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¿Por qué necesitamos progresiones de aprendizaje y estrategias de recuperación y aceleración en alfabetización? 

June 16, 2025 por Valeria Abusamra, - María de los Ángeles Chimenti - Tamara Vinacur Deja un comentario


Una preocupación urgente: la lectura y la escritura en América Latina

En toda América Latina —y muy especialmente en Argentina— los bajos niveles de desempeño en lectura, escritura y comprensión lectora constituyen una preocupación urgente para los sistemas educativos. Este fenómeno no es exclusivo de un país: se trata de una problemática estructural que atraviesa a la región, evidenciando patrones comunes de desigualdad, rezago educativo y falta de respuesta sistemática.

No hablamos solo de estadísticas: detrás de cada número hay un niño o una niña que no puede leer con fluidez, que no comprende lo que lee o que no logra expresarse por escrito con claridad. Y esa dificultad, lejos de ser anecdótica, compromete su presente y su futuro.

¿Por qué leer y escribir bien debería importarnos a todos?

Porque vivimos en una cultura profundamente letrada, donde casi todas las actividades de la vida cotidiana —desde enviar un mensaje, leer una receta o completar un formulario— nos enfrentan a la necesidad de operar con el lenguaje escrito. Leer y escribir son herramientas esenciales para participar activamente en la vida social, cívica y laboral.

El lenguaje escrito es un invento extraordinario, tal como plantea Halliday (2013), una forma de aprovechar “el inmenso potencial semiótico del significante visual”, una capacidad humana única que nos permite dejar testimonio de nuestra historia, registrar nuestro presente y proyectarnos hacia el futuro. Por eso, la alfabetización —la verdadera, la profunda, la que permite comprender y transformar— debe estar en el corazón de toda política educativa.

Sin embargo, los datos muestran una brecha significativa entre los objetivos del sistema educativo y los resultados obtenidos. En Argentina, por ejemplo, la evaluación nacional Aprender Alfabetización 2024 reveló que el 55% de los estudiantes de tercer grado no alcanza el nivel de lectura esperado. Pero esta no es una excepción local. Las pruebas ERCE 2019, impulsadas por la UNESCO, pusieron en evidencia que las dificultades en comprensión lectora trascienden los contextos de alta vulnerabilidad. En Argentina, tres de cada diez estudiantes con mayores oportunidades educativas también tienen problemas para comprender lo que leen.

Tres claves para avanzar: progresiones, metas y compromiso

 

Frente a este escenario regional, el reciente informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Lectura y escritura en los primeros años de la escuela primaria (Abusamra et al., 2024), ofrece un aporte clave. El informe sistematiza experiencias de evaluación en varios países iberoamericanos y presenta una radiografía precisa de la alfabetización inicial en la región: qué se evalúa, cómo se evalúa y con qué limitaciones. Esta información comparativa no solo permite identificar desafíos comunes, sino también compartir buenas prácticas, adaptar instrumentos y avanzar hacia una detección temprana de dificultades en el desarrollo del lenguaje escrito en distintos sistemas educativos.

1. Contar con progresiones claras de aprendizaje en alfabetización

Uno de los puntos más relevantes del informe es la necesidad de contar con progresiones claras de aprendizaje, que orienten el trabajo de docentes, formadores y equipos técnicos en todos los países de la región. Estas progresiones permiten establecer qué se espera que los estudiantes aprendan en cada etapa, sin dejar de contemplar la diversidad de trayectorias que existen en contextos tan heterogéneos como los de América Latina. Este enfoque resulta especialmente útil en sistemas donde coexisten múltiples enfoques didácticos y donde la falta de consensos dificulta la planificación. Para ser efectivas, estas progresiones deben acompañarse de intervenciones pedagógicas oportunas, diferenciadas y basadas en evidencia.

En una región marcada por profundas desigualdades estructurales, se vuelve indispensable avanzar hacia estrategias de recuperación y aceleración de aprendizajes. Esto implica desde programas de acompañamiento personalizados hasta modelos de aceleración que permitan a los estudiantes avanzar a un ritmo más rápido, sin perder de vista sus necesidades específicas. Diagnósticos tempranos, monitoreos continuos y una visión inclusiva del aprendizaje son claves para lograrlo.

En este sentido, Argentina ha dado un paso importante con el Programa de Apoyo a la Política Federal de Mejora de la Alfabetización Inicial, una propuesta integral que incluye distribución de libros, expansión del tiempo escolar, formación docente y modelos de intervención pedagógica focalizada. Este programa contempla, además, el desarrollo de un modelo de asignación de recursos a Ministerios de Educación jurisdiccionales, basado en avances concretos en sus planes subnacionales de alfabetización.

2. Definir metas claras

Otro aspecto crítico en la región es la necesidad de establecer metas claras y compartidas sobre los niveles de lectura y comprensión que deben alcanzar los estudiantes en cada ciclo escolar. En muchos países iberoamericanos, los marcos curriculares establecen que los alumnos deben “comprender textos”, pero no siempre definen qué significa exactamente “comprender”, ni qué tipo de textos, ni con qué nivel de profundidad. Esta imprecisión no es menor: dificulta la planificación, la evaluación, la formación docente y la asignación de recursos.

Consolidar acuerdos nacionales y regionales sobre estándares mínimos de alfabetización —claros, medibles y contextualizados— es un paso clave hacia sistemas más equitativos y eficaces.

3. Asumir un compromiso por la alfabetización

Por último, es necesario fortalecer un compromiso federal, nacional y regional con la alfabetización como política prioritaria. Leer y escribir bien no puede ser un resultado eventual; tiene que ser un derecho garantizado. Y eso exige políticas sostenidas, cooperación entre países, financiamiento adecuado y decisiones pedagógicas basadas en evidencia.

Comprender que no todos los niños y niñas de América Latina tienen las mismas oportunidades para aprender a leer y escribir es reconocer que las desigualdades no son naturales, sino estructurales. Y si no se abordan, se consolidan.

Un ciudadano que no lee ni escribe con fluidez no solo queda excluido de los beneficios del sistema educativo o del mercado laboral: también ve limitada su capacidad de ejercer plenamente su ciudadanía. Si la alfabetización se reduce a la lectura, su rol será pasivo. Es solo cuando escribimos —cuando tomamos la palabra— que podemos realmente participar, expresarnos, disentir y transformar.

Por eso, alfabetizar es mucho más que enseñar letras. Es construir presente y futuro. Es, en definitiva, un acto de equidad, de ciudadanía y de humanidad compartida. Un desafío común en el que América Latina no puede esperar.

Este blog es parte de una serie de blogs sobre evaluación. Sigue atento a nuestras publicaciones y comparte tus comentarios y experiencias alrededor de este tema fundamental para mejorar nuestra educación. 


Archivado bajoDesarrollo infantil temprano y educación inicial, Docentes, Evaluación Etiquetado con:#Education, Aceleracion de aprendizajes, alfabetización, america latina, aprendizaje, Aprendizajes, evaluciones, learning, PISA, progresiones