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Cuando un índice se convierte en brújula: la experiencia del IDEB en Brasil 

October 2, 2025 por Reynaldo Fernandes  Deja un comentario


Pocos indicadores han tenido tanto impacto en el debate educativo de un país como el IDEB en Brasil. Más que una simple métrica, se transformó en una referencia central para orientar políticas, fijar metas y dar seguimiento a los avances en la calidad de la educación básica. En este blog, Reynaldo Fernandes, su creador, cuenta su historia, avances y desafíos, y lo que su experiencia puede enseñar a otros países de América Latina y el Caribe.  

  • El IDEB, creado en 2007, combina aprendizajes y aprobación escolar, y guía metas y políticas educativas en Brasil.
  • Ha mostrado avances en primaria, progresos limitados en secundaria baja y grandes retos en secundaria alta.
  • Los desafíos clave son incluir deserción, mejorar la escala pedagógica e incorporar desigualdad educativa.

El Índice de Desenvolvimento da Educação Básica (IDEB) es hoy el principal indicador utilizado en el monitoreo de la educación básica en Brasil. Creado en 2007, en el marco del Plan de Metas Compromiso Todos por la Educación, su objetivo era un poco menos ambicioso: anclar un sistema de metas educativas. Las metas del IDEB (para Brasil, estados, municipios, redes de enseñanza y escuelas) fueron estipuladas para 2021, con metas intermedias establecidas cada dos años. Aquí presentamos, de forma breve, el diseño de la política y del indicador, sus resultados y las principales propuestas de cambios que se han venido discutiendo. 

La creación del IDEB y de sus metas (y por qué importan) 

La participación de Brasil en la primera edición del PISA-2000 mostró que los niveles de aprendizaje promedio de los estudiantes brasileños se encontraban muy por debajo de la media de los países de la OCDE. Quizás más sorprendente fue el hecho de que PISA mostrara que la élite de estudiantes brasileños tenía un desempeño bastante inferior al de la élite de los países de la OCDE. Así, en el momento de la concepción del Plan de Metas, había una percepción generalizada de que era necesario elevar el desempeño educativo de los estudiantes brasileños. Mientras los alumnos de peor desempeño debían ser priorizados, también era necesario mejorar el rendimiento en todos los percentiles de la distribución. El Plan de Metas surge con la idea de movilizar a la sociedad y a las redes de enseñanza (gestionadas por los gobiernos estatales y municipales) en la búsqueda de este objetivo. 

El temor era que un programa de metas basado únicamente en los resultados de los exámenes pudiera contribuir a agravar el ya dramático cuadro de repetición y abandono escolar en el país. Por ello, el IDEB considera el desempeño promedio (lectura y matemática) en las pruebas del Sistema de Avaliação da Educação Básica (SAEB) —la principal evaluación nacional aplicada periódicamente a los estudiantes en Brasil— e impone una penalización según la tasa de no aprobación de la escuela. El IDEB combina entonces dos elementos: la nota promedio de los estudiantes en pruebas de competencia y la tasa de aprobación de las escuelas. De este modo, el índice refleja al mismo tiempo el aprendizaje de los estudiantes y el flujo escolar, y se calcula para todas las escuelas públicas del país en los tres ciclos de la educación básica. 

La meta nacional del IDEB para 2021 se definió tomando como referencia el desempeño promedio de los países de la OCDE en PISA y considerando una tasa de aprobación del 96%. Para hacer compatibles los resultados de PISA y SAEB, se asumió que ambos exámenes ordenaban de manera similar a los estudiantes brasileños. A partir de esta premisa, se identificó qué percentil de la distribución de notas de Brasil en PISA correspondía al promedio de la OCDE y, con ello, se obtuvo la nota equivalente en el SAEB, que pasó a ser la referencia para la meta del IDEB. En el caso de las metas establecidas para cada unidad escolar y red educativa, se partió del principio de que todos debían contribuir a alcanzar la meta nacional, aunque aquellos que partían de una situación más desfavorable tendrían que mejorar más rápido. Además de la meta final, se fijaron metas intermedias, evaluadas cada dos años. 

El camino recorrido por el IDEB 

En general, el IDEB tuvo una buena aceptación por parte de la opinión pública y sus divulgaciones siempre generaron gran repercusión en los medios. El indicador también llamó la atención de docentes y gestores públicos. Hay evidencias de que los resultados del IDEB son considerados por la población e incluso impactan en la elección de alcaldes. 

Cabe señalar que las metas fijadas para Brasil pueden considerarse cumplidas en la educación fundamental I (equivalente a la primaria, del 1.º al 5.º grado), pero no en las demás etapas. Debido a la pandemia, se consideraron las metas hasta 2019. En la educación fundamental II (equivalente a la secundaria baja, del 6.º al 9.º grado), el resultado se aproximó a la meta. La mayor preocupación ha estado relacionada sido con el desempeño de la educación media (equivalente a la secundaria alta, del 10. º al 12.º grado). No obstante, vale destacar que la proporción de jóvenes que concluyen la educación media aumentó significativamente en el período, lo que puede explicar, al menos en parte, el peor desempeño presentado. 

Los tres desafíos del IDEB 

Dada la importancia que ha asumido el IDEB, era de esperar que recibiera críticas y propuestas de mejora a lo largo del tiempo. En las discusiones sobre la revisión de la política y del indicador, tres desafíos destacan: 

  1. El primero es lograr una interpretación más pedagógica de la escala del SAEB, que se utiliza en el IDEB. 
  2. El segundo es considerar la deserción escolar y a los estudiantes fuera del sistema, lo que el IDEB actual no incorpora. 
  3. El tercero, y más importante, es incluir la desigualdad educativa en el indicador o en sus metas. Las metas del IDEB exigen que las unidades educativas con peor desempeño avancen más rápido, de modo que, si todas alcanzaran sus metas, la desigualdad de desempeño disminuiría. Sin embargo, diversos grupos consideran que eso no es suficiente. La cuestión de cómo abordar más directamente la desigualdad (total y entre grupos sociales) ha dominado las discusiones sobre la revisión del IDEB. 

La experiencia del IDEB es un ejemplo valioso también para otros países de la región: muestra cómo la definición de metas claras, basadas en datos confiables, puede movilizar redes de enseñanza, orientar políticas públicas y ofrecer a la sociedad un parámetro simple y robusto de calidad educativa. En un contexto latinoamericano en el que muchas veces faltan instrumentos consistentes para acompañar la evolución de los sistemas escolares, el IDEB ilustra el papel estratégico que desempeñan los indicadores bien diseñados en la toma de decisiones y en la búsqueda de mayor equidad y calidad en la educación.

 

 ¿Quieres saber más? 

 Descubre la serie especial de Notas CIMA (Centro de Información para la Mejora del Aprendizaje del BID) dedicada al IDEB: 

  • Nota CIMA #32 – Índice de Desarrollo de la Educación Básica (IDEB): qué es y para qué sirve 
  • Nota CIMA #33 – ¿Cuáles son los avances de la educación en Brasil? 
  • Nota CIMA #35 – ¿Cómo afectó la pandemia al aprendizaje en Brasil?  

Este blog forma parte de una serie sobre evaluación. Mantente atento a nuestras publicaciones y comparte tus comentarios y experiencias sobre este tema fundamental para mejorar nuestra educación. 


Archivado bajoEvaluación, Sistemas educativos Etiquetado con:#Education, america latina, aprendizaje, Aprendizajes, educación, IDEB, Latin America, PISA, SAEB