No hay duda de que en la era digital el mundo se está desplazando progresivamente hacia el ideal de la información perfecta. La tecnología abre infinitas posibilidades para compartir la información y como consumidores de esa información, queremos naturalmente cada vez más y lo más rápidamente posible.
Un enfoque clave de la Estrategia Institucional del Grupo BID reconoce un aspecto importante de esta tendencia. Los ciudadanos bien informados actúan como un poderoso control de las instituciones públicas escrutando y demandando información sobre la asignación de los recursos públicos, los resultados alcanzados (o no) y, eventualmente, averiguando si todos tienen acceso equitativo a las mismas oportunidades en todo el espectro. Eventualmente, la ecuación “datos + tecnología” constituye una oportunidad única para explotar el acceso a la información con el fin de promover una mayor confianza en las instituciones públicas.
El BID, al igual que sus pares institucionales, ha recorrido un largo camino hacia una mejor transparencia y rendición de cuentas, y hacia un acceso abierto a información y datos sobre los proyectos que apoya. La principal preocupación del Banco de demostrar resultados cristalizó en cambios organizacionales y en mejoras continuas en qué hacemos y cómo lo hacemos. A la larga, esta preocupación de primer orden se convirtió en parte de nuestro ADN institucional.
Hoy nos complace ver que esos cambios institucionales han dado sus frutos. El BID se ubicó en el quinto puesto en el Índice de Transparencia de la Ayuda 2020 que clasifica a 47 de los principales proveedores de desarrollo del mundo. El BID ocupaba el 11º lugar en la clasificación en 2013 y ha mejorado sostenidamente desde entonces. Sin embargo, si bien nos enorgullecemos de este logro, de ninguna manera nos dormimos en nuestros laureles.
El Índice de Transparencia de la Ayuda, que constituye la única evaluación independiente en el mundo de la transparencia en los grandes actores del desarrollo, se basa en datos de más de 1000 organizaciones reportados a través de la Iniciativa Internacional para la Transparencia de la Ayuda (IATI). El BID informa mensualmente a la IATI sobre 1400 operaciones de préstamos con garantía soberana que hemos aprobado desde 2004. Los enormes volúmenes de datos homogeneizados sobre ayuda al desarrollo ofrecen una gran oportunidad para establecer una coordinación más estrecha entre los actores del desarrollo en diferentes países y regiones y en el mundo.
El Informe Publish What You Find (PYWF) de 2020, que forma parte de la campaña global para la transparencia de la ayuda y el desarrollo, señala que uno de los principales desafíos en el futuro será desplazarse del uso de datos a comprometerse con los datos. Esto significa aprovechar la creciente calidad de los datos en el registro IATI, ampliando continuamente el alcance de los informes de las organizaciones a la plataforma y procurando alcanzar todo el potencial de esta herramienta para construir una mayor confianza y para el empoderamiento de los actores locales. Hay mucho trabajo substantivo que queda por delante.
Mejorar la transparencia y la rendición de cuentas es un sprint, no una maratón. Nos encontramos en un contexto sumamente competitivo que se desenvuelve a muy rápido ritmo y en el que la transparencia es un valor básico para nuestras instituciones de desarrollo pares. El BID tiene que seguir en ese sprint a ritmo sostenido para asegurar que seguimos adhiriendo a altos estándares internacionales como el de la IATI y PWYF. La carrera ha comenzado, sigue su curso y está muy lejos de acabar.
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