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Por Suzanne Duryea.
La probabilidad de que quien es testigo de violencia parental durante la niñez repita la historia como adulto es alta. Se cree que las generaciones de mujeres más jóvenes, con niveles de educación más alta y acceso a información, tienen más probabilidades de romper este ciclo. Pero en la práctica, ¿sucede eso? El más reciente Pulso Social en América Latina y el Caribe 2017, una nueva publicación del Banco Interamericano de Desarrollo, responde a esta interrogante.
Con base en el módulo sobre violencia doméstica cuidadosamente recopilado por las Encuestas Demográficas y de Salud (DHS, por sus siglas en inglés), estimamos la probabilidad de repetir la violencia física en la pareja entre generaciones (conocida en la literatura económica como P-IPV, acrónimo en inglés) en seis países con datos disponibles: Colombia, Guatemala, Haití, Honduras, Perú y República Dominicana. Nuestro análisis se centra en las mujeres porque el módulo de violencia doméstica solo aplica a mujeres. En pocas palabras, analizamos la probabilidad de que una niña que vio a su padre golpear a su madre, sea agredida físicamente por su pareja al convertirse en adulta.
¿Qué encontramos?
La posibilidad de que una mujer adulta experimente violencia física por parte de su pareja es, en promedio, 12 puntos porcentuales más alta si fue testigo de violencia física perpetrada hacia su madre. Es más, actualmente es probable que las mujeres repitan patrones de violencia familiar tal y como lo repitieron las mujeres que nacieron décadas atrás. Sea que haya nacido en 1990 o 1970, presenciar P-IPV en la familia durante la niñez predice el mismo riesgo de experimentarla posteriormente. En otras palabras, el efecto que tiene la violencia intrafamiliar durante la niñez por generaciones prácticamente permanece sin cambios.
En América Latina y el Caribe, es probable que las mujeres de hoy repitan patrones de violencia familiar tal y como lo hicieron las mujeres que las precedieron.
¿La educación de las niñas puede romper ese patrón?
Estudios como el de Bassi, Busso y Muñoz (2017) destacan cambios positivos en la educación de las mujeres en las últimas décadas, incluyendo un mayor número de años de escolarización que en los hombres. Pero la evidencia sugiere que, si bien la educación importa, no es la panacea si hay un legado de violencia familiar. Aunque haber completado la educación secundaria reduce la probabilidad de una mujer de experimentar P-IPV entre 5 y 10 puntos porcentuales, la educación superior en general no cambia la probabilidad de repetir patrones dentro de la familia. En Haití, Honduras, Guatemala y Perú, la posibilidad de repetir la experiencia de las madres es relativamente igual, independientemente de si la hija completó la educación secundaria o no.
Para Colombia y Perú, además, pudimos extender nuestro análisis a la repetición (persistencia) del castigo corporal severo por parte de las mujeres. Las encuestadas que declararon haber sido golpeadas por sus padres o haber golpeado a sus hijos como un método de disciplina fueron clasificadas como personas que aplican castigo físico severo. El análisis permitió calcular que, si uno de sus padres usó ese método con ellas durante la infancia, la probabilidad de implementar ese mismo método disciplinario durante la adultez aumenta en 20 puntos porcentuales en Perú y 25 en Colombia. Es decir, al igual que en el caso de la violencia infligida por la pareja, no encontramos una reducción en la probabilidad de replicar el castigo físico severo en las generaciones más jóvenes de mujeres en comparación con las generaciones nacidas décadas atrás.
Proteger mejor a las niñas (y niños) de la violencia doméstica es urgente
La inercia documentada en los patrones de violencia doméstica intergeneracional sugiere que las amplias mejoras sociales probablemente no serán suficientes para cambiar estos patrones, y por tanto representa un llamado a la acción urgente. Tradicionalmente, gran parte de la discusión sobre las formas de eliminar la violencia contra las mujeres, fecha que se conmemora cada año en el mes de noviembre, tiende a girar en torno a los adultos, pero es claro que el combate a la violencia contra las mujeres comienza desde la infancia.
Los efectos negativos de la exposición a la violencia durante la niñez, que resultan posteriormente en consecuencias como comportamiento antisocial y afectaciones en la salud, han sido ampliamente documentados. Es hora de enfocarse en políticas efectivas dirigidas a familias vulnerables, como son los programas de visitas domiciliarias y los programas de crianza para padres, que ayuden a romper el ciclo.
¿Conoces prácticas en tu país que sirvan de ejemplo para la región? Cuéntanos en la sección de comentarios al final de este blog post o sigue la conversación sobre el #PulsoSocial en @BIDgente en Twitter.
