que estos exigen en la actualidad.
La digitalización está permitiendo, además, crear herramientas de apoyo para que los sistemas sean capaces de responder y adaptarse rápidamente en presencia de eventos inesperados y extremos, como por ejemplo, aquellos ocasionados por los desastres naturales. Pero la digitalización trae aparejada la atención hacia la cíber seguridad. Es decir, la necesidad de atención cada vez más exhaustiva y eficiente para evitar alteraciones de los sistemas y posibles hackeos y garantizar que cuando se produzcan bajas en un sistema, el restablecimiento del servicio sea lo más rápido posible.
El cambio tecnológico en el sector energético hace necesario y urgente que las estructuras de gobernanza sean más flexibles con capacidad de adaptación a un nuevo modelo energético corporativo. Este nuevo modelo corporativo incluirá nuevos agentes por aumento de área de mercado, o por mayor participación de los consumidores, por lo tanto, debe ser más flexible.
En segundo lugar, si bien más del 50% de la generación de electricidad de la región está basada en renovables y se está avanzando en programas de eficiencia energética, se espera que la demanda de energía siga creciendo. Es por eso que la asequibilidad y la sostenibilidad serán retos importantes para el futuro del sector.
Para hacer frente a ese desafío, el BID presentó el estudio “La Red del Futuro” que representa un insumo muy importante para la discusión sobre la des-carbonización del sector eléctrico en América Latina, cuantificando los costos y beneficios de una red integrada latinoamericana para alcanzar la meta de 80% de energías renovables en la matriz eléctrica de la región en 2030.
El tercer desafío es la interdependencia entre distintas industrias. La energía y las telecomunicaciones seguirán interactuando fuertemente y veremos un mayor impacto de la energía en los sectores del agua y del transporte debido al aumento de la urbanización.
Por ejemplo, el transporte consume la cuarta parte de la energía (27% aprox) que se produce en el mundo. La interdependencia creciente de las industrias hace que los potenciales problemas que se puedan verificar en un sector impacten en otro con efecto dominó. Esto nos exige una visión cada vez más integrada de las infraestructuras (en su planificación, regulación y políticas) y también en términos de costos de inversión.
Estos y otros temas de Energía serán tratados en la III Cumbre Empresarial de las Américas, que tendrá lugar en Lima, Perú, los días 12 y 13 de abril. La Cumbre contará con la presencia de jefes de Estado y los principales CEOs de la región. Se promoverá el crecimiento económico, el comercio y las inversiones público-privadas con el fin de impulsar el desarrollo sostenible, transparente e inclusivo de América Latina y el Caribe.
La buena noticia es que América Latina vuelve a estar en la mirada de todos, no sólo por el fútbol, sino por los precios récord más bajos a nivel mundial de energía eólica (en México) y solar (en Chile). La revolución ha llegado a nuestras tierras, pero necesitaremos desarrollar una visión común para poder aprovechar de manera óptima todos sus beneficios. En esos nuevos debates el BID seguirá estando codo a codo con los países de América Latina y el Caribe, auspiciando el diálogo constructivo tan necesario para mejorar vidas.
Foto de portada: rawpixel.com on Unsplash
Para más información acceda a las publicaciones mencionadas en esta nota:
Leave a Reply