Legado familiar: ¿rompemos el molde o repetimos patrones?
El documento analiza la repetición de comportamientos sociales y condiciones económicas entre padres e hijos y describe las tendencias de un conjunto de indicadores sociales clave a lo largo del ciclo de vida en América Latina y el Caribe.
Suzanne Duryea es Economista Principal en el Sector Social del Banco Interamericano de Desarrollo.
Rosa Chávez Cárdenas dice
Históricamente se ha responsabilizado a los hombres de violentos y a las mujeres como victimas. En más de 20 años de trabajo como Psicóloga sistémica, me doy cuenta como bien lo afirman en el artículo que a pesar de los estudios universitarios o la condición social siguen repitiendo modelos de comunicación donde impera la violencia. Es un hecho las mujeres necesitan trabajar de manera terapéutica en su autoestima, y los hombres aprender a comunicarse verbalmente para no perder el control, tomar consciencia de los modelos de aprendizaje y la “compulsión a la repetición” Otro factor, en México están reforzando la palabra “violencia”, en lugar de llamar agresión. Considero que como dice la Pedagogía “todo aquello que quieres que desaparezca ignóralo, lo que quieres que se siga repitiendo, motívalo o premialo” . Veo con tristeza que no estamos avanzando, en lugar de equidad de género nos polarizamos, se está reforzando el modelo: hombres contra mujeres y las mujeres contra los hombres. Necesitamos modelos de educación en donde hombres y mujeres nos complementemos, no de competencia
Trinidad dice
La violencia familiar es cíclica, por eso es urgente implementar programas de asistencia educativa a los papás y mamás para romper este vicio y de esa manera criar nuevas generaciones con menos influencia negativa, porque, claro está, no se va a lograr de una generación para otra, pero, al menos se irán colocando las primeras semillas.
Nidia Montenegro dice
Es preocupante la violencia que se esta viendo contra los niños, niñas y mujeres en mi país Colombia, este es un país machista que creo que no se le presto atención a ese tema y a la fecha estamos viendo las consecuencias, personalmente viví en un hogar donde había violencia intrafamiliar, fui victima de esa violencia, por eso salí cuando tenia 15 años de mi hogar, pero eso hizo que pensara diferente, no permitirle a nadie que me maltratara, ni en los trabajos ni a mi pareja, me separe rápido de el y me quede con mis hijos, no fueron mal tratados porque me parecía horrible la violencia contra ellos, si los corre ji y son dos excelentes personas, no termine de estudiar la secundaria, pero si creo que es urgente que los Gobiernos implementen desde las escuelas y colegios educación especial para que los niños y niñas crezcan en ambientes tranquilos sin violencias, pero también se debe implementar para los padres y madres un especie de talleres de convivencia en familia para que aprendan a arreglar las diferencias sin llegar a la violencia, para que no dañen la tranquilidad de sus hijos con la violencia psicológica, en uno de los comentarios leí que visitas domiciliarias,estoy de acuerdo desde salud enfocar el tema de las violencias,seria una manera de llegarle al entorno familiar, las violencias también generan la separación de las parejas, buscar diferentes estrategias para ir corrigiendo a futuro porque esta violencia lleva muchos años, en mi país la violencia sexual contra menos y las diferentes violencias nos llevan a ocupar puestos vergonzosos, parece que no tuviéramos Autoridades, se dice que se han implementado estrategias pero el impacto no se ve, esto también tiene que ver con el incremento de las diferentes patologías de salud mental que sean incrementado, de hecho muchas veces cuando alguien comete un crimen sale rápido de la cárcel porque alegan que padece un trastorno mental, esta es una enfermedad que no se le atendió a tiempo y a la fecha no hay atención adecuada ni prevención y seguimos con las violencias.
Fausto Hernandez dice
Exelente, los felicito a todos. Gracias por compartir conocimiento y experiencias propias.
Catherine castaño dice
Buen articulo, no obstante, hay situaciones que complejizan las relaciones humanas al interior de un hogar. Les invito a que conozcan mi experiencia personal de Violencia Intrafamiliar: https://interviniendo.com/newBlogPost-CzYnU1wWpFL
Hernan dice
En mi infancia viví en un hogar disfuncional en dónde habían situaciones de maltrato y hoy en día tiendo ha permitir y dejar que los demás desidan por mí me cuesta salir de ese ciclo en el que me encuentro tengo esa compulsión a la repetición de estar en lo mismo mi correo diazgerman506@gmail.